La pintura de la cántabra LUCEÑO, a través de sus recursos técnicos y destrezas creativas, refleja realidades abiertas dentro del espacio.

Sucumbe ante las irisaciones lumínicas y cromáticas encaminadas a servir de percepción a esos anhelos plásticos que forman parte de una plenitud buscada.

Sus obras son magia y ensueño de la abstracción, aunque detrás de ellas haya siluetas vivas y temblorosas, acuciadas de una salvación mediante espacios desplegados para protegerlas.

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