- Refería Cassirer que vivir en el dominio de las formas no significa evadirse de los problemas de la vida; representa, por el contrario, la realización de una de las más elevadas energías de la vida misma.
- La sevillana DE MIGUEL no lo discute, por lo que su obra se debate en esa búsqueda pero partiendo de una matriz pictórica que es a su vez carne y maldición de la existencia, representación sumida en un frenesí sin orden ni concierto.
- Cuerpos y superficies están deslavazados, ensimismados en unas atmósferas que los estrechan y les enjaulan en su fealdad, en su paroxismo, en una contextura formal de trazos y manchas goteantes, que erosionan la carne y la sangre.
(Roa Bastos)
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