Andrés Piatek es un artista argentino que encuentra en el gesto plástico, en su lenguaje, la vía para entender la realidad y la vida.
Cada trazo y mancha, con ese fondo azul y ese negro que se bifurca para construirse como artefacto que delimita fronteras y engulle mundos tachados, son la presencia viva de un organismo que está en ósmosis con nuestro cuerpo, incluso con nuestra identidad.
Debajo de ese furor hallamos semblanzas, síntesis y expresiones que necesariamente buscan y consiguen esa misma encarnadura, la cual es forma palpitante de una creación que no se adultera, que únicamente quiere amalgamarse con nuestra mirada y lo que hay detrás de ella cuando el entendimiento ilumina esa textura con un aliento ilimitado.
Hoy es día de gestos acompasados de despedidas, de adioses para posteriores reencuentros. Y dejo a este malecón habanero por unas cuantas lunas, que ya es hora de que entre él y yo haya una cierta distancia que nos conceda un margen de lo que a mí se me acaba y a él le sobra.
Tendremos que meditar sobre espacios, obras, olas y vivencias, aunque se hayan acabado las profecías que auguraban otras leyendas.
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