11 de marzo de 2009

PAUL REBEYRROLLE / TORTURA


De esta figura atada y torturada que está envuelta en sábanas sangrientas y arrugadas que como sudarios cubren el cuerpo roto de lo humano, ha escapado el alma para hacer más cruel el castigo, que así ya no cuenta con un testigo pregonador de la ignominia.


Paul Rebeyrolle, artista francés, transforma la expresión en un instrumento plástico al servicio de la denuncia, para que lo vivo siga estando vivo aunque ya lo hayan matado alevosamente. Si de acuerdo con Nietzsche la vida es una obra de arte, Paul la convierte en un nuevo infierno, fruto de una estética del sufrimiento que ha evolucionado desde siglos atrás.


Y ésta es una progresión que crea verdad en la pintura aunque su presencia, quizás, no es absoluta, según lo afirmado por Derrida, pero en su forma, tal como la concibe él, repleta de fuerza y de convicción, alcanza un impacto visual rotundo.


Es una imagen que carece de elaboración y hasta de pensamiento porque en el proceso de su creación hay rabia, desesperación, pasión, angustia y desaliento, factores inherentes, entiendo yo, cuando de la condición humana y su destrucción se trata.


Naufragamos en mar de arena para que el sol estigmatice nuestras pieles y nos clave sus marcas de fuego. Tal vez con ellas en nuestro interior seamos capaces, mi amigo y pintor cubano Humberto Viñas y yo, de reunir el valor de matar a nuestra sombra. Aunque el malecón siempre tratará de arrebatarnos el escudo que nos haga invencibles e invisibles.


10 de marzo de 2009

TOMÁS SÁNCHEZ / PAISAJE PARA FLUIR


Decía Hubert Damish que se debería pensar con la obra de arte, preguntándole cuestiones de índole filosófica o general, pues es entonces cuando, frente a las mismas, aquella revela sus ideas.


Pero no es un acto intelectual el que me acerca a esta obra, es una intuición que me está contando visualmente un secreto, el de que un paisaje es el panteísmo que celosamente estaba agazapado en mi interior, en mi propio yo.


Los horizontes, campos y árboles del artista cubano Tomás Sánchez tocan lo sublime, celebran lo intangible de lo tangible, y son arias dedicadas al canto de una naturaleza que está constantemente creciendo, renovándose, eternizándose en un cosmos hecho a su medida.


Nosotros, los hombres, demasiado enanos física y ontológicamente, hemos de abstenernos de pisar y profanar estas extensiones, de poblarlas con nuestras ruines miserias, aceptando que la placidez sea su infinito para que podamos seguir contemplándolas ilimitadamente.


El malecón, este amanecer, es una triste criatura que no deja de contemplarse en su propio espejo. Mi amigo y pintor Humberto Viñas y yo, intrigados, nos acercamos hasta colocarnos delante de él. Cuando nos vimos reflejados fue tal el horror que salimos huyendo en pos de una botella de ron que apaciguase nuestra sed de pesadumbre.

Pintura Cubana: A proposito de Tomas Sanchez

Pintura Cubana: A proposito de Tomas Sanchez

Lápiz y nube: Fragmentos de una entrevista al pintor Tomás Sánchez

9 de marzo de 2009

JACK LEVINE / EL PRISIONERO


Ésta es una obra del artista estadounidense Jack Levine que al contemplarla ni nos desconcierta ni nos sorprende, sino que hiere nuestro imaginario con múltiples y dolorosas evocaciones y nos emociona por una significación que tenemos muy presente en la vida que nos aborda a diario.


La mirada queda prendida de esa celda negra de la que emerge el lado humano de lo sombrío. No hay esperanza ni tiempo para ella, es el momento de la extinción amordazada de la víctima.


¿Cuándo Norman Bryson define a "la pintura como un arte compuesto no sólo por pigmentos aplicados sobre una superficie, sino por signos en un espacio semántico" se refiere a este prisionero? ¿O es un acto de rebelión contra las normas artísticoestéticas y sociopolíticas al uso, tal y como lo plantea T.J.Clark?


Por mi parte creo que es el resultado de una realidad testimonial que merced a su honda factura plástica alcanza cotas de una belleza imperecedera en una línea continuadora de lo goyesco.


Mi amigo y pintor Humberto Viñas me declara contrito que sigue de tragedia en tragedia, que es un ángel que delira y al que le sobra todo excepto el malecón de su Habana querida. Aún quiere soñar pero hay demonios que acechan en cada tranvía, por eso pinta en sus cuadros alas, alas para volar que no para emigrar, alas para crecer. Y también barquitos de papel para montar en ellos gratis y pasear, pues a nadie le importan las pateras, sólo las balsas para cruzar el mar en la dirección del viento.


5 de marzo de 2009

RICHARD LINDNER / ¿REFERENCIAS NECESARIAS?


Clive Bell nos habla de la "forma significante" como requisito para la consideración de la obra de arte, cuya naturaleza brota de atributos puramente formales: la línea, el color, el espacio pictórico y la textura.


John Berger afirma que el arte es un proceso por el cual es necesario ver las obras de arte liberadas de toda la mística que las rodea en cuanto objeto de propiedad. Sólo así se hace posible verlas como testimonios del proceso de su propia ejecución y no como productos; verlas en términos de acción y no de logro acabado. Asimismo, plantea que la pintura al óleo está particularmente indicada para la representación de la propiedad privada.


Pierre Bourdieu considera que hay una mirada inocente atribuida a los trabajadores y campesinos y una actitud estética propia de la alta burguesía.


Siempre nos encontramos que estas referencias conservan aspectos que pueden orientarnos en el mundo del arte pero no son decisivas para nuestras determinaciones en el orden plástico o estético, al que afronto desde una perspectiva de la intuición, de la emoción, de la educación y la contextualización de la mirada.


Y como ejemplo, esta obra del alemán Richard Lindner, internado durante diez años en un campo de concentración nazi, que incorpora elementos renovadores de una iconografía que postula la impostura de la sofisticación cuando nos devuelve nuestra mirada en el espejo.

JOAO DO CARMO / DESCIFRAR

Ante estas dos obras del artista portugués Joao Do Carmo podría decir lo que afirmaba Jean Baudrillard: "el mejor discurso sobre un cuadro sería un discurso en el que no hay nada que decir, que sería equivalente a un cuadro en el que no hay nada que ver".

Pero yo no sufro de esa desilusión radical de la que habla, al contrario padezco la adicción del que sigue queriendo ver.


Y así, ante dos trabajos de este pintor, uno de los cuales está afortunadamente en mi poder, te queda en la mirada otra dimensión y emoción con la que encarar el imaginario visual.


Pues estamos ante el desarrollo de una pintura de máscaras, seres deformes, apariencias antropomórficas, en las que se advierte una percepción del dominio, del poder, de una antinomia cruel de lo humano y su arquetipo, de la brutalidad de nuestro propio sufrimiento.


El vigor y reciedumbre de las formas no admiten pérdida, y las gamas cromáticas que las fijan y definen lo hacen con la sumisión de lo que converge en una misión irredenta e iconográfica como la que él está construyendo.


Hoy veo a mi amigo y pintor Humberto Viñas leyendo en el malecón. Me cuenta que es una imposición de éste a la que no ha podido escabullirse. Se trata de un libro que es una apología sobre las virtudes que adornan a este dios de piedra, entre ellas la de ser un héroe romántico forzado a cometer el mal, por nostalgia de un bien imposible (Albert Camus). El autor es anónimo y posiblemente pagado con la salida al exilio.

4 de marzo de 2009

MARTÍN PÉREZ IRUSTA / LO VISUAL


Decía Rudolf Arnheim que el lenguaje y las imágenes son modelos equivalentes en la actividad que llamamos pensamiento, lo cual sugiere que las personas pensamos "visualmente".


Por lo tanto, cuando contemplamos esta obra del joven artista argentino Martín Pérez Irusta es el momento en que la reflexión, a partir de nuestro propio bagaje cultural, toma parte activa en desentrañarla, si bien considero que se produce pasado el instante inicial en que fugazmente se da la aceptación o el rechazo. O un simple ensimismamiento dubitativo.


Es cierto que los cuadros incorporan elementos de significación muy saturados, densos y complejos, que exigen ese esfuerzo de cavilación visual, pero también es obvio que ese potencial de posibilidades no son estrictamente necesarias para su comprensión nuclear. Ni siquiera lo pretenden.


En este caso concreto, esta obra tiene unas connotaciones plásticas que dejan abierto el planteamiento sobre su culminación, lo cual la hace más fértil en los confines de nuestra introspección, sin que ello constituya un juicio de valor sobre la misma, que en última instancia depende de la singularidad de cada espectador.


Gracias a los duendes insomnes caribeños, el malecón ha tomado un giro inesperado. Recibe sembrado de flores a sus habitantes de la noche, les permite promesas eternas, gritos de libertad y les bautiza con el ron negro que oculta en su cripta. Pero calla la proximidad del amanecer sombrío que les espera.

2 de marzo de 2009

MANUEL VIOLA / ABSTRACCIÓN Y MUNDO


Paul Klee nos dejó en su diario las siguientes anotaciones:


"Cuanto más espantoso es el mundo (como hoy, precisamente) tanto más abstracto el arte.....Abandonemos estas zonas del más acá para construir por encima de ello un más allá en el que todo pueda ser afirmación. Abstracción".


Es decir, la abstracción es una interioridad que se manifiesta con un nuevo espíritu, aquél que ha de levantar un mundo sobre otros principios estéticos y plásticos.


Y Manuel Viola, parece que haciéndose eco de ello, recoge en su obra el fuego y el estallido de ese espíritu recobrado, a través del cual, liberándolos, permite que se desparramen en vuelos fugaces, que deletreen vientos ignífugos, que tracen una tesis de como plasmar la reivindicación de una lengua que tiene un pincel que fermenta impensables oasis de armonía.


Eduardo Subirats dice que "la abstracción hunde sus raíces en el suelo de la destrucción, de la cual pretende evadirse como su contrario, como el portavoz excelso de una nueva positividad". En ese caso, este artista sería uno de sus paradigmas.


Mi amigo y pintor Humberto Viñas lleva a unos clientes libaneses al malecón y ya en él les pregunta si quieren sueño o realidad en las obras que le han encargado. Ellos le contestaron que ni uno ni lo otro, únicamente deseaban un mar antillano que no contuviese restos de odio ni de sangre.


26 de febrero de 2009

ADRIANA VAREJAO / CABEZAS


Cabezas, un pie, una mano, un torso, colgados de unos hierros de carnicería, como si fuesen un muestrario de venta; y esta chacinería, con sus zócalos blancos, vírgenes, algo manchados de rojo, compone una orla ensangrentada de despojos humanos.


Adriana Varejao, artista brasileña, a través de esta visión cruel e implacable, reivindica la señas de identidad de un pueblo, de una nación y hasta de un continente, castigados por una interminable tragedia.


Lo hace sin eufemismos, extrayendo sus recursos de una estética del sufrimiento y de un tiempo cargado de dolor, muerte y violencia. También de injusticia.


Y lo sintetiza en la fisonomía plástica de una acción atroz que integra y expone como una escena cotidiana que aparece ante nuestros ojos con la naturalidad de la vida rutinaria del día a día.


Al amanecer el malecón se vacía de criaturas que ya han agotado el destino de la noche, ínfimo y salobre, con la esperanza de la nocturnidad siguiente en la que desear lo que ya se fue o todavía no ha llegado. Pues ése es el ron oscuro que queda por beber.

25 de febrero de 2009

ORLANDO BOFFILL HERNÁNDEZ


Recupero a mi amigo y pintor cubano Orlando Boffill Hernández porque además de que siento una gran predilección por la plástica cubana y sus a menudo sufridos creadores, él es un gran exorcista para mis propios demonios.


De este artista ya he tenido ocasión de hacer una reflexión sobre su trabajo y ahora continúo dado el alcance del mismo, que no está lejos de darse a conocer en una muestra personal en Alemania.


Orlando consigue que a través de la fascinación de una pintura lúdica, rigurosamente lineal y geométrica, veamos una vestidura de signos y significaciones que se enraizan en una problemática de orden cerrado, cual si fuese una jaula en la que se encerrase un cierto aliento o un determinado hálito de vida: el que esos anónimos personajes representan.


Todos los elementos del lienzo están aprisionados y por eso mismo su inmovilidad les obliga a estar ensimismados e inmóviles, obligando al espectador a penetrar en esa trampa que mediante la armonización y planos cromáticos se le está tendiendo.


Por lo tanto, pintura figurativa y geométrica pero tan formidable como un relieve egipcio, que aparentemente está simplificada, esqueletizada, pero cada línea, forma y color se fusionan y descubren una esfera de símbolos que le proporcionan el pathos que necesita.


Y sin duda, hay magnetismo, sabiduría escénica y fibra pictórica en un imaginario que espero que nunca deje de conmovernos y sorprendernos.


Orlando Boffill, Humberto Viñas y yo nos reunimos en el malecón para intercambiar formas y después reunirlas. Fueron tan diferentes y nosotros tan incapaces que decidimos que fuesen ellas las que dictasen sus contornos, sus sombras y sus luces. Al final las tuvimos que destruir porque en el arte de pintar nunca podríamos igualarlas. Y seguimos bebiendo ron y admirando mulatas de piel rosada en el rostro y negra en el vientre.

24 de febrero de 2009

GEORGIA O´KEEFFE


Escribía Enrique Wölfflin que "hay en la forma una virtud de despertar la visión y obligarla a que abarque de una vez lo múltiple, no pudiendo apenas librarse de esa virtud el espectador más remiso. Merced a ello se sentirá repentinamente más animado y como convertido en otro sujeto".


Y ello es cierto casi siempre cuando nos situamos ante una obra como ésta de la artista estadounidense Georgia O´keeffe, cuyas obsesiones eran mudar en magia de vida las flores y el desierto.


Para ello desangró la pureza hasta la última gota, transformó el pigmento hasta que fuese un instrumento dócil de ellos, tal que símbolos, y fuesen los que impusiesen al mismo su catarsis.


Y así esta pintora recobró de estos elementos una plástica poética que se agarra a la tierra yerma por descubrir, al espíritu que la gobierna y a la evocación que nos convierte en observadores con una nueva mirada.


Ella ya nos ha dejado pero nos ha quedado su mensaje para que nuestros ojos vean más allá de ese desierto de huesos y fósiles.


Mi amigo y pintor Humberto Viñas se aparece y desaparece, se encierra y se desencierra, vive y malvive, pinta y despinta, maleconea y desmaleconea. ¿Existe y no existe? Ni los dioses yorubas lo saben.

23 de febrero de 2009

GERMAINE RICHER


Nuestro imaginario acumula fenómenos, hechos, emociones, trascendencias y fantasías. Pero la artista francesa, Germaine Richer, descubre en él híbridos, mutantes, criaturas con las que repoblar nuestra imaginación, tan carente de referencias de quimeras o prodigios en una sociedad maltratada por la violencia o la necesidad.


Sin embargo, estos seres, por medio de esta escultora, se han conjurado para hacerse visibles, no como una amenaza, sino como una ficción cercana a nuestra más íntima realidad.


Quizás incluso hayan estado detrás de nosotros y no los hayamos mirado, quizás sean vivencias o experiencias que no queremos dejar salir, pero el caso es que existen, tienen forma y pueden expandirse hasta formar parte de nuestras elucubraciones más insospechadas.


Sus comunicaciones, parece lógico, no son fáciles de aprehender pues guardan un lenguaje inasequible al tiempo, lo cual no es óbice para que su exhorto a ser comprendidos como mensajeros y portadores de un bien artístico quieran hacerlo público. Y verdad que lo han conseguido.


Hay carteles funerarios iluminados por antorchas por todo el malecón. Mi amigo y pintor Humberto Viñas me dice que son en homenaje a las sirenas que han equivocado el rumbo y han muerto contra las escolleras y arrecifes. Como no podemos rezar, brindamos por ellas con un ron triste y fatigado. Habrá que seguir naciendo para desagraviar tantos duelos por el mar.

22 de febrero de 2009

LOUISE NEVELSON


La familia de la artista ucraniana Louise Nevelson era comerciante en madera, de ahí su afinidad íntima con la misma para erigir su obra sobre una base que fuese contraria a la consideración de este material como mero elemento de uso.


Ella misma se expresaba así:


"Yo recogía pedazos de madera por las calles, maderas viejas llenas de clavos y todo tipo de cosas.Pero cuando una lo piensa bien, seguro que la gente adinerada va a invertir en materiales caros. Además, la mayoría de la gente ya no vive en casas, sino más bien en escaparates, en salas de exposición. Por lo tanto, jamás van a adquirir madera vieja y apreciar su auténtico significado".


Efectivamente, de la madera pueden surgir y surgen rumbos imprevistos, concomitancias insólitas, significaciones insospechadas y muros en los que gravitan formas nunca vistas.


Es lo que hace esta escultora en esta obra, no soslayar la aventura que se le promete, la indagación plástica que cada pieza le ofrenda, hasta culminar un altar que narra la pasión vital de un lenguaje compuesto de múltiples tallas en el que se observan las distintas etapas de una transformación.


Y lo contemplamos como un icono con entidad propia, con una naturaleza recobrada más allá de la simple instrumentación en que le habíamos convertido. La madera, entonces, encuentra el alma de sí misma.


Mi amigo Humberto, en estas noches tan tristes, anda en devaneos por el malecón. Intenta captar la esencia de lo lascivo palpando granitos de ébano rosado en esa oscuridad, aunque lo más probable es que acabe acariciando otros órganos de roca y no precisamente de viento. Y eso le pasa por ser virgen todavía, pues únicamente es concupiscente con las nereidas que pinta en sus lienzos.

19 de febrero de 2009

FROILÁN LEÓN OROZCO


Tal como titula Anatole France a uno de sus relatos sobre los dioses, Froilán León Orozco, amigo y joven artista español, tiene sed de una pasión incontenible, que se refleja en esta síntesis de vida y pintura, de mundo personal e historia familiar, de soledad, poesía y existencia.


Los distintos planos que conforman la tela revelan un desarrollo autónomo al mismo tiempo que integrador, ambos perfectamente válidos para hacernos ver la singular progresión unitaria surgida de la tierra, de la raíces de lo telúrico, dentro de un universo fantasmal en el que las dos figuras centrales son la aplastante realidad que une las sendas trazadas, como una foto de familia que ha encontrado la dimensión exacta donde vivir y crear.


Esta síntesis plástica armoniza una plataforma de lineas y colores que conjugan un implacable espejo por el que se desplaza nuestra vista en aras de descubrir un misterio que está y quedará profundamente oculto, pues así ha de ser.


En resumen, es una pintura a contracorriente, de gran serenidad, extraordinaria, de vivos acentos líricos y de legítimas metamorfosis.


Hoy dejo dormir a mi amigo y pintor Humberto Viñas en el malecón. Le ha despertado el deseo de encontrar en el sueño la clave que da sombra a su pintura. Yo creo que sería mejor el ron.

JOSÉ MANUEL BROTO

Ya no hay signos de representación, el parecer se manifiesta como un ser que se ha deconstruido para aparecer más, ser todo lo que plásticamente no ha sido.

José Manuel Broto, artista aragonés de extensa y dilatada singladura, siempre ha cifrado su filosofía pictórica en la exploración de la masa cromática para extraerle el recóndito flujo que informa su naturaleza.

Nunca se ha detenido, simplemente ha contemplado y escuchado el murmullo del agua, la ferocidad del fuego, el silencio de la piedra, el monólogo del pigmento, la angustia de la luz.


Y ha tanteado, indagado y percibido, y a medida que lo iba hallando nos iba transmitiendo el misterio envuelto con una claridad que irradiará para siempre.




Mi amigo y pintor Humberto Viñas me envía la imagen abstracta de un malecón hospitalario en un día de luminosidad fuerte, de mar intensamente azul y de canto sublime. Ha querido engañarse a propósito con una belleza que no existe y con la magia del que ha perdido la mirada.










18 de febrero de 2009

JOSÉ HERNÁNDEZ

Busco a mi amigo y pintor Humberto Viñas entre estos espectros hasta que al final lo encuentro. Mientras los mira, en la fortaleza del Morro dibuja las ninfas marinas del malecón a las que les pide ayuda para atravesar este océano de sentimientos derrotados y le eviten ser un barco hundido más en esta bahía habanera que desguaza traiciones llenas de inocencia.


José Hernández, artista nacido en Tánger, pinta para noches de insomnio, para días lúgubres, para momentos en que nosotros mismos avizoramos monstruos en nuestro interior que están en perpetuo alerta.


Es un pintor de densidades oscuras, de celdas habitadas por el retorno de la pesadilla, de fiebres mal curadas o epidemias cuyos enjambres ponzoñosos nos hostigan con denuedo.


Obra de perfecciones sombrías -de las más originales que se hayan dado a conocer en este país-, de pensamientos plásticos hechos de la viscosidad feroz del corazón, intimida y fascina, y al estar creada con hechizo, hipnotiza y arrebata.

14 de febrero de 2009

ART MADRID

Visito otro año más Art Madrid en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. La repetición de las mismas caras de otras temporadas no es óbice para el deleite y la emoción ante sus obras. Me volvieron a impresionar y subyugar Bengt Lindström, Feito con el fuego y la noche, Ciria con sus relámpagos sonoros, Stefan Hoenerloh con sus ciudades de almas muertas, Pedro Txillida, con sus cuerpos hallados y sus esculturas de fuerza que esperan otro tiempo, Millares y Antonio Saura, fantásticas coordenadas secretas, Genovés con su humanidad perdida, y muchos otros que me perdonarán que no cite.

Y alguna sorpresas, pocas, o a mí así me lo pareció, lo cual no es impedimento para mi error, del cual pido disculpas por anticipado. El portugués Cruzeiro Seixas tiene la virtud de continuar lo que parecía ya agotado, Lucio Muñoz siempre me ha asombrado por esa alquimia de la que era poseedor, Mariano Villalta, un auténtico descubrimiento, el paisaje de Juan Díaz, el diagrama de una inmensidad, Karen Appel, el resorte plástico imprecindible, y Broto y José Hernández, este último el pintor de una realidad sin opciones.

Y por último, los que contemplo por primera vez en este espacio, el asturiano Luis Fega, con sus nubes de paradojas imposibles, Martín Alén, una conciencia plástica en plena ebullición, Didier Lourenço, con sus rostros sacros y José Luis Alexanco, con esos signos en que lo oriental y lo occidental conforman una ornamentación febril.

Hasta aquí he llegado, le digo a mi amigo y pintor Humberto Viñas, marginado de estos circuitos de comercio artístico porque no es más que un cubano exhausto que sólo pinta cuando tiene un malecón recibiendo despojos de naufragios pasionales, cuyos vestigios de sombras rescatan alguna luz entre el crepúsculo tardío y el alba noctámbula.



12 de febrero de 2009

LAWRENCE STEPHEN LOWRY


Un paisaje para ver palpando con ojos escrutadores y visionarios, para extraviar los dedos en el roce de esas epidermis que reclaman carne lasciva y ansiosa por engendrar.


Un paisaje con el reflejo del azul amanecido anidado en el rostro del que camine por él.


Pues tales montañas elípticas se han erigido para guardar las fronteras de lo que conserva la plasticidad de la materia viva y el espíritu de un dios que desde lo más alto denuncia la impostura de lo más bajo.


Lawrence Stephen Lowry soñó este paisaje, le dio forma sin pensarlo para no racionalizarlo, lo preservó de rutinas y ornamentos y después lo dejó como una verdad reducida. Y así se manifestó tal cual es.


Hoy, acompañado de mi amigo y pintor Humberto Viñas, le digo al malecón que no hay nada sabido que no se haya vivido en la experiencia y no esté ligado a la certidumbre de uno mismo, y esta certidumbre, esta subjetividad irreductible, seductora y absoluta es la prueba irrefutable de que el todo no funciona. ¿De dónde me han venido estas palabras?


11 de febrero de 2009

JULIO PACHECO RIVAS


Envueltas en una atmósfera limpia y luminosa, aparecen unas estructuras y construcciones que se configuran como los iconos de un cosmos inédito, el cual no necesita a ninguna humanidad para proclamar su investidura.


Ése es el lenguaje de Julio Pacheco Rivas, artista venezolano, renacentista del siglo XXI, que pinta, con una gama cromática acariciadora y seductora, una ficción plástica de futuro entre lo fantástico y lo racional. Orden, fantasía, rigor, geometría, que contemplamos como una aventura de la mirada que penetra en la disolución del sujeto a cambio de una consagración del objeto, pues dentro de éste hallamos la topografía de lo que somos.


Mi amigo Humberto Viñas lee a Kavafis para reencontrarse consigo mismo. Trae su poesía hasta el malecón, recita sus versos en voz alta a fín de que el mar insolente le escuche, pero al final son los habitantes de la noche los que le oyen y repiten su declamación hasta quedarse sordos. No quieren sentir la impotencia de la carne, esa ansiedad imposible de que sea libre de vivir y morir.

10 de febrero de 2009

SHERRIE LEVINE


Sherrie Levine, artista estadounidense, planteó su trabajo sobre la base de que el lenguaje artístico había sido desarrollado por las figuras de culto masculinas de la era moderna. Hablaba del complejo edípico en la conexión entre los artistas actuales y los de otros tiempos. A ellas únicamente les quedaba un lenguaje prestado y carente de apreciación.


Sobre esas premisas desarrolló el concepto de "appropriation art", del que fue su máximo representante,que giraba en torno a la desmitificación y deconstrucción de la idea de autor, original y originalidad.


Con esta obra, "Después de Joan Miró", Levine comete un crimen pasional, lo que no reconocerá nunca, pues incurre en el desliz que trata de denunciar: el de una originalidad que se hace presente y además se transforma en leyenda.


Considero que el juego del arte no tiene sexo ni condición, son multitud de espejos en los que se observa la múltiple genealogía de la expresión estética y humana,siempre con el retorno a nuestro propio yo, sea el que sea, con el fin de recuperar su naturaleza vital, un tanto narcisista y fetichista además.


Por eso, "Después de Joan Miró", hay y habrá otros Miró, cuyo estilo sea el mundo que construyó para nosotros y cuya sintaxis sea la proyección que no pudo culminar. Y aunque sea una copia aparente, tiene la legitimidad de serlo en otro contexto, realidad y tiempo, de los que asimismo es su manifestación.


Mi amigo Humberto Viñas y yo dialogamos sobre la luz de la bahía habanera, y nos fijamos en que está perdiendo grosor, tanto que no sabe como este anhelo de vida plasmarlo en el lienzo, pues necesita mucha luminosidad para contrarrestar la sombra de soledad de los habitantes mudos del malecón, que nunca se han visto tan escasos de escuchar cantos de especies en extinción.

9 de febrero de 2009

TRACEY EMIN


El sujeto sale de sí y nos deja la sustancia, que es su lecho. Se representa en la crudeza de lo vivo inerte que quiere ser verdadero, incluso lo es, mediante una supuesta metafísica de la ausencia. Aunque también puede ser el propósito de un narcisismo que ha dedicado toda su biografía a buscarse y descubrirse, a exhibir lo íntimo ante lo público impúdica y provocadoramente.


¿Puede, asimismo, ser un pasado o presente, un otro yo del que desea desprenderse porque en él anida la desesperación y el fracaso? ¿Es una obra fruto de un impulso por dejar huella de los errores y desaciertos cometidos?


Lo que es indudable es que esta instalación de la artista británica Tracey Emin ofrece un desencanto bajo un prisma poético de desolación, angustia y soledad, y no oculta el discurso metaliterario que subyace y que le permite más versatilidad y hondura en la significación que puede tener para el espectador.


Aún así, la sinceridad de su mundo depara dudas e incertidumbres en su condición estética en lo que al soporte elegido se refiere.


Mi amigo Humberto duerme todas las noches en el vientre del malecón. Allí se acurruca y dejar pasar las horas hasta el alba en continuo diálogo con un dios cruel que nunca ha conocido la piedad. Le pide una libertad inútil para ser y estar de nuevo. Yo intento sacarle de ese agujero, convencerle de que su único hálito es volver a tomar el rumbo del lienzo, de la tela o la madera, pero él sólo piensa en la piedra, en hundirse hasta el fondo de ella y matar la sombra que le condena.

8 de febrero de 2009

PANCHO QUILICI


Hay paisajes que son memorias recicladas en otro orden del tiempo, en la textura de una edad virgen o en la piel de una era enterrada con vida. Pancho Quilici, artista venezolano, nos ofrece uno que aureola con los signos palpables de los que parte para construir el vasto panorama central.


Nuestra mirada, arrastrándose desde abajo, se detiene en esa amplia perspectiva que conjuga restos urbanos con una tierra plana y un cielo navegante que se extienden ilimitadamente. El río es el lazo de unión entre ambos polos y el puente la línea de comunicación entre lo interior y lo exterior.


Conforta y sosiega esta definición plástica que abreva en el logro de generaciones anteriores de pintores que han perfilado horizontes en los que la no visibilidad de la figura humana lo hace paradójicamente más nítido, más concreto y pacífico.


El paisaje es una búsqueda de sí mismo a través de un mediador que lo sepa interiorizar y comprender de cara a impregnarlo de la grandeza que demanda, sin escatimarle esos rasgos de misterio que nunca deben abandonarle.


Mi amigo Humberto me confiesa que se siente un mar muerto lleno de sentimientos hundidos. Una sensación de fracaso le recorre el alma y una emoción desgarrada el cuerpo. Ahora toma el lápiz y dibuja unos rostros borrosos que después han intentado susurrarle de que es imposible resucitar lo invisible pero que todavía queda lo visible aunque hay que acertar a descubrirlo.

5 de febrero de 2009

KATHARINA FRITSCH / RATAS


Las vemos en un circulo fortificado de casi tres metros de altura, están erguidas, en posición de defensa y ataque y en lugar de poder rodearlas parece que son ellas las que nos tienen cercados.


De nuestras cloacas y estercoleros han llegado para ser ídolos de fuerza, agresivos, amenazantes, a los que nuestra mirada trata de ocultar en el reino de sombras y pesadillas que pueblan las visiones de ultratumba en las que vivimos y no queremos visitar, nos aterra su contagio.


Y estos tótem plenos de plasticidad nos hablan en un lenguaje mítico que entendemos perfectamente porque es el del horror que nos acosa cada día, cuando caminamos sobre un suelo cuya capa por debajo desea salir a la luz para imponernos su desprecio y abyección.


Katharina Fritsch, artista alemana, busca en esta obra mostrarnos claves que sean útiles por su impacto conceptual y emocional, que nos enseñen a ver lo cerca que está aquello de lo que no tenemos perspectiva porque es más cómodo invertirla.


Mi amigo Humberto guarda silencio, yo también, la pintura tampoco habla, y sólo las ratas del malecón, siempre hambrientas y sedientas, se acercan a nosotros para pedirnos un poco de ron. Necesitan estar embriagadas, nos dicen, para poder seguir maldiciendo.

4 de febrero de 2009

MARINA ABRAMOVIC / INCISIONES


Marina Abramovic, artista nacida en Belgrado, utiliza su cuerpo como un instrumento de expiación y como un mapa o lienzo epidérmico donde inscribe con el acero la biografía de un sufrimiento, de un dolor al que le ha dotado de su propia queja de manifiesto público.


¿Por qué dar carácter estético a un "perfomance" fundamentado en infligirse a sí misma una tortura? ¿Por qué emplear la materia viva para crear un lenguaje visual en que la carne supura y la piel habla mediante una estrella de sangre?


El dramatismo de la imagen enlaza con las prácticas de flagelación y estigmatización, con pesadillas que nos surgen de pronto del lado ciego y sordo, de lo tenebroso y al mismo tiempo místico, de lo metafórico mortal en definitiva.


¿Es necesario que lo virtual se transforme en la esencia de una realidad cruda que ha de exceder los límites de lo simbólico para adentrarse en la divisoria donde el único retorno es la muerte?


El arte tiene como una de sus metas básicas el cuestionarse a sí mismo y en este caso este silogismo es más cierto que nunca.


Durante nuestro paseo de medianoche, aparece un mensajero desde el fondo más oscuro del espigón que dice llamarse Juan Manuel Colchero y presentarse como el edecán yoruba de su Señor. Nos conmina, en voz baja y prieta, a hacernos feligreses de la compañía de muertos del malecón. Se nos necesita para completar la nueva teodicea que dará a conocer en los próximos días a los habitante de la noche habanera. Cuando se fue no nos quedó más remedio que disfrazarnos de rata para escapar a un destino, sin ron y rumba, resucitado de las pinturas de El Bosco.

HUMBERTO JAIMES SÁNCHEZ / OQUEDADES


Humberto Jaimes Sánchez, artista venezolano, pintó esta obra con el fin de que las oquedades de un universo personal e íntimo quedasen abiertas a la luz y con ella a las portentosas transiciones cromáticas que forman parte de nuestras fosas humanas.


Desea que el color trascienda, se haga forma de un ser cuya ontología nos acerca al conocimiento de aquello ante lo que no podemos estar ciegos, que nos obliga a percibir lo que durante milenios ha estado en el subsuelo y todavía vive y respira dentro de su propia poesía.


Y esa vida no es una herramienta para destruir, tal y como aseguraba Baudelaire, sino para que la esencia plástica la defina, le dé sustancia y reconforte, tal como ha hecho este pintor.


El malecón le ha dicho a mi amigo Humberto que si no escupe o vomita sin límite ni descanso la materia pictórica, hará de él un condenado a perder los ojos eternamente y a habitar tinieblas que ya han sido encaladas de cieno para recibirlo. Al instante de oírlo, regurgitó perfiles y dibujos de injurias insatisfechas impidiendo que la libertad no escapase al orden impuesto por ese monstruo de piedra. ¡Maldita esclavitud!

3 de febrero de 2009

DIEGO SIMANCAS GARCÍA / JUEGOS


Una vez que ya ha pasado la muerte con su procesión de despojos y nos ha dejado sin una parte de nuestra memoria histórica familiar, contemplo la obra del artista español Diego Simancas García como aquélla en la que fantasía y espacio se concitan para desenmascarar la función pertinaz del tiempo.


Y es gracias a que una figuración, entre lo artificioso y lo sensual, genera una visión aparentemente polivalente pero que guarda una lógica unitaria: música, baile, placer, juego y más en una base fragmentada anunciadora de un vacío negro que puede tragarse todo ese escenario, quizás por considerarlo frívolo cuando es sólo lúdico. Señal de que lo pictórico abre sus propias dudas e interrogantes.


Por eso, esos seres de colores suaves y fríos enlazan con las caricaturas que no son vivencias del tiempo sino de la búsqueda de otra existencia donde lo irreal sea real.


Y además ese dibujo dinámico encuentra en lo geométrico la senda por la que desfilan las formas que hacen de la curva la presencia de un ballet plástico que se recrea amable y secretamente en nuestra mirada.


Me habla mi amigo Humberto de un fenómeno extrañísimo que le ha ocurrido. Estando pintando el cuerpo de una joven mulata que le estaba sirviendo de modelo, ésta amorosamente le pide que no siga perdiendo el tiempo, que ella sabe como hacerlo mejor. Se queda pasmado cuando la vio introducirse en el lienzo y ya una vez dentro desvestirse por completo. Me confesó que era el mejor desnudo que había compuesto en su vida.


24 de enero de 2009

GONZALO DUPORT / A CIEGAS


Gonzalo Duport, artista argentino, tiene la misma convicción de Sartre, en lo referente a que "hay un momento en que las evidencias se embotan, las luces se apagan, cae la noche; la gente se percata que anda a ciegas y, por lo tanto, se necesita una luz nueva, un enfoque nuevo: es entonces cuando un objeto aparece como problema".


Pero él no deja que sus criaturas sigan ciegas, no vean ni se fijen en nada, no sean objeto, porque es nuestra mirada la que esperan para reencarnarse a sí mismas. Deja que se apropien de los colores de la soledad y de la incomunicación en un espacio en el que el rojo cierra una cárcel que no tiene salida.


Es una pintura en que la economía de rasgos acentúa lo desventurado y confronta al observador con su propia desdicha de personaje de indeterminado destino.


Encuentro a mi amigo Humberto buscando cangrejos en las rocas del malecón. Le pregunté por la razón de este rastreo inútil y él me respondió que estos cárabos tenían en sus ojos el misterio de una perla con la que poder salir de esta tormentosa penumbra. Si eso fuera así, le dije, los que se los han comido serían bombillas andantes y no veía ninguna a lo largo del muro.

22 de enero de 2009

LOUISE BOURGEOIS / VÍSCERA


Esta artista, Louise Bourgeois, extrae de ámbitos desconocidos e íntimos la belleza inusual de lo mórbido, la víscera carcomida, el relieve de un mal que goza de su propio narcisismo.


En esta obra no hay misterios que descubrir sino emociones que librar, encuentro con lo que no ansiamos tocar pero sí continuar observando lo que tiene de inquietante y morboso en su forma, la caligrafía de ese tumor que nos repugna y nos provoca.


Puede ser la morfología de una descomposición o un intramundo de ríos de lava cancerosa que surge de las fuentes de nuestro cuerpo. Y quizás sea mucho más pero su consistencia y valor plásticos se anteponen a su significado, borracho de tantas tramas que urdir.


Mi amigo Humberto ha reunido en su taller a sus colegas Orestes y Orlando para hacer conjuntamente una instalación que ensamble el silencio de la penumbra con el estallido de las olas en los arrecifes habaneros. Sin embargo, después de muchas horas de tarea, únicamente ha brotado un mudo en una bañera vacía. Han decidido que no lo volverán a intentar. Buena idea.

21 de enero de 2009

CHRISTIAN BOLTANSKI / RETABLO


La muerte se muestra cada día más impaciente por cobrar la pieza. Es como si su cotización se desmoronase debido a una demora que para el futuro damnificado no es otra opción que una agonía de infame impostura.




Por eso, esta obra de Christian Boltanski proyecta, a modo de un retablo o iconostasio, la memoria de unos seres, que no son santos ni beatos ni apóstoles, sino simplemente víctimas del destino que ellos mismos construyeron o por el que fueron fatalmente inmolados.




Es un obituario visual que despierta en nosotros ecos de fugacidad, de entelequias olvidadas y omitidas, de recuentos en la memoria fallidos o de afectos ahora descubiertos.




Un canto fúnebre que se convierte en objeto plástico que hace de lo sagrado un arte pagano, aunque sólo queremos verlo como un procedimiento efímero, no sea que se incruste en un pensamiento que ya no desea cavilar.


A mi amigo Humberto sigue latiéndole el corazón a pesar de que lo acorralan los ocho mil demonios de la manigua. Bajamos al malecón para que los espante, pero hace todo lo contrario, se amiga con ellos, los acoge con grandes alardes de fraternidad e incluso les reparte el botín de almas. Nosotros nos escondemos en una esquina en penumbra y nos santiguamos con ron para calmar el terror de nuestros espíritus.




19 de enero de 2009

JOSÉ GUERRERO / ANDALUCÏA


José Guerrero, artista granadino que estuvo adscrito al expresionismo abstracto americano, pinta su tierra natal con la verdad interior que está yacente en la misma.


Las manchas y trazos cromáticos dejan mirar la fisonomía de sus quebradas, meandros y cauces, topografías abiertas, entre luz y sombra, de sus almas cansadas.


El artista no reinventa una Andalucía que no existe, aquélla que se quedó traspapelada en su bagaje artístico y humano, sino la que se revitaliza en su propio ser atrapada en el tiempo.


Y tan es así, que -tal como decía Platón, "todo lo que es grande resiste la tempestad"- su obra soporta no sólo este temporal de aprehender esta frontera de lo aparentemente inaprensible, sino que se remonta a su génesis para plasmar magistralmente aquello que desde niño han nutrido sus ojos.


Hoy el malecón tiene una cara vuelta a la infamia. Como mi amigo Humberto y yo no queremos correr riesgos innecesarios, nos dirigimos por la otra, que nos ofrece por lo menos la opción de ir por la penumbra.

JOSEPH CORNELL / ENCERRADOS


El artista estadounidense Joseph Cornell ha logrado la realización de una obra donde nos invita a contemplar lo ya contemplado pero no mirado.


Reune objetos y los introduce en urnas abiertas con cristales y a veces espejos. Son protagonistas heterogéneos que se han colocado juntos para esperar. Cuando cambie el signo de los tiempos quizás hasta se comuniquen y hablen.


Ellos son una realidad que nos convoca para que reconozcamos nuestra culpa al no haber advertido la conexión estética que la prestidigitación azarosa de su encuentro manifiesta.


Encerrados gozan -y sufren- de una sintonía sutil que trasmiten al espectador que ahora se da cuenta de que son las claves visuales de los secretos que guarda en sí mismo.


Hoy despertamos sin la sed que este mar engendra en su seno. El sol acierta al bañar el malecón con restos de pintura falsificada. Mi amigo Humberto y yo nos acercamos hasta él y le pedimos que nos proporcionase denuedo y ánimo en el acto de su purificación. Pero nos cubrió de un mutismo sereno y húmedo pues no deseaba imágenes de sí mismo que no fuesen tan inmortales como él.

15 de enero de 2009

ORESTES CASTRO DIÁLOGOS EN EL CEMENTERIO




Mi amigo Humberto me habló de un colega suyo, Orestes Castro, otro artista cubano que tiene extrañas melancolías de ultratumba. Y no es el único.




Por eso su pintura goza con la vida de los espectros y les convoca ante un denso telón de sangre para que sus diálogos sean más sonoros y se renueven con el eco.




Pero no hay horror ni maldiciones sino ironía, seducción y ternura, y amor también. Igual que en un fresco medieval, él rinde culto a los que una vez enterrados han sido olvidados. Y al mismo tiempo rescata y reivindica a estos marginados óseos para que sepamos que nos están esperando.




La escenificación plástica es vibrante, fuertemente expresiva y atractiva, que nos concilia con el vértigo de lo que todo artista quiere expresar: el absoluto de la extinción.




Mi amigo Humberto, salvado del agua, rebaña la sal que necesita para poder empezar de nuevo. No le va a ser fácil, las manos ya no quieren obedecerle porque aunque no lo han pintado, ya lo han visto todo.

GIORGIO MORANDI / VER DE NUEVO


El artista italiano Giorgio Morandi se hizo con otra paleta -no se sabe si fue a un cenobio a por ella-, para construir una obra humilde desde o a partir de un orden cuyas reglas son tan austeras como las anacoretas.


La delicada policromía hace irreal la visión, que prefiere centrarse paradójicamente en la realidad pura y poética de una materia que carece de densidad y se agota en sí misma; todo es una clara configuración que a pesar de su aparente fragilidad tiene una vocación de eternidad.


Se fusiona íntimamente la vivencia con la experiencia, el rigor con la virtud mesurada, el orden con la calidad plástica de la emoción contenida.


En definitiva, se trata de un artista que trabaja con la verdad para que la ilusión sea sentida sin más trascendencia que esa misma verdad.


Mi amigo Humberto llegó al malecón a medianoche, se subió al muro y desde él se posó en el agua y no se hundió. Caminó sobre ella y me dijo: "puedo hacerlo porque ya únicamente me quedan sueños, memoria y abandono". Sí, le dije, pero todavía te falta el olvido.

14 de enero de 2009

ORLANDO BOFFILL HERNANDEZ / UN ENCUENTRO




Me reencuentro con el joven artista cubano Orlando Boffill Hernández, que me asombra por su capacidad para proyectar plásticamente un mundo de claves que deberían estar en fondos ocultos pero que él hace intencionadamente que salgan a la superficie.




Y así se ve que el color es un personaje que obliga a los otros a interrelacionarse en distintas escalas - ¿dentro y fuera o lejanas y cercanas?- en su patetismo inmóvil, interrogativo, inmolando a brazos y manos a que den su vida una vez que la hayan tomado.




Y también se descubre el sortilegio de una pintura plana, terriblemente singular, que está entroncada con la construcción de una obra que forma en conjunto parte de su medio físico, geográfico y social, al que alumbra y versifica como una melodía que desconoce el plazo que tiene para empezar y nunca acabar.




He ido a ver a mi amigo Humberto, que no sale de su refugio taller porque no quiere ni atisbar la luz, una luz densa que únicamente le habla de desencuentros, de desamores, de pérdidas.




En la oscuridad trajina entre lienzos, telas, óleos, tratando de captar el calor de la angustia, la incandescencia del ansia y el olvido del ron. Y el abandono en que le postró un malecón sin labios para besar.

12 de enero de 2009

FRIEDRICH / PREGUNTA


Hay obras como ésta de Caspar David Friedrich que no tienen ni nunca tendrán fecha, que quedarán señaladas siempre en nuestra retina.


Panteísmo pictórico heterodoxo o no -me permito esta licencia-, la proyección plástica de lo telúrico alcanza su dimensión límite, el confín de la magnitud de la naturaleza y la desolación del hombre.


El mínimo cuerpo del capuchino que se enfrenta ante esa inmensidad, en medio de una soledad pavorosa, pregunta, suplica, pero no obtiene ninguna respuesta. Y ésa es la incógnita que sigue siendo la base del futuro estético de nuestro tiempo.


Mi amigo Humberto mantiene airadas conversaciones con el malecón, pues el cúmulo de desdichas que afronta pueden mutilarlo aún más y abandonarlo en el desierto sombrío que el mar antillano reserva para los vencidos. Pero el malecón sólo calla y al final le devuelve al silencio que habla.

11 de enero de 2009

PIRANESI / CÁRCELES


Las cárceles de Giovanni Battista Piranesi, el gran grabador italiano, son presentimiento y ocultación de nuestros propios crímenes inconfesos, son nuestros presidios cerebrales y emocionales.


Y lo peor es que nos hemos acostumbrados a habitarlas, a subir y bajar sus inmensas escaleras, a jugar por sus puentes, pasadizos y torreones, a probar sus artefactos de tortura, a regocijarnos con su atmósfera majestuosa y sombría.


En ellas todos somos criminales que nos vemos agraciados con ese encierro eterno, en que esos pétreos muros son los límites de una conciencia que si quiere evadirse, lo que no ocurre nunca, es para escapar de sí misma.


Pero no hay escapatoria posible, el laberinto penitenciario no puede traspasarse, lo mismo que nuestra condición humana no puede acudir a la luz cuando ésta estuvo apagada siempre.


Mi amigo Humberto y yo nos sentimos derrotados por un malecón cuyo vicio es poseer voluntades parcas para someterlas al espejismo de una abundancia que ya dejó su presente mortal pintado en el muro: coronas de fuego para los que presa de la angustia no quisiesen perder tiempo.

7 de enero de 2009

FÜSSLI / PESADILLA NOCTURNA


Füsli, precursor del romanticismo, nos legó esta pesadilla nocturna para que nuestra fantasía no estuviese meditando en quimeras utópicas, que en la realidad se hacen ilusiones imposibles.


Este artista suizo, en esta obra, nos devuelve el auténtico ensueño que no nos atrevemos a confesar. La fealdad, el horror despiertan ante el sueño de la belleza. Son sus vástagos, que la utilizarán y derrotarán y entonces fraguaran con ello un mundo de mayor iniquidad pero también de gran libertad.


La blancura de la divinidad contra las tinieblas de la posesión, pasión de vida sin límites, en definitiva, pasión por la creación de un ser ambivalente que postule su propio destino entre la monstruosidad y el esplendor.


Mi amigo Humberto me ha vuelto a dejar, se ha enclaustrado en las mazmorras en las que se remiendan cuerpos y se cortan almas. Con un pincel muy fino, cose desgarrones, heridas, llagas, que envueltas en el lienzo, forman una ciudad afligida y un malecón absorto.

JACOB LAWRENCE / COSMOS


El más popular artista afroestadounidense, Jacob Lawrence, ofrece, en esta obra, con una economía expresiva de contenido cromatismo, la evocación de un cosmos que demuestra con esa derrota la pérdida de su lugar en el tiempo, no así en la rememoración histórica.


La plasticidad de la obra es una narradora más incisiva, elocuente y viva que su relato en palabras esquilmadas por la vacuidad de su repetición.


Y por eso nuestra mirada se ha quedado inmóvil y rechaza el sentimentalismo inútil de la impotencia, para fortalecer su visión con la fragilidad de una pintura que no está rota sino sembrada de vida aunque ésta se haya derrumbado en el camino.


Mi amigo Humberto y yo merodeamos alrededor del malecón en busca de perspectivas que nos permitan abordar su inmortalidad pictórica. Mas no encontramos la posición adecuada ni la atalaya apropiada, siempre hay una bruma de cadáveres y difuntos que enturbian la claridad de un anochecer con llantos y redenciones.

6 de enero de 2009

ARCIMBOLDO / EL DUELO


Arcimboldo era un artista lúcido, pesimista, irónico y genial. Y como buen profeta vaticinó a través de su obra que la belleza no tenía don, que era el espíritu tortuoso del hombre el que la devoraba. Nadie lo entendió. Quien iba a creer que la magnificencia era excelsa en su fealdad.


Nuestra metamorfosis es vomitiva, engulle para la muerte, fagocita, destruye, y cuando ya no somos nada nos quedan reflejadas para siempre las imágenes en los cuadros de este artista italiano, tan poco reconocido en su tiempo. Él fue un auténtico creador porque halló lo que otros no pudieron y cuando lo encontró no quisieron mirarlo, sólo lo admiraron los que como él sabían lo que había detrás de esa humanidad tan estúpida y glotona, tan avariciosa y cruel.


El malecón, finalmente, nos ha dejado salir a mi amigo Humberto y a mí después de tantos ruegos y suplicaciones. Nos quedamos pensando ensimismados si no sería una venganza por no haber sabido encontrar el medio de llegar a pintar una vanidad herida por tanto desamor. Es posible que así fuera pero eso ya no tenía remedio. Nunca se amó a sí mismo y ahora era inútil que se quisiese venerar.

5 de enero de 2009

ROBERT MOTHERWELL / SIGO SIN RESPUESTAS


La muerte sigue sin cobrar la pieza. Disfruta acechando, vomitando flujos de confusión y de falsa cordura, atenta al momento que ella cree definitivo, con el fin de obtener la máxima vehemencia y la más negra intensidad.


Pero entretanto, uno se acuerda de lo que dijo Durero, aquello de que "tan firmemente está atrincherada la oscuridad en nuestro espíritu que aun a tientas nuestra búsqueda fracasa".


Y a ese respecto hemos de señalar que Robert Motherwell, el artista estadounidense que tan vinculado estuvo a la España derrotada, no encontró ni rastreó sino que hizo que el espacio estuviese marcado por los signos de un territorio masacrado, por caracteres y atributos que no adquiriesen la expresión justa, la que viene a los labios en el momento de mirar. Al contrario, persiguió que la textura tuviese un emblema repetido, que se hiciese proclama, arenga, derramamiento de una razón que hace de lo visualmente intransferible un mensaje transmisible. A mí me llegó y así lo hago constar.


Mi amigo Humberto y yo, paseando a media noche por donde acostumbrábamos, no nos dimos cuenta que el malecón, traicionero, había instalado alambradas y rejas y nos imposibilitaba toda vía de salida. Sus fauces estaban hambrientas de víctimas, nos gritó. Pero nosotros, desesperados, le chillamos que por mucho que las destruyese , las víctimas continuarán siendo seres humanos para toda la eternidad (Vasili Grossman).