- Yo soy un ser mudable, vivo en una urbanización, tengo mi coche en leasing, compro on line, recibo software gratuito, sólo presto atención unos instantes, no reflexiono, soy espontáneo. Pienso en mí mismo como un intérprete y me considero un creador.
- En un mundo donde el trabajo es flexible y temporal, mi vida está sujeta a mudas y estados provisionales. No busco ideologías sino sensaciones terapeúricas y me defino más con imágenes que con palabras. Aunque soy experto en el proceso de datos electrónicos me juzgo más emotivo que racional.
- El centro comercial es la plaza pública en la que tiene lugar mi soberanía como consumidor y como expresión democrática. Mas no creo en las personas sino en los personajes de ficción (de televisión, cine, ciberespacio), en los vínculos de las páginas web, en una participación de la realidad más sistémica que lineal y objetiva.
- Veo el mundo como un escenario, me voy reconstruyendo con el estilo y la moda y experimento y busco la innovación. He accedido a un mundo de redes, portales y conectividad. Si me desconecto muero. Amén.
- El alemán BALDUNG, desde la ultratumba, me musita con su voz fría, casi helada: me necesitarás para que el momento de tu muerte sea el anuncio más y mejor pintado, sin envases ni marketing, sin experiencias de vida mercantilizadas, sin hiperrealidades que no vas ya a necesitar. De acuerdo, le replico, pero que no duela.