- Creo que al australiano BONNICI la declaración de Hegel, según la cual el arte simbólico es aquel cuya idea no llega a determinarse en medida suficiente como para traducirse adecuadamente en una materialidad sensible, le trae sin cuidado. Si se puede inventar a Dios, también se puede inventar a su heredero.
- Porque de lo que trata su obra es el retrato de la demencia que acomete al hombre cuando se sienta solo delante de un espejo. Lo que ve en él, en lugar de su rostro o cabeza, son tejidos o vendas arrugados, desgastados o rotos, que conforman una supuesta racionalidad sublime de lo informe y horroroso.
- Por eso no es una estética de la mediocridad sino la de una cloaca de dormitorio que se engendra como una reflexión inversa, que si se inicia como un purgatorio acaba decantándose por un infierno como lugar que le hace ocupar a uno una identidad perfecta en el espacio y en el tiempo.
(Roa Bastos)