22 de febrero de 2009

LOUISE NEVELSON


La familia de la artista ucraniana Louise Nevelson era comerciante en madera, de ahí su afinidad íntima con la misma para erigir su obra sobre una base que fuese contraria a la consideración de este material como mero elemento de uso.


Ella misma se expresaba así:


"Yo recogía pedazos de madera por las calles, maderas viejas llenas de clavos y todo tipo de cosas.Pero cuando una lo piensa bien, seguro que la gente adinerada va a invertir en materiales caros. Además, la mayoría de la gente ya no vive en casas, sino más bien en escaparates, en salas de exposición. Por lo tanto, jamás van a adquirir madera vieja y apreciar su auténtico significado".


Efectivamente, de la madera pueden surgir y surgen rumbos imprevistos, concomitancias insólitas, significaciones insospechadas y muros en los que gravitan formas nunca vistas.


Es lo que hace esta escultora en esta obra, no soslayar la aventura que se le promete, la indagación plástica que cada pieza le ofrenda, hasta culminar un altar que narra la pasión vital de un lenguaje compuesto de múltiples tallas en el que se observan las distintas etapas de una transformación.


Y lo contemplamos como un icono con entidad propia, con una naturaleza recobrada más allá de la simple instrumentación en que le habíamos convertido. La madera, entonces, encuentra el alma de sí misma.


Mi amigo Humberto, en estas noches tan tristes, anda en devaneos por el malecón. Intenta captar la esencia de lo lascivo palpando granitos de ébano rosado en esa oscuridad, aunque lo más probable es que acabe acariciando otros órganos de roca y no precisamente de viento. Y eso le pasa por ser virgen todavía, pues únicamente es concupiscente con las nereidas que pinta en sus lienzos.

19 de febrero de 2009

FROILÁN LEÓN OROZCO


Tal como titula Anatole France a uno de sus relatos sobre los dioses, Froilán León Orozco, amigo y joven artista español, tiene sed de una pasión incontenible, que se refleja en esta síntesis de vida y pintura, de mundo personal e historia familiar, de soledad, poesía y existencia.


Los distintos planos que conforman la tela revelan un desarrollo autónomo al mismo tiempo que integrador, ambos perfectamente válidos para hacernos ver la singular progresión unitaria surgida de la tierra, de la raíces de lo telúrico, dentro de un universo fantasmal en el que las dos figuras centrales son la aplastante realidad que une las sendas trazadas, como una foto de familia que ha encontrado la dimensión exacta donde vivir y crear.


Esta síntesis plástica armoniza una plataforma de lineas y colores que conjugan un implacable espejo por el que se desplaza nuestra vista en aras de descubrir un misterio que está y quedará profundamente oculto, pues así ha de ser.


En resumen, es una pintura a contracorriente, de gran serenidad, extraordinaria, de vivos acentos líricos y de legítimas metamorfosis.


Hoy dejo dormir a mi amigo y pintor Humberto Viñas en el malecón. Le ha despertado el deseo de encontrar en el sueño la clave que da sombra a su pintura. Yo creo que sería mejor el ron.

JOSÉ MANUEL BROTO

Ya no hay signos de representación, el parecer se manifiesta como un ser que se ha deconstruido para aparecer más, ser todo lo que plásticamente no ha sido.

José Manuel Broto, artista aragonés de extensa y dilatada singladura, siempre ha cifrado su filosofía pictórica en la exploración de la masa cromática para extraerle el recóndito flujo que informa su naturaleza.

Nunca se ha detenido, simplemente ha contemplado y escuchado el murmullo del agua, la ferocidad del fuego, el silencio de la piedra, el monólogo del pigmento, la angustia de la luz.


Y ha tanteado, indagado y percibido, y a medida que lo iba hallando nos iba transmitiendo el misterio envuelto con una claridad que irradiará para siempre.




Mi amigo y pintor Humberto Viñas me envía la imagen abstracta de un malecón hospitalario en un día de luminosidad fuerte, de mar intensamente azul y de canto sublime. Ha querido engañarse a propósito con una belleza que no existe y con la magia del que ha perdido la mirada.










18 de febrero de 2009

JOSÉ HERNÁNDEZ

Busco a mi amigo y pintor Humberto Viñas entre estos espectros hasta que al final lo encuentro. Mientras los mira, en la fortaleza del Morro dibuja las ninfas marinas del malecón a las que les pide ayuda para atravesar este océano de sentimientos derrotados y le eviten ser un barco hundido más en esta bahía habanera que desguaza traiciones llenas de inocencia.


José Hernández, artista nacido en Tánger, pinta para noches de insomnio, para días lúgubres, para momentos en que nosotros mismos avizoramos monstruos en nuestro interior que están en perpetuo alerta.


Es un pintor de densidades oscuras, de celdas habitadas por el retorno de la pesadilla, de fiebres mal curadas o epidemias cuyos enjambres ponzoñosos nos hostigan con denuedo.


Obra de perfecciones sombrías -de las más originales que se hayan dado a conocer en este país-, de pensamientos plásticos hechos de la viscosidad feroz del corazón, intimida y fascina, y al estar creada con hechizo, hipnotiza y arrebata.

14 de febrero de 2009

ART MADRID

Visito otro año más Art Madrid en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. La repetición de las mismas caras de otras temporadas no es óbice para el deleite y la emoción ante sus obras. Me volvieron a impresionar y subyugar Bengt Lindström, Feito con el fuego y la noche, Ciria con sus relámpagos sonoros, Stefan Hoenerloh con sus ciudades de almas muertas, Pedro Txillida, con sus cuerpos hallados y sus esculturas de fuerza que esperan otro tiempo, Millares y Antonio Saura, fantásticas coordenadas secretas, Genovés con su humanidad perdida, y muchos otros que me perdonarán que no cite.

Y alguna sorpresas, pocas, o a mí así me lo pareció, lo cual no es impedimento para mi error, del cual pido disculpas por anticipado. El portugués Cruzeiro Seixas tiene la virtud de continuar lo que parecía ya agotado, Lucio Muñoz siempre me ha asombrado por esa alquimia de la que era poseedor, Mariano Villalta, un auténtico descubrimiento, el paisaje de Juan Díaz, el diagrama de una inmensidad, Karen Appel, el resorte plástico imprecindible, y Broto y José Hernández, este último el pintor de una realidad sin opciones.

Y por último, los que contemplo por primera vez en este espacio, el asturiano Luis Fega, con sus nubes de paradojas imposibles, Martín Alén, una conciencia plástica en plena ebullición, Didier Lourenço, con sus rostros sacros y José Luis Alexanco, con esos signos en que lo oriental y lo occidental conforman una ornamentación febril.

Hasta aquí he llegado, le digo a mi amigo y pintor Humberto Viñas, marginado de estos circuitos de comercio artístico porque no es más que un cubano exhausto que sólo pinta cuando tiene un malecón recibiendo despojos de naufragios pasionales, cuyos vestigios de sombras rescatan alguna luz entre el crepúsculo tardío y el alba noctámbula.



12 de febrero de 2009

LAWRENCE STEPHEN LOWRY


Un paisaje para ver palpando con ojos escrutadores y visionarios, para extraviar los dedos en el roce de esas epidermis que reclaman carne lasciva y ansiosa por engendrar.


Un paisaje con el reflejo del azul amanecido anidado en el rostro del que camine por él.


Pues tales montañas elípticas se han erigido para guardar las fronteras de lo que conserva la plasticidad de la materia viva y el espíritu de un dios que desde lo más alto denuncia la impostura de lo más bajo.


Lawrence Stephen Lowry soñó este paisaje, le dio forma sin pensarlo para no racionalizarlo, lo preservó de rutinas y ornamentos y después lo dejó como una verdad reducida. Y así se manifestó tal cual es.


Hoy, acompañado de mi amigo y pintor Humberto Viñas, le digo al malecón que no hay nada sabido que no se haya vivido en la experiencia y no esté ligado a la certidumbre de uno mismo, y esta certidumbre, esta subjetividad irreductible, seductora y absoluta es la prueba irrefutable de que el todo no funciona. ¿De dónde me han venido estas palabras?


11 de febrero de 2009

JULIO PACHECO RIVAS


Envueltas en una atmósfera limpia y luminosa, aparecen unas estructuras y construcciones que se configuran como los iconos de un cosmos inédito, el cual no necesita a ninguna humanidad para proclamar su investidura.


Ése es el lenguaje de Julio Pacheco Rivas, artista venezolano, renacentista del siglo XXI, que pinta, con una gama cromática acariciadora y seductora, una ficción plástica de futuro entre lo fantástico y lo racional. Orden, fantasía, rigor, geometría, que contemplamos como una aventura de la mirada que penetra en la disolución del sujeto a cambio de una consagración del objeto, pues dentro de éste hallamos la topografía de lo que somos.


Mi amigo Humberto Viñas lee a Kavafis para reencontrarse consigo mismo. Trae su poesía hasta el malecón, recita sus versos en voz alta a fín de que el mar insolente le escuche, pero al final son los habitantes de la noche los que le oyen y repiten su declamación hasta quedarse sordos. No quieren sentir la impotencia de la carne, esa ansiedad imposible de que sea libre de vivir y morir.

10 de febrero de 2009

SHERRIE LEVINE


Sherrie Levine, artista estadounidense, planteó su trabajo sobre la base de que el lenguaje artístico había sido desarrollado por las figuras de culto masculinas de la era moderna. Hablaba del complejo edípico en la conexión entre los artistas actuales y los de otros tiempos. A ellas únicamente les quedaba un lenguaje prestado y carente de apreciación.


Sobre esas premisas desarrolló el concepto de "appropriation art", del que fue su máximo representante,que giraba en torno a la desmitificación y deconstrucción de la idea de autor, original y originalidad.


Con esta obra, "Después de Joan Miró", Levine comete un crimen pasional, lo que no reconocerá nunca, pues incurre en el desliz que trata de denunciar: el de una originalidad que se hace presente y además se transforma en leyenda.


Considero que el juego del arte no tiene sexo ni condición, son multitud de espejos en los que se observa la múltiple genealogía de la expresión estética y humana,siempre con el retorno a nuestro propio yo, sea el que sea, con el fin de recuperar su naturaleza vital, un tanto narcisista y fetichista además.


Por eso, "Después de Joan Miró", hay y habrá otros Miró, cuyo estilo sea el mundo que construyó para nosotros y cuya sintaxis sea la proyección que no pudo culminar. Y aunque sea una copia aparente, tiene la legitimidad de serlo en otro contexto, realidad y tiempo, de los que asimismo es su manifestación.


Mi amigo Humberto Viñas y yo dialogamos sobre la luz de la bahía habanera, y nos fijamos en que está perdiendo grosor, tanto que no sabe como este anhelo de vida plasmarlo en el lienzo, pues necesita mucha luminosidad para contrarrestar la sombra de soledad de los habitantes mudos del malecón, que nunca se han visto tan escasos de escuchar cantos de especies en extinción.

9 de febrero de 2009

TRACEY EMIN


El sujeto sale de sí y nos deja la sustancia, que es su lecho. Se representa en la crudeza de lo vivo inerte que quiere ser verdadero, incluso lo es, mediante una supuesta metafísica de la ausencia. Aunque también puede ser el propósito de un narcisismo que ha dedicado toda su biografía a buscarse y descubrirse, a exhibir lo íntimo ante lo público impúdica y provocadoramente.


¿Puede, asimismo, ser un pasado o presente, un otro yo del que desea desprenderse porque en él anida la desesperación y el fracaso? ¿Es una obra fruto de un impulso por dejar huella de los errores y desaciertos cometidos?


Lo que es indudable es que esta instalación de la artista británica Tracey Emin ofrece un desencanto bajo un prisma poético de desolación, angustia y soledad, y no oculta el discurso metaliterario que subyace y que le permite más versatilidad y hondura en la significación que puede tener para el espectador.


Aún así, la sinceridad de su mundo depara dudas e incertidumbres en su condición estética en lo que al soporte elegido se refiere.


Mi amigo Humberto duerme todas las noches en el vientre del malecón. Allí se acurruca y dejar pasar las horas hasta el alba en continuo diálogo con un dios cruel que nunca ha conocido la piedad. Le pide una libertad inútil para ser y estar de nuevo. Yo intento sacarle de ese agujero, convencerle de que su único hálito es volver a tomar el rumbo del lienzo, de la tela o la madera, pero él sólo piensa en la piedra, en hundirse hasta el fondo de ella y matar la sombra que le condena.

8 de febrero de 2009

PANCHO QUILICI


Hay paisajes que son memorias recicladas en otro orden del tiempo, en la textura de una edad virgen o en la piel de una era enterrada con vida. Pancho Quilici, artista venezolano, nos ofrece uno que aureola con los signos palpables de los que parte para construir el vasto panorama central.


Nuestra mirada, arrastrándose desde abajo, se detiene en esa amplia perspectiva que conjuga restos urbanos con una tierra plana y un cielo navegante que se extienden ilimitadamente. El río es el lazo de unión entre ambos polos y el puente la línea de comunicación entre lo interior y lo exterior.


Conforta y sosiega esta definición plástica que abreva en el logro de generaciones anteriores de pintores que han perfilado horizontes en los que la no visibilidad de la figura humana lo hace paradójicamente más nítido, más concreto y pacífico.


El paisaje es una búsqueda de sí mismo a través de un mediador que lo sepa interiorizar y comprender de cara a impregnarlo de la grandeza que demanda, sin escatimarle esos rasgos de misterio que nunca deben abandonarle.


Mi amigo Humberto me confiesa que se siente un mar muerto lleno de sentimientos hundidos. Una sensación de fracaso le recorre el alma y una emoción desgarrada el cuerpo. Ahora toma el lápiz y dibuja unos rostros borrosos que después han intentado susurrarle de que es imposible resucitar lo invisible pero que todavía queda lo visible aunque hay que acertar a descubrirlo.

5 de febrero de 2009

KATHARINA FRITSCH / RATAS


Las vemos en un circulo fortificado de casi tres metros de altura, están erguidas, en posición de defensa y ataque y en lugar de poder rodearlas parece que son ellas las que nos tienen cercados.


De nuestras cloacas y estercoleros han llegado para ser ídolos de fuerza, agresivos, amenazantes, a los que nuestra mirada trata de ocultar en el reino de sombras y pesadillas que pueblan las visiones de ultratumba en las que vivimos y no queremos visitar, nos aterra su contagio.


Y estos tótem plenos de plasticidad nos hablan en un lenguaje mítico que entendemos perfectamente porque es el del horror que nos acosa cada día, cuando caminamos sobre un suelo cuya capa por debajo desea salir a la luz para imponernos su desprecio y abyección.


Katharina Fritsch, artista alemana, busca en esta obra mostrarnos claves que sean útiles por su impacto conceptual y emocional, que nos enseñen a ver lo cerca que está aquello de lo que no tenemos perspectiva porque es más cómodo invertirla.


Mi amigo Humberto guarda silencio, yo también, la pintura tampoco habla, y sólo las ratas del malecón, siempre hambrientas y sedientas, se acercan a nosotros para pedirnos un poco de ron. Necesitan estar embriagadas, nos dicen, para poder seguir maldiciendo.

4 de febrero de 2009

MARINA ABRAMOVIC / INCISIONES


Marina Abramovic, artista nacida en Belgrado, utiliza su cuerpo como un instrumento de expiación y como un mapa o lienzo epidérmico donde inscribe con el acero la biografía de un sufrimiento, de un dolor al que le ha dotado de su propia queja de manifiesto público.


¿Por qué dar carácter estético a un "perfomance" fundamentado en infligirse a sí misma una tortura? ¿Por qué emplear la materia viva para crear un lenguaje visual en que la carne supura y la piel habla mediante una estrella de sangre?


El dramatismo de la imagen enlaza con las prácticas de flagelación y estigmatización, con pesadillas que nos surgen de pronto del lado ciego y sordo, de lo tenebroso y al mismo tiempo místico, de lo metafórico mortal en definitiva.


¿Es necesario que lo virtual se transforme en la esencia de una realidad cruda que ha de exceder los límites de lo simbólico para adentrarse en la divisoria donde el único retorno es la muerte?


El arte tiene como una de sus metas básicas el cuestionarse a sí mismo y en este caso este silogismo es más cierto que nunca.


Durante nuestro paseo de medianoche, aparece un mensajero desde el fondo más oscuro del espigón que dice llamarse Juan Manuel Colchero y presentarse como el edecán yoruba de su Señor. Nos conmina, en voz baja y prieta, a hacernos feligreses de la compañía de muertos del malecón. Se nos necesita para completar la nueva teodicea que dará a conocer en los próximos días a los habitante de la noche habanera. Cuando se fue no nos quedó más remedio que disfrazarnos de rata para escapar a un destino, sin ron y rumba, resucitado de las pinturas de El Bosco.

HUMBERTO JAIMES SÁNCHEZ / OQUEDADES


Humberto Jaimes Sánchez, artista venezolano, pintó esta obra con el fin de que las oquedades de un universo personal e íntimo quedasen abiertas a la luz y con ella a las portentosas transiciones cromáticas que forman parte de nuestras fosas humanas.


Desea que el color trascienda, se haga forma de un ser cuya ontología nos acerca al conocimiento de aquello ante lo que no podemos estar ciegos, que nos obliga a percibir lo que durante milenios ha estado en el subsuelo y todavía vive y respira dentro de su propia poesía.


Y esa vida no es una herramienta para destruir, tal y como aseguraba Baudelaire, sino para que la esencia plástica la defina, le dé sustancia y reconforte, tal como ha hecho este pintor.


El malecón le ha dicho a mi amigo Humberto que si no escupe o vomita sin límite ni descanso la materia pictórica, hará de él un condenado a perder los ojos eternamente y a habitar tinieblas que ya han sido encaladas de cieno para recibirlo. Al instante de oírlo, regurgitó perfiles y dibujos de injurias insatisfechas impidiendo que la libertad no escapase al orden impuesto por ese monstruo de piedra. ¡Maldita esclavitud!

3 de febrero de 2009

DIEGO SIMANCAS GARCÍA / JUEGOS


Una vez que ya ha pasado la muerte con su procesión de despojos y nos ha dejado sin una parte de nuestra memoria histórica familiar, contemplo la obra del artista español Diego Simancas García como aquélla en la que fantasía y espacio se concitan para desenmascarar la función pertinaz del tiempo.


Y es gracias a que una figuración, entre lo artificioso y lo sensual, genera una visión aparentemente polivalente pero que guarda una lógica unitaria: música, baile, placer, juego y más en una base fragmentada anunciadora de un vacío negro que puede tragarse todo ese escenario, quizás por considerarlo frívolo cuando es sólo lúdico. Señal de que lo pictórico abre sus propias dudas e interrogantes.


Por eso, esos seres de colores suaves y fríos enlazan con las caricaturas que no son vivencias del tiempo sino de la búsqueda de otra existencia donde lo irreal sea real.


Y además ese dibujo dinámico encuentra en lo geométrico la senda por la que desfilan las formas que hacen de la curva la presencia de un ballet plástico que se recrea amable y secretamente en nuestra mirada.


Me habla mi amigo Humberto de un fenómeno extrañísimo que le ha ocurrido. Estando pintando el cuerpo de una joven mulata que le estaba sirviendo de modelo, ésta amorosamente le pide que no siga perdiendo el tiempo, que ella sabe como hacerlo mejor. Se queda pasmado cuando la vio introducirse en el lienzo y ya una vez dentro desvestirse por completo. Me confesó que era el mejor desnudo que había compuesto en su vida.


24 de enero de 2009

GONZALO DUPORT / A CIEGAS


Gonzalo Duport, artista argentino, tiene la misma convicción de Sartre, en lo referente a que "hay un momento en que las evidencias se embotan, las luces se apagan, cae la noche; la gente se percata que anda a ciegas y, por lo tanto, se necesita una luz nueva, un enfoque nuevo: es entonces cuando un objeto aparece como problema".


Pero él no deja que sus criaturas sigan ciegas, no vean ni se fijen en nada, no sean objeto, porque es nuestra mirada la que esperan para reencarnarse a sí mismas. Deja que se apropien de los colores de la soledad y de la incomunicación en un espacio en el que el rojo cierra una cárcel que no tiene salida.


Es una pintura en que la economía de rasgos acentúa lo desventurado y confronta al observador con su propia desdicha de personaje de indeterminado destino.


Encuentro a mi amigo Humberto buscando cangrejos en las rocas del malecón. Le pregunté por la razón de este rastreo inútil y él me respondió que estos cárabos tenían en sus ojos el misterio de una perla con la que poder salir de esta tormentosa penumbra. Si eso fuera así, le dije, los que se los han comido serían bombillas andantes y no veía ninguna a lo largo del muro.

22 de enero de 2009

LOUISE BOURGEOIS / VÍSCERA


Esta artista, Louise Bourgeois, extrae de ámbitos desconocidos e íntimos la belleza inusual de lo mórbido, la víscera carcomida, el relieve de un mal que goza de su propio narcisismo.


En esta obra no hay misterios que descubrir sino emociones que librar, encuentro con lo que no ansiamos tocar pero sí continuar observando lo que tiene de inquietante y morboso en su forma, la caligrafía de ese tumor que nos repugna y nos provoca.


Puede ser la morfología de una descomposición o un intramundo de ríos de lava cancerosa que surge de las fuentes de nuestro cuerpo. Y quizás sea mucho más pero su consistencia y valor plásticos se anteponen a su significado, borracho de tantas tramas que urdir.


Mi amigo Humberto ha reunido en su taller a sus colegas Orestes y Orlando para hacer conjuntamente una instalación que ensamble el silencio de la penumbra con el estallido de las olas en los arrecifes habaneros. Sin embargo, después de muchas horas de tarea, únicamente ha brotado un mudo en una bañera vacía. Han decidido que no lo volverán a intentar. Buena idea.

21 de enero de 2009

CHRISTIAN BOLTANSKI / RETABLO


La muerte se muestra cada día más impaciente por cobrar la pieza. Es como si su cotización se desmoronase debido a una demora que para el futuro damnificado no es otra opción que una agonía de infame impostura.




Por eso, esta obra de Christian Boltanski proyecta, a modo de un retablo o iconostasio, la memoria de unos seres, que no son santos ni beatos ni apóstoles, sino simplemente víctimas del destino que ellos mismos construyeron o por el que fueron fatalmente inmolados.




Es un obituario visual que despierta en nosotros ecos de fugacidad, de entelequias olvidadas y omitidas, de recuentos en la memoria fallidos o de afectos ahora descubiertos.




Un canto fúnebre que se convierte en objeto plástico que hace de lo sagrado un arte pagano, aunque sólo queremos verlo como un procedimiento efímero, no sea que se incruste en un pensamiento que ya no desea cavilar.


A mi amigo Humberto sigue latiéndole el corazón a pesar de que lo acorralan los ocho mil demonios de la manigua. Bajamos al malecón para que los espante, pero hace todo lo contrario, se amiga con ellos, los acoge con grandes alardes de fraternidad e incluso les reparte el botín de almas. Nosotros nos escondemos en una esquina en penumbra y nos santiguamos con ron para calmar el terror de nuestros espíritus.




19 de enero de 2009

JOSÉ GUERRERO / ANDALUCÏA


José Guerrero, artista granadino que estuvo adscrito al expresionismo abstracto americano, pinta su tierra natal con la verdad interior que está yacente en la misma.


Las manchas y trazos cromáticos dejan mirar la fisonomía de sus quebradas, meandros y cauces, topografías abiertas, entre luz y sombra, de sus almas cansadas.


El artista no reinventa una Andalucía que no existe, aquélla que se quedó traspapelada en su bagaje artístico y humano, sino la que se revitaliza en su propio ser atrapada en el tiempo.


Y tan es así, que -tal como decía Platón, "todo lo que es grande resiste la tempestad"- su obra soporta no sólo este temporal de aprehender esta frontera de lo aparentemente inaprensible, sino que se remonta a su génesis para plasmar magistralmente aquello que desde niño han nutrido sus ojos.


Hoy el malecón tiene una cara vuelta a la infamia. Como mi amigo Humberto y yo no queremos correr riesgos innecesarios, nos dirigimos por la otra, que nos ofrece por lo menos la opción de ir por la penumbra.

JOSEPH CORNELL / ENCERRADOS


El artista estadounidense Joseph Cornell ha logrado la realización de una obra donde nos invita a contemplar lo ya contemplado pero no mirado.


Reune objetos y los introduce en urnas abiertas con cristales y a veces espejos. Son protagonistas heterogéneos que se han colocado juntos para esperar. Cuando cambie el signo de los tiempos quizás hasta se comuniquen y hablen.


Ellos son una realidad que nos convoca para que reconozcamos nuestra culpa al no haber advertido la conexión estética que la prestidigitación azarosa de su encuentro manifiesta.


Encerrados gozan -y sufren- de una sintonía sutil que trasmiten al espectador que ahora se da cuenta de que son las claves visuales de los secretos que guarda en sí mismo.


Hoy despertamos sin la sed que este mar engendra en su seno. El sol acierta al bañar el malecón con restos de pintura falsificada. Mi amigo Humberto y yo nos acercamos hasta él y le pedimos que nos proporcionase denuedo y ánimo en el acto de su purificación. Pero nos cubrió de un mutismo sereno y húmedo pues no deseaba imágenes de sí mismo que no fuesen tan inmortales como él.

15 de enero de 2009

ORESTES CASTRO DIÁLOGOS EN EL CEMENTERIO




Mi amigo Humberto me habló de un colega suyo, Orestes Castro, otro artista cubano que tiene extrañas melancolías de ultratumba. Y no es el único.




Por eso su pintura goza con la vida de los espectros y les convoca ante un denso telón de sangre para que sus diálogos sean más sonoros y se renueven con el eco.




Pero no hay horror ni maldiciones sino ironía, seducción y ternura, y amor también. Igual que en un fresco medieval, él rinde culto a los que una vez enterrados han sido olvidados. Y al mismo tiempo rescata y reivindica a estos marginados óseos para que sepamos que nos están esperando.




La escenificación plástica es vibrante, fuertemente expresiva y atractiva, que nos concilia con el vértigo de lo que todo artista quiere expresar: el absoluto de la extinción.




Mi amigo Humberto, salvado del agua, rebaña la sal que necesita para poder empezar de nuevo. No le va a ser fácil, las manos ya no quieren obedecerle porque aunque no lo han pintado, ya lo han visto todo.