- ¿Quién dice que no hay que deshilachar los espacios, que no se pueden volver a roturarlos con otras aporías visuales? Da lo mismo que sean aporemas, teoremas, anatemas, apologías, lo esencial e irremplazable es que el desfile ocular agote delirios, fantasías, ficciones, imaginaciones y alucinaciones.
- En la obra del inglés WOODROW se dan todas las características de un hacer con una visión transgresora, iconoclasta, abierta deliberadamente a la diacronía de las miradas. No rehúye emociones insólitas y dadaístas en sus construcciones, sabe perfectamente que hay que estimular el desafío iluminado, la luz que despierta ecos de oscuridad en la lucidez, temores cabalísticos, sortilegios e intrigas.
- Convivir con tales creaciones no deja un estrecho margen, al contrario, se suceden confluencias y divergencias, separaciones y aproximaciones, colisiones y armonías. Necesitamos deambular alrededor de ellos, convertirlos en nuestros espejos trotamundos, perezosos, vagos, investirlos de nazarenos para que nos den su bendición y así poder transformarnos en ellos.
- Quiero mi ser, mi ser
- Íntegro. Toda el alma
- Se ilumina invocando
- Las horas más cantadas.
- (Jorge Guillén).