20 de agosto de 2008

BALZAC


Hay estatuas que trazan un destino perseguido por su sombra. El Balzac de Rodin es una de ellas pues encarna una vida que contuvo la pasión más férrea por desterrar una realidad que a través de su crueldad, mediocridad, intolerancia e hipocresía, sólo sabía devorarse a sí misma.


Balzac es el gigante de piedra que conoce sus cadenas y sus servidumbres, que son tantas que hasta a él mismo le contagian una fealdad sin misericordia. La piedad simulada ya no encubre el cuerpo de la insidia, del derrumbamiento moral, ni siquiera unos escombros para resguardar un fuego libertario.


Después de tantos días de ausencia me veo perdido en este malecón que nunca cambia a pesar de que nunca es el mismo.


Me dejo llevar por presentimientos que recorren un vacío de almas negras y blancas, de rocas oscuras donde se posan lagartos dormidos e híbridos de libertadores y burundangas.


Sin Humberto, un cubano apócrifo en la Galia, la sustancia pictórica se ha quedado cavilando por donde continuar la aventura, si bien hay un camino empedrado que le señala una huella que bordea la frontera que se levanta en este dique.


Ojalá sea así porque la penumbra en la que vivimos, cuando no ofrece más que silencio, es que quiere anunciarnos más podredumbre, y ya hay tantas que hasta somos incapaces de salir ciegos de ellas.

6 de agosto de 2008

ANDRÉS PIATEK


Andrés Piatek es un artista argentino que encuentra en el gesto plástico, en su lenguaje, la vía para entender la realidad y la vida.


Cada trazo y mancha, con ese fondo azul y ese negro que se bifurca para construirse como artefacto que delimita fronteras y engulle mundos tachados, son la presencia viva de un organismo que está en ósmosis con nuestro cuerpo, incluso con nuestra identidad.


Debajo de ese furor hallamos semblanzas, síntesis y expresiones que necesariamente buscan y consiguen esa misma encarnadura, la cual es forma palpitante de una creación que no se adultera, que únicamente quiere amalgamarse con nuestra mirada y lo que hay detrás de ella cuando el entendimiento ilumina esa textura con un aliento ilimitado.


Hoy es día de gestos acompasados de despedidas, de adioses para posteriores reencuentros. Y dejo a este malecón habanero por unas cuantas lunas, que ya es hora de que entre él y yo haya una cierta distancia que nos conceda un margen de lo que a mí se me acaba y a él le sobra.


Tendremos que meditar sobre espacios, obras, olas y vivencias, aunque se hayan acabado las profecías que auguraban otras leyendas.

5 de agosto de 2008

EXORCISMO




Para que el malecón no siga cebándose en mi desgracia, he acudido a Kariempemba y él me ha dicho lo que tenía que hacer.




Fui al cementerio desnudo con una vela encendida en la mano izquierda y un vaso de ron en la derecha, llamé a Lukankasi y con él compartí mi súplica. Después maté a un gato negro y bebí su sangre, luego lo descuarticé, y enterré, a excepción de la cabeza, una parte en una loma, otra en el cementerio y la tercera en el tronco de una ceiba.




La cabeza la llevé por la noche al cementerio y la coloqué en una jícara, en la cual puse pitahaya, maní, ajonjolí, miel, algo de vicaria, vino seco y aguardiente.




Al cabo de los siete días en que estuvo oculta en el camposanto, la saqué y me froté los ojos en la pócima y le pedí a Lukankasi una vista perfecta y mucho poder.




Con ello quedó sellado el pacto y acabarán mis días de fugitivo ciego ante un mar agobiante y perjuro que hacina olas sangrientas a la vera de este malecón habanero. Yo así lo espero, quieto entre una lluvia de penumbra que azota este espigón, el cual ya se ha visto impotente y derrotado ante una invasión de colas de gallo en forma de serpiente.


4 de agosto de 2008

ESPACIO PARA UN SUEÑO


El artista español Eduardo Naranjo ha suscrito un pacto con el tiempo. Éste le permite que una pátina envuelva toda su pintura, como la de esta obra, "Espacio para un sueño", en una evocación e invocación de un momento mutilado de nuestra existencia, que se amalgama en una, dos o más realidades que mediante esa atmósfera cromática fría, sucia y cochambrosa, escenifican apariciones que brotan de un soplo de muerte.


La irrealidad de lo real, lo fantasmal que encubre la ruina, el fin, la desaparición de lo vivo en un entorno físico a punto de ser arrasado.


Obliga a nuestra mirada, en una rememoración que es también condena, a interrogarse sobre el fundamento de lo vivido y de su designio, sobre como esa pérdida, señalada por la ira de Cronos, se recupera en toda su poesía en la pintura de Naranjo, la cual no escatima sinsabor y belleza.


En el malecón no hay pasado que recuperar, ni futuro que vaticinar y el presente es un espacio que no te admite soñar. Camino hacia arriba y hacia abajo sumido en este destierro nocturno que no me ahorra alucinaciones y espectros. De vez en cuando me cruzo con hembras híbridas y mudas de sonoras extremidades. Son como retratos de la resurrección de la carne en un mundo carente de ella. Es una pena que mi amigo Humberto no esté aquí para inmortalizarlas como luz bajo estas detestables sombras.

1 de agosto de 2008

CÉLULAS EMPOTRADAS


Edward Kienholz, artista estadounidense del "funk art" -que emplea materiales escatológicos o pornográficos-, conocido por sus montajes tridimensionales, nos propone en esta obra, "Sollie 17", una visión acorde con la renovación tecnológica y científica que se operaba en la segunda mitad del siglo XX.


Ésta nos ampliaba el campo y la perspectiva de nuestra mirada, en línea con los nuevos medios de producción de imágenes, la cual se hacía a tono con el entorno físico y espiritual donde transcurre nuestra biografía.


Y también se incorporaban al bagaje material del artista innovadores elementos y materiales que le permitían concretar y definir el proyecto en las coordenadas por las que discurría tal tiempo histórico y cultural.


Este montaje nos revela una estética basada en un compromiso moral y social, que pone en evidencia la sordidez, la pobreza, la soledad y el desarraigo de una humanidad confinada en células urbanas axfisiantes, carentes de espacio vital y abotargadas por su propia inanidad.


Un personaje reducido a ínfimos movimientos, a unos mínimos gestos que a fuerza de repetirlos le conducirán a la locura o a un inevitable ensayo para la muerte.


Desde la Galia me llegó la voz de mi amigo Humberto, acosada por el fondo transeoceánico, conminándome a hacer un conjuro que le rescatase de las furias celtas que lo tenían hechizado. Me brindé a ello y ahora estoy esperando en el malecón a que aparezca una arpía rugosa y pérfida que espante mis miedos. Son tantos y tan escaso el ron para dormirlos.

31 de julio de 2008

LA JUSTICIA DE LA MEMORIA

  • ¡Cuántas obras y artistas no hemos apeado de nuestra memoria e imaginario! Muchos, quizás demasiados, ¿o es que son excesivos para que naveguen por el recuerdo?

  • Esta pequeña obra maestra fue pintada por Mariano Fortuny unos días antes de morir. Un desnudo que prueba su exquisita sensibilidad y maestría en la materialización de una carnalidad que reposada en ese mar de jade se convierte en un territorio en el que la voluptuosidad y la sensualidad entonan un canto a la belleza y la vida.


  • Y este desnudo de la "mantilla y el clavel" de Zuloaga resplandece por sí solo aunque nos evoque semblanzas goyescas o las densidades de Romeros de Torres. La pose chulesca pone de manifiesto un cuerpo de belleza gitana que está a la espera de demostrar que la praxis no tiene otra filosofía que la de la entrega plena. Y que al espectador no le queda otra opción que contemplarla sin poder hacerla suya aunque en cierto modo siempre le quedará un instante para invocarla.

  • Dos maléficas apsaras recorren insaciables el malecón, con sus movimientos incitadores atraen a íncubos y súcubos del fondo de la negrura y cuando ya los han congregado, excitan sus instintos para instigarlos a que conduzcan a las tinieblas a los resistentes que se lamentan ante el muro de su impotencia y fragilidad. Yo escapo porque prefiero las penumbras con desdichas antes que los abismos bienaventurados.

30 de julio de 2008

MOMENTO ESTÉTICO


Este dibujo de un autor anónimo me ha deparado ese "momento estético" del que hablaba Bernard Berenson, al referirse a él como el instante fugaz en que el espectador es un todo con la obra.


Pero además, él mismo sujeta nuestra mirada con la intriga que se desprende de unas formas que aparentemente no encuentran destino ni orden aunque hay ciertos indicios de que los buscan, con unas estructuras cuya carencia de un latido uniformador impulsan la dirección de nuestros ojos por cada una de las líneas y de las sombras.


Siento que mi capacidad de discernimiento está confusa ante la imposibilidad de percibir la entraña que hay detrás de una construcción que en su desorden guarda su propia identidad plástica, rica en vericuetos y rastros en un engranaje que no requiere más que un impaciente deambular por los intersticios que ocupan una contemplación desconfiada.


Este mar antillano, de nostalgias sanguinarias, sigue engordando a base de devorar hados sin estrellas. Insaciable, está a la espera de que un malecón despechado le haga soberano de los seres en fuga que lo pueblan para engullir con ansia insatisfecha sus ánimas. Y después únicamente vomita las que están condenadas a infiernos omnipotentes.

29 de julio de 2008

BRONZINO


Siempre me pareció fascinante esta pintura del artista italiano Bronzino, "Venus y el amor", de la que brota una sensualidad acabada de despertar, simbolizada en una desnudez que contiene toda una declaración de intenciones y de deseos.


Tiempos del Renacimiento en que el hombre volvía paulatinamente a ser dueño y señor de sí mismo y sobre todo de aquellos placeres de la belleza y del cuerpo que él disfrutaba casi como un credo.


Y el artista era ese mediador que con su destreza y genio hacía realidad visible tales súplicas, recompensando así a todos los amantes del arte de sus trabajos dedicados a una devoción religiosa que quería monopolizar todo asomo de creatividad.


Y lo conseguían a través de la recreación clásica de mitologías y alegorías, que entonces, en la época de su nacimiento, formaban parte de una humanidad todavía no rota por un monoteísmo devastador de voluntades.


Hoy, casi no he podido reconocer a Manga Saya en el malecón, la vieja negra cimarrona del central Orozco. Está muerta aunque la presiento viva a mi lado. Era muy hermosa. Siendo joven, se escapó y se escondió en un palenque de la Sierra del Cuzco, en donde, junto a otro mayombero, Juan Gangá, se dedicó a curar a los que habían perdido la razón, valiéndose de las propiedades de la ceiba y de los efectos de la luna y el sol.


A mí me susurró que no me hacía falta más que la sombra de un ciprés y la leche de una ondina mulata que ya no fuese virgen, pero que guardase aún el furor de la pasión en el cofre del delirio. Y seguí renqueante mi camino, llegaba tarde a mi cita con los habitantes de la penumbra.

28 de julio de 2008

KUPKA


Frantisek Kupka llegó a París desde la entonces Checoslovaquia inmerso en visiones en las que la abstracción exigía ser ella misma a partir de un núcleo que la regenerase de toda impureza.


Ese volcán toma forma y consistencia, expulsa radiaciones de color que se van expandiendo en movimientos circulares y dinámicos, ingrávidos y etéreos, en hileras de humo y fuego que se nos acercan.


Recrea un clima que parece que nos va a succionar e introducir en un ámbito de energía cósmica, en el que podemos dejar que nuestra mirada flote y se diluya en estratos de luz inagotable.


Kupka fue un precursor injustamente olvidado al que un día habría que hacer justicia, si es que este concepto cabe en unas latitudes de epidermis tan voluble e ingrata.


Sigo siendo un vagabundo solitario en este infiel malecón que hoy me cuenta una fábula y mañana me abruma con su desidia.


Y de tan solitario me he hecho invisible, pues ni las nereidas mestizas me incitan con su desaire ni las sirenas pardas me dedican su canto. Menos mal que el ron alivia la penumbra de un insomnio que nunca cesa.


24 de julio de 2008

ART BRUT


Jean Dubuffet, al acuñar el término "Art Brut", no pensaba en la institucionalización de una nueva teoría con la que dar a luz una manifestación artística que había germinado en ámbitos ajenos a los habituales. Únicamente reflexionaba en que el desvalimiento, abandono y desamparo tenían necesidad de expresarse, de dar vida plástica a la verdad de un universo huérfano.


Por eso, al producirse su irrupción, el desconcierto fue brutal, tan es así que todavía sigue dando lugar a ilimitadas dudas.


Dubuffet, a través de esta obra, nos obliga a posar nuestra reticente mirada en la verdad que se revela tras lo grotesco o irrisorio: una humanidad arrinconada en cuartos oscuros, en subterráneos invisibles, en guetos sepultados, y que, a pesar de todo ese abatimiento, trata de proclamar su propia existencia mediante una estética que le confiera un espacio donde crear.


Estoy encerrado en el taller en sombras de Humberto tal si fuese la caverna de Platón. Intento inútilmente escuchar los ecos de un malecón en plena fiesta dionisíaca, y procuro ver más allá los que fueron cayendo en el infierno del dolor. Pero el silencio y la ceguera no me abandonan, me han adoptado para que no me pierda en los laberintos habaneros de lo inconfesable.

23 de julio de 2008

PRIMER AUTORRETRATO


Como Acteón no había recibido sepultura, su espectro se entregó a la comisión de iniquidades entre la población. Consultado el oráculo de Delfos, éste ordenó que se le erigiera una efigie y se la colocara sobre la misma piedra sobre la que se manifestaba el aparecido. Una vez inmovilizada la estatua en ese lugar dejó de perseguir a los humanos.


Conocido este augurio, Víctor Argüelles, artista mejicano autor de esta obra, "Pespunte del primer autorretrato", hecha en acrílico y costura sobre papel, se conjura a sí mismo para no seguir siendo su propia pesadilla aunque la ha padecido tanto que sería incapaz de pintar sin ella.


Al crear su propio espectro, deja que sea su dimensión plástica la que entenebrezca su pensamiento, que ha hecho de la costura y del medio tronco los lazos que miden las facciones de su propio destino.


Sugerente trabajo que compagina tinieblas incandescentes con un esbozo de geometría fosilizada, esta última amenazando a un rostro que grita cuando ya no le queda aliento.


A este maldito malecón ya no le quedan vaticinios ni profecías que ofrecer, sólo sabe decir mentiras con apariencia de verdades. Por un lado, la Noche, el Silencio, el Olvido; por el otro, la Luz, la Alabanza, la Memoria (Marcel Detienne).


Me retiro en soledad a la penumbra para que mis huesos no adviertan, después de tanto ron, que son rocas enterradas bajo el silencio.

22 de julio de 2008

VAGÓN DE TERCERA CLASE


Miles de trenes están en constante movimiento por todo el mundo. Ellos mismos son portadores de mensajes a través de los millones de vidas que transportan, pero también son los vehículos que en cada viajero depositan un poso de incertidumbre, de tristeza por lo que se deja, de melancolía por lo que se pierde o de alegría por lo que se reencuentra.


Honoré Daumier, artista francés pionero del expresionismo, en esta obra, "Vagón de tercera clase", ha concentrado en el patetismo de esos personajes la pobreza y la sumisión a un destino cuyo fatal desenlace está decretado. Y que ha sido el mismo que tuvo la vida del pintor, asediado en sus últimos años por el abandono, la pobreza y la ceguera.


La atmósfera que irradia desde una oscuridad sin salida ilumina lateralmente la fatalidad de unos viajeros que denotan la carencia de una convicción de plenitud que, con el fluir del tiempo, se escapa de los hombres.


Memoria, diosa titania madre de las Musas y hermana de Cronos y Océano, ha olvidado a un malecón que arrastra una abulia de siglos y una desidia de centurias. Sobrevivir en la diáspora nocturna no es un itinerario que facilite el encuentro de dioses y hombres. Al faltar los espejos ya no nos podemos ver reflejados en aquellos.


Sin mi amigo Humberto soy incapaz de estilizar este mar antillano y de pintar su mente, ni siquiera el leve rastro de una gota de sal abrasando mi piel. Espero su vuelta en su taller con una pareja que habita el acero.

21 de julio de 2008

EL TRIUNFO DE LA MUERTE

  • En esta obra de Valdés Leal, "El triunfo de la muerte", la osamenta, ese desnudo integral del que nadie disfruta, rodeada de innumerables objetos eclesiásticos y suntuosos, símbolos de la vanidad de la existencia, es un signo religioso e ideológico que a través de una representación sombría, entre lo fantástico y lo real, suscita temor, subyugación, rezo, recogimiento y virtud. Juega con el umbral de un futuro al cielo, purgatorio e infierno.



  • Por el contrario, este cadáver, producto de la técnica de la "plastinación" practicada por Gunther von Hagens, da lugar, al mirarlo, a un cúmulo de sensaciones desprovistas de cualquier idea de trascendencia. Ya estamos ante otros hábitos visuales y sus correspondientes significados.
  • Dos épocas y dos contextos históricos, sociales y artísticos muy diferentes, pero son dos ejemplos de proyección a una cultura de masas, que en el primer caso se dirige a un espectador que es ignorante y está aterrorizado, aunque se le exige total reverencia. Mientras que en el segundo, el efectismo, la morbosidad y la sorpresa se alían para configurar los elementos propios de un lenguaje afín a su tiempo.
  • Dos visiones, dos escenarios que se complementan y formulan dos síntesis y dos sintaxis, en las que la tecnología y la ciencia señalan un antes y un después.
  • Hoy, el malecón, en lugar de desnudarse al llegar la noche, se ha vestido y acicalado. No quiere que sus habitantes lo encuentren melancólico y desdeñoso, pues tiene que atraerlos para devorarlos, sobre todo cuando son vírgenes y les queda mucho por gozar. Cuando están dentro de su seno los acaricia y penetra y no deja que emerjan hasta que ya son su propia metamorfosis.
  • A los que estamos en la eterna penumbra no nos molesta, al fin y al cabo somo seres que sobrevivimos invisibles en la sombra.





18 de julio de 2008

FRIDA DE DIFUNTOS


La de Paco Chika, joven artista extremeño, es una estética con la que ya estamos familiarizados, eso es seguro, por lo que de nada sirve extenderse sobre ella.


Por el contrario, sí que interesa destacar que la visión que aporta en esta obra, "Frida de difuntos", dota a sus iconos de un papel transgresor con el que sumir nuestra mirada en la ironía de lo posible o de lo imposible. Tal es como el virtuosismo y la representación se aunan para que el enfoque plástico sea una realidad cruzada con el simbolismo de una tradición.


Y con ello refrenda toda la historia de un estilo y un formato que se remonta al primer cartel moderno creado por Henri de Toulouse-Lautrec.


Paseando de madrugada por el malecón entre hambrientos de nada y nihilistas de todo, me viene a la cabeza la reflexión impensable que se hace Hans Sedlmayr sobre el arte moderno en relación al "predominio del espíritu inorgánico y el esteticismo y su adaptación al punto de vista humano".


Incapaz de dar con la cuestión que me permita dilucidarlo -de ahí lo impensable-, continúo con mi paseo a la espera de que el amanecer anegue este rincón que hasta ahora ha estado colmado de compañías compartidas y ensimismadas.

16 de julio de 2008

RETRATO Y PERFIL

Me he mirado y me he reconocido sin dificultad. Asgern Jorn, el artista danés de COBRA, me ha devuelto un perfil y un retrato ambivalentes que creía perdidos. Y además mediante una técnica como la de collage, gracias a la cual tú mismo eres capaz de reconstruirte.


Y recobras esa disposición de adentrar en el enigma de tu cabeza pegando recortes de papel que articulados sufren una metamorfosis, en virtud de la cual tu realidad y la suya son una misma.

Sus mínimos rasgos dan fe de tu fragilidad y fealdad, de tu débil naturaleza, de una historia cuyo final se desvanece en la locura.

Son resumen, y también sarcasmo, y además una continua transgresión de unos valores que se han erigido como eternos aunque se hayan corrompido después de tanto exponerse por una senda extraviada.

Y yo sigo padeciendo la soledad del vagabundo en un malecón que no se despierta nunca. De noche sueña y vive, de día duerme para no ver los fantasmas hostiles que se arriman a sus muros en busca de la carroña que el alma nocturna ha abandonado en la lepra de sus piedras.

Cuando la luz alcanza la penumbra, tomo un trago de ron y comienzo la ruta de regreso, siempre por la sombra, no vaya a tropezar con una claridad que ciega primero y mata después.




GRAN APAGÓN


Pedro Pablo Oliva, el gran artista cubano, es el culpable de este "Gran Apagón" que dejó el malecón huérfano de vírgenes mulatas y empachado de soledades fortuitas.


Y yo me he quedado solo en él pues mi amigo Humberto se ha ido a colonizar la Galia con su pintura, cargada de rostros que debido a su fealdad no se permiten soñar. Sean o no fantasmagorías de la razón o de la enajenación, son iconos de la cubanidad que se expresa con un propósito perpetuo y fechitista.


Oliva, en cambio, es cara y cruz de lo que siente según lo va creando, por eso pinta una humanidad enana, tirada en una esquina, absorta, como muñecos dormidos o muñecas insomnes, pensadores de lo absurdo de una existencia que nada tiene que ver con ellos y cuando lo tiene es para hacerles más pequeños e impotentes.


Coreografía tierna e irónica, de luces y sombras, de cuentos de hadas y de lobos tozudos, que siempre nos encuentran y ya no nos abandonan.

15 de julio de 2008

MERODEANDO


Estos músicos merodeadores que acechan nuestra mirada nunca descansan. Te despiertan al alba y ya te están interrogando con sus instrumentos. Les parezco un ser horroroso y fanático, perteneciente a un género humano que siempre está odiándose.


Ellos conciben la belleza que encierra su naturaleza como la única vía para construir una vida en paz, lejos de la barbarie humana. Jamás disputan, constantemente interpretan, dialogan e inquieren.


Son creadores de una obra que satisface sus propias necesidades musicales y estéticas y utilizan a un humano, James Ensor, como el catalizador de los significados ocultos que quieren seguir siéndolo, pues nunca seremos capaces de determinar ni dar por concluido hasta qué punto el espíritu humano puede sumergirse en sus secretos (Goethe).


Mi amigo Humberto y yo nos asomamos a su mundo, del que precisamos conocer su esencia para imbuirnos de su historia. Divisamos entonces un horizonte puro, autónomo, lleno de líneas desnudas, de concavidades escondidas, de hondas matrices, y quedamos absortos, en silencio, hasta que nos dimos cuenta de la que la esencia es ignorancia de su propia finalidad.


Perpetuamente nos enfrentamos a los dichosos y desdichados límites y perpetuamente renegamos por nuestro desamparo, que sin el ron sería un cercado para convertirnos en habitantes en tinieblas.

13 de julio de 2008

MIEDOS


Yo tengo miedo del otro, del que está enfrente de mí o detrás, del que me rodea, del que me habla y no me dice nada.


Veo sus rostros macilentos, feos, sus bocas asimétricas, sus dientes negros, sus orejas simiescas, sus narices aplastadas.


Tengo miedo hasta el instante en que mi autorretrato en el espejo o en el lienzo me equipara, me horroriza y espanta. Ya soy otro devorador de sus tiempos y los míos, por eso dejo que la sangre corra por mi cara y que al llegar a mis labios me entre en la boca y me duerma con su sabor.


Karen Apel ha empastado el color de esos sueños en soledad, meretrices insatisfechas por el pago, prostitutas irredentas que nos condenan a no llevar máscaras, a mirarnos, en la vejez, con el odio de nuestras desdichas y envilecimientos, con el rencor de ser mortales en un mundo que ha decidido dejar de serlo.


Hoy no podemos faltar, es alba de resurrecciones en un malecón que ampara a un mar mestizo y sinuoso plagado de ondinas filiformes y habitantes hambrientos de cuerpos fugaces. Con toda su majestad intacta, paseaba la hermosa mulata Jeanne Duval, de la que estuvo enamorado Charles Baudelaire y que describía como "bruja de flanco de ébano, hija de mediasnoches negras, más deliciosa que el opio". Después de verla, mi amigo Humberto y yo envejecimos porque ese inolvidable momento tuvimos que retribuirlo con veinte años de nuestro mermado tiempo.

11 de julio de 2008

ENCUENTRO CON LOS MÚSICOS


Siempre me ha fascinado la representación de los ojos y las manos en el arte latinoamericano, ellos solos podrían escribir, y de hecho lo hacen, toda una historia de dolor y sufrimiento.


Son ojos que se han hecho grandes de tantos amaneceres duros y crueles en una geografía hostil, en una tierra que da para los que ya tienen y es árida para los que necesitan. Ojos con un hambre que de tanto maldecirla acaba en sangre.


Y unas manos enormes y ásperas condenadas a realizar un trabajo de siervos, a una vida de esfuerzos inútiles y pieles marchitas nada más nacer.


En el artista peruano, Juan Carlos Ñañake Torres, y en esta obra, "Músicos", se cruzan corrientes estéticas europeas y americanas en aras a configurar un universo apegado a sus propias raíces, al de una figuración que ensambla planos cromáticos pálidos y atenuados en una geometría de cuerpos que quiere ser símbolo de alegría y sempiterna resignación.


Podríamos hasta perdernos en referencias heterodoxas a vidrieras y retablos que emergen desde altares precolombinos o iglesias bizantinas. Sea lo que sea, Ñañake los ha bautizado de nuevo. Y han prendido en nuestra mirada otro inédito imaginario visual.


Mi amigo Humberto le estaba dando vueltas en su cabeza a lo que un "atrás del palo" le acababa de decir: "Uno se muere de ser genio pero para comer tiene que haber dinero". Entonces, viéndole apurado, le conseguí el encargo de un retrato a una morocha rica. Cuando le llevé la buena noticia me dijo: "A mí con un buen trasero me basta, con tal de que la piel no rechace la luz".

9 de julio de 2008

LOS NAÚFRAGOS DE LA MEDUSA


Thedore Géricault, el gran pintor romántico francés, pintó esta gran obra maestra una vez que había abruptamente roto sus relaciones con la mujer de uno de sus tíos, dejándola embarazada y desamparada. Fue expulsada al campo y su hijo dado en adopción. El escándalo se mantuvo en secreto hasta un siglo y medio después.


Atormentado por la culpa y la cobardía, se encerró durante dieciocho meses hasta dar por terminado el inmenso cuadro que presentó al salón oficial parisino en 1819, cuando contaba la edad de 27 años. En él se refleja el dramatismo incontenible de otra traición, la del capitán del "Medusa", que ordenó cortar las cuerdas con las que remolcaban a las 147 personas que se refugiaban en la balsa. Sólo se salvaron diez y algunos de ellos gracias a haber devorado los cadáveres que les rodeaban.


La desesperación del pintor cuando supo que no sería comprada por el gobierno fue enorme pues le dejaría sin el gran reconocimiento al que aspiraba. Entonces era el cuadro histórico el que daba la verdadera talla de un pintor.


Géricault ha tratado de expiar su traición con la obtención de la gloria por su ensalzamiento como creador de una monumental obra que recoge la inmensa tragedia fruto de otra traición. Pero fracasó.


Dos traiciones, dos tragedias. De una nos queda un testimonio inconmensurable, de la otra, la desventura de un artista que intentó después suicidarse varias veces hasta que finalmente, debido a una caída de un caballo, murió a los 32 años.


Mi amigo Humberto y yo hacemos cuentas y no nos salen las innumerables traiciones que tuvieron cabida en este malecón malhadado. Y al empezar con las tragedias tuvimos que detenernos, eran tantas que ni en los kilómetros hasta el puerto cabían. Mejor dejar que su memoria se pierda al sol de la mañana pues ya la sombra sabrá depositarlas en el recuerdo dormido de unos habitantes que ignoran que el sueño es una gran derrota.