5 de septiembre de 2011

WILLIAM COTTON (1965) / A CHUPAR




  • La banalidad entra en la concepción artística por una puerta y se niega a salir por la otra. ¿O es que el equívoco surge de la ambigüedad de combinar en la pintura erotismo y pastelería, decadencia y mal gusto? 




  • Tampoco es cuestión de irnos muy lejos, sólo al rococó francés y sus posteriores epígonos, por eso de hallarle unas excrecencias que, la verdad sea dicha, no necesita, las lleva consigo. De todas formas, lo que hizo el norteamericano COTTON es ponerlo al día y endulzarlo. 

  • Después de tanta asquerosidad y abyección, ya le tocaba a la repostería, la bollería, la confitería y la panadería. Y si a eso añadimos esos cuerpos embadurnados, los lameteos o lametones son de hartura total. 

  • No obstante, para el observador es una frustación ver tanta fragancia, dulzura, sabor y piel rozagante y no succionar el éxtasis correspondiente. Únicamente la mirada queda convulsionada, casi "orgasmizada", entre espasmos atacantes y perplejos. O absolutamente lo contrario, repugna tanto empacho carente de una autenticidad estética o de una verosimilitud plástica.

  • ¿Dónde extraviarse, dónde?
  • Mi centro es este punto:
  • Cualquiera. ¡Tan plenario
  • Siempre me aguarda el mundo!

  • (Jorge Guillén) 

1 de septiembre de 2011

ANTONIO LÓPEZ (1936) / LA PINTURA ES UN DESCUBRIMIENTO


  • Creo que Fumaroli no se estaba refiriendo al español ANTONIO LÓPEZ cuando señala que en neofrancés se llama ¨plásticos" a unas personas que han colgado los hábitos de todas las artes, con la pretensión de subvertirlas todas a un tiempo, sin saber ni dibujar, ni pintar, ni esculpir, ni bailar, ni cantar, ni dar un paso, ni actuar...... Ni mucho menos. Él y su obra en sí mismos son el propio concepto de arte, sea clásico, moderno o contemporáneo.


    • Pero además es que cada cuadro o escultura refleja un acontecimiento único, un suceso extraordinario, un hecho a través del cual sentimos la fuerza expansiva del sentimiento plástico en un contexto exclusivo, en una síntesis de tiempo, memoria y creatividad. En esta segunda retrospectiva en el Thyssen de Madrid se reconstruye paso a paso una sabiduría lenta, que ha madurado plena y paulatinamente, que opera sobre la mente y el ojo como un bisturí, sin acudir al desperdicio de lo que sobra o de lo que está de más.



      • Trabaja con la realidad de una urbe que se descubre a sí misma, que se habla, sufre, se confiesa, ensucia y no pide la bendición porque está levantada con una dimensión humana que se transparenta en su soledad. El artista tiene esa capacidad para acertar con la materialización justa de ese imaginario, enriqueciéndolo con una reflexión pictórica que se alarga durante decenios. Ahí reside su finalidad, ya sea buscada o hallada, o las dos al mismo tiempo.



        • Casi diríamos que su oficio es desmesurado en su virtuosismo, atemperado por un talento excepcional que impone un sentido, una dirección, cuyos términos avanzan etapa por etapa, capa por capa, y conforme a perspectivas que se abren para buscar otras. Una visión poética que enlaza finitud e infinitud, tiempo y escoriación, duración y corrosión, vida y muerte. No se deja nada.



          • Le digo a mi hermano cubano Humberto Viñas que si ANTONIO LÓPEZ viviese en La Habana pintaría El Malecón miles de veces. Te equivocas, me dice, no se lo permitirían, agrietaría demasiado los muros, se detectaría la corrupción que los empuña en el barniz de su retrato.









30 de agosto de 2011

DANIEL SPOERRI (1930) / BODEGONES PARA COMER


  • No sé en qué lugar he oído lo de que a mí lo que el artista traiga de su viaje de exploración no me asusta. Y además no puede conseguir esa intimidación si la sensibilidad imaginativa está sincronizada y acorde con los nuevos artilugios visuales.


    • Sí es cierto que en toda tentativa de traducir a palabras el enigma inextricable de la creación artística se da un carácter ambiguo y equívoco, lo que ya he comentado en anteriores ocasiones. Y también, y ya es una acotación inédita, lo de que un gran pintor está autorizado a retomar la tradición después de haber hecho la revolución, que no es más que la búsqueda de su propia realidad (Elie Faure).




      • Por consiguiente, expresados esos preámbulos en referencia al denominado "nuevo realismo", la obra del suizo de origen rumano SPOERRI es paradigmática, por sus bodegones trampa, su mal calificado arte para comer, su penetración y conjugación insidiosas, el centelleo de lo efímero antes y después de su consumo, su proceso organizativo, su soporte máscara de lo que nos nutre, su rebelión al colocar en vertical lo que no tiene otra conciencia que lo horizontal, su intención plástica en un contexto ajeno a ella, en definitiva.



        1. Comoquiera que los bodegones son puros reflejos visibles y táctiles, que desprenden olor, sabor, cultura y pathos culinario, podemos hacernos ahora eco de su lamento al no poder ser entes a desaparecer invocando su destino, al estar condenados a una presencia sin comensales, sólo espectadores, y a una exhibición extraña a su naturaleza, su constitución física. Hay una estética evidente y determinada en la manipulación de lo empírico y en el objetivo de destrucción de su significado, pero en todo caso comamos, que la cena está a punto.




          • Después de que El Malecón nos diese su permiso, llevamos al muro mi hermano Humberto Viñas y yo un bodegón. No nos dio tiempo a posarlo, en un instante los utensilios y los alimentos había desaparecido. Les deseamos la mejor de las venturas.








21 de agosto de 2011

CARLOS MÉRIDA (1891-1984) / RAÍCES QUE ATRAVESARON EL CORAZÓN



  • ¿De qué sirven las ecuaciones en el arte? Pues de tener que cargar con ellas, veces más, veces menos, y estén despejadas o no. Aunque la más notable es la referida a objetos más galerías más salones más museos más coleccionistas más ventas más especulación, sin olvidarnos de premios, ferias y fiestas de guardar.




    • Pero centrándonos en el guatemalteco MÉRIDA, que no es ninguna ecuación, hemos de decir que él sí ha encontrado los símbolos adecuados y les ha dado una forma convincente. Y es que su fórmula plástica recopila la idiosincrasia constructiva y la hace moverse en la dirección ancestral, aborigen, autóctona de un subcontinente hasta ahora olvidado y despreciado.





      • Desde este sentido eclecticista, la raigambre convierte el pensamiento, la intuición, el sentimiento y la sensación en una obra de manifiesto impulso creativo y también en producto de solera, pasión y abolengo.





        • No es que nos vaya a descubrir increíbles mutaciones, inalcanzables estratosferas, no, no es eso, es que sencillamente nos revela que una iconografía con las maneras cimentadas, bien organizadas y conformadas depuran la gracia y el rito heredados, sus creencias y sufrimientos.





          • Los signos son reconocibles y a pesar de ello nos hablan de lo desconocido, de los tiempos remotos, guerreros y cultos, de los orígenes de una civilización y/o los mecanismos de su destrucción.





        • Atendiendo a lo que se ve, es una labor de recuperación, de rescate de presencias nuestras que nunca han tenido redención, lo máximo una convalecencia de lavado de imagen con funeral cantado.





        • Llueve sobre El Malecón y mi hermano Humberto Viñas aprovecha para hurgar en los huesos que traen las mareas. Piensa hacer con ellos un museo bajo tierra y no cobrará entrada. Amén.























12 de agosto de 2011

ANDRÉ MINAUX (1923-1986) / HUIR DE LO AMORFO


  • He de reconocer que tomo de los especialistas únicamente aquello que me interesa, tal es el caso, ya repetido en este blog, de Herbert Read, el cual declaró que las imágenes de los artistas son ante todo formadoras, es decir, que le confieren una forma definida a lo que era amorfo; son cristalizaciones de intuiciones mentales fluidas; materializan lo inmaterial, lo inmaduro, las orientaciones meramente sentidas y localizadas de la experiencia sustancial.


    • Efectivamente, el francés MINAUX es el cultivador de una síntesis que por sí sola conforma un modo de vislumbrar, de acceder a esa experiencia que delimita al artista, lo que le hace ser de la forma plástica que al final es.



      • Nada de bellezas buscadas ni sentidas, nada de rasgos excelsos ni metonimias. La representación goza con su propio sentido de lo que aparece, con su significado alcanzado, con la rotundidad de una coloración que difumina o avejenta y a la que no hay que exigirle más. Pues sonoriza la pasión de lo que no precisa tanta contextura y revela dominios y tramas que remiten a la ilusión de mirar lo que no vemos.



      • Cuando hay claudicaciones hacia otros derroteros, la magia permanece y alienta al taumaturgo y entonces se baña en su caudal hasta la hora de cierre. Mañana será la aventura de otra espera.




9 de agosto de 2011

ARNALDO POMODORO (1926) / EL ORDEN DE LAS MUTILACIONES NO CABE EN MIS CUERPOS


  • Si buscamos el paradero de otros conglomerados de monolitos, no tenemos más que preguntárselo al italiano POMODORO, aunque él no creo que nos aclare que su intención era que esas efigies funcionasen como intrépidas reminiscencias de un ideario que pretendía ser omnisciente.
Sus superficies están horadadas, los tajos abren oquedades, interiores o dejan grabadas las heridas ordenadas, geométricas de civilizaciones supuestas o de culturas que se amparaban en esos ídolos para renovar sus teodiceas.



  • Dentro de la esfera la tierra oculta su naturaleza aunque no le sirve de nada, la pirámide comunica su tiempo nuevo y los baluartes las muecas de sus defensas conquistadas.



    • Es una obra cargada de connotaciones, fuentes, mitos y referencias, centrada, asimismo, en una plástica que conjuga el misterio y finalidad artística, lenguaje y sensibilidad panteísta de una humanidad que lo necesita para vivir.



      • La misma necesidad de unos artistas que nos sugieran continuamente nuevos símbolos de la realidad que reflejen estos cambios (Herbert Read).



    • Valles sin lindes, mares sin riberas,

    • cavernas, bosques densos y titánicos,

    • montañas que a los cielos desafían

    • y hunden la base en insondables lagos,

    • en lagos insondables siempre mudos

    • de misteriosos bordes escarpados,

    • gélidos lagos, cuyas muertas aguas

    • un Cielo copian tétrico y extraño.

    • (Edgar Allan Poe).













3 de agosto de 2011

EVA AEPPLI (1925) / LA INFELIZ RAZÓN DE NO CONVERTIRME EN NADA


  • Silencio de nieve por doquier, las campanas están tocando a rebato, mas es lo mismo, las plañideras y ceremoniosas criaturas se han plantado en el hogar de nuestro imaginario y conducen tan pronto nuestros rezos como proporcionan diana a nuestras andanzas.


    • Lo peor no es su hermética configuración y compostura sino la insondable forma de inmiscuirnos en ella. Cabe su hechura de símbolo durmiente pero en su seno se despereza una formulación antropológica que obliga a la razón plástica a descubrir su propio signo sin respuesta.




      • En cuanto la suiza AEPPLI, autora de estas piezas, dé por acabadas las mismas, los espectadores nos adentramos en la visión de una cosmogonía tan incrédula como fiel seguidora de una sumisión a la tragedia y al drama de una concepción épica, aunque bien desprovista de sintagmas grandilocuentes.



        • No hay motivo para asustarse. Y no lo hay porque es la propiedad de un fruto muy bien imaginado y articulado, donde la emoción infiere y no se originan pérdidas causadas.











25 de julio de 2011

MIKE SWANEY (1978) / EMULACIONES Y SÍNDROMES



  • Vamos a contar un cuento tan grande que no quepa en el espacio ni en el tiempo. Vamos a vivir de narrarlo tantas veces y en tantas ocasiones que no haya forma de recuperar su origen y comienzo. Vamos a hacerlo nuestro, cobijarlo entre nuestras sábanas y dejar que nos colme.




    • Si lo habitamos y permitimos la fluidez de su decoro, que sea como un collage que capte idiosincrasias de color sustituyendo habitaciones vacías. Si va a pertenecernos, que sea a caballo entre los ensueños y las elucubraciones. No queremos más si de los que se trata es de ir hacia menos.





      • El canadiense SWANEY, en su obra, aparece como un analítico que se pierde a lo largo de ella en su expresión, pues proyecta, siente, imagina y sueña. Tiene capacidad para que la fantasía de su trabajo sea nuestra compañía, informe nuestra percepción, la de espectador y la de inquisidor de nuevas imaginerías que nos remitan al acontecer de un ciudadano huérfano.






        • Juega con nuestras ensoñaciones de infancia, con nuestros repertorios de misterios por pintar y crear, construye desde las distintas dimensiones de la realidad, una para ti, otra para mí y otra para aquél. Juntas conciben la unidad esencial de lo que se representa como ensayos de la percepción hambrienta carente de adhesión. Necesitamos otra vez los duendes, los elfos y los gnomos para acabar con el insomnio.





          • Enigmas son y aquí


          • Viven para mi ayuda,


          • Amables a través


          • De cuanto me circunda



        • Sin cesar con la móvil


        • Trabazón de unos vínculos


        • Que a cada instante acaban


        • De cerrar su equilibrio.


        • (Jorge Guillén).











24 de julio de 2011

CHRISTIAN YAMAO / NO ESPERO AL INVIERNO


  • De las palabras de Bossuet a la obra y personalidad del argentino YAMAO:

  • "Soy pintor y escultor; tengo mi arte, mi proyecto o mi idea; tengo la elección o la preferencia que concedo a esta idea por un amor especial.

  • Tengo mi arte, mis reglas, mis principios, que reduzco en la medida de lo posible a un primer umbral único, y es por ello por lo que soy fecundo. Con esta regla elemental y este ingenio fecundo que constituye mi arte, concibo de mí un cuadro, una estatua, que en su sencillez es la forma, el original, el modelo inmaterial de lo que ejecutaré en la madera, en el mármol, en la tela donde colocaré todos mis colores.



    • Me gusta ese proyecto, esa idea, ese hijo de mi pensamiento fecundo y de mi arte inventivo. Y todo ello se mantiene junto e inseparablemente unido en mi espíritu, y todo ello en el fondo es este espíritu mismo y no posee otra sustancia; y todo ello es igual e inseparable".
      En resumen, el trabajo este artista es fruto de una concepción entre oriente y occidente, la encarnadura de una impronta que ruge como un incendio manga, que rebobina formas y conceptos, que aglutina y construye con fuerza e intensidad, sin olvidarse que la vivacidad cromática es la determinación que dilata los términos e intensidades de las visión. Dejemos, por tanto, que prosiga.



    • Soy, más, estoy. Respiro.

    • Lo profundo es el aire.

    • La realidad me inventa,

    • Soy su leyenda. ¡Salve!

    • (Jorge Guillén).






20 de julio de 2011

JOSE MARÍA CUNDIN (1938) / LA SUTILEZA Y SU CONTRARIO


  • Si es como dice María Zambrano, que la mano debería colaborar, sin duda, dibujando, en esta simbiosis del sentir y entender, el vasco, residente en Nueva Orleans, CUNDIN, lo defiende, sin necesidad de consignas, desde un sentido armonioso de un caos lumínico que brota sobre la luz, le da sabor y perfume, multiplica la onda que crece en la mirada y permanece con el latido a flor de piel.



    • Después está la otra vertiente, esa de eliminar la belleza y sustituirla por la expresión, que el artista concibe como horma de su zapato, que contiene un alma caricaturesca, vehículo de gramática parda pero confabuladora de designios pictóricos recitadores.



      • En conjunto, si hay un descubrimiento -me remito de nuevo a Zambrano- es que hay expresión de libertad y encuentro de una realidad prometida que al fin accede a hacerse presente, a dar la cara. Realidad que se descubre y sintetiza, se forma entre desvelos, tocando espacios, guiándose bajo los colores y dentro de ellos, examinando las raíces que se funden, y esperando, siempre esperando.




        • A veces, en épocas como ésta en que vivimos,

        • donde todo está desencajado y revuelto,

        • grandes especialista construyen férreos y blindados tarjeteros.

        • Siempre ocurre lo mismo en los días de gran confusión y desarreglo.

        • Y en un siglo tan caótico como el nuestro,

        • surge de pronto una mecánica perfecta de definiciones y clasificaciones.

        • Y se dice: todo está puntualizado y archivado.

        • (León Felipe).















18 de julio de 2011

GIANCARLO ALEJANDRO LEON WALLER (1979) /LA ANGUSTIA ES UN SERVICIO PÚBLICO




  • Que el hombre se dirija a la realidad para tratar de encontrar todo no es extraño. Pero es el artista quien no desatiende a los signos emanados de las propias entrañas para ir con ellas hacia el corazón de la misma. Esa es la razón de que Balthus dijese que pintar es llegar a la profundidad de las cosas.






    • El peruano GIANCARLO LEON WALLER se ha aventurado, irreprimible su ansia plástica, en ese rastreo en el que ha intuido lo que las imágenes, desde su santificación estética, han perseguido en aras de lo que es una continuación sin verso, como es la ruptura de convenciones canónicas sobre la belleza, el ideal, el clasicismo. Había que pugnar por corporeizar el reverso, la inversión de términos, tal como hicieron las vanguardias; por lo tanto, el dar forma y fisonomía a la angustia tiene sus antecedentes, no hay razón para dudarlo, pero también sus consecuentes, y su obra es uno de ellos.








      • Estas visiones apocalípticas pertenecen a tal fruto sin árbol, y si no nos cogen ya con el pie cambiado, sus terribles efectos dejan la huella de lo que sensorialmente hayamos tenido la voluntad de captar. En este caso, la desolación es una descarga plagada de luz viva y cruel, carente de caricias, y, en cambio, ahíta de unos empastes de cocina sangrienta manejada por turbas de íncubos y súcubos, criaturas, en definitiva, útiles para espesar pactos con la mirada y acondicionar entornos con desacuerdo.








        • El marco donde se sitúa la muestra permite a los espectadores no hundirse en una paráfrasis claustrofóbica porque en esas columnas clásicas encontrará reposo, apoyo y reflexión para resistir y hasta vengarse de lo turbio que implora ser más visto con el fin de atraer y fecundar. La cobra ha vuelto a picar.









          • Hoy abrí la ventana que mira al mar y al viento.



          • Y me pareció que había abierto



          • la trampa que estaba aquí en el suelo



          • para los días de las conspiraciones y del miedo.



          • (León Felipe).