3 de agosto de 2011

EVA AEPPLI (1925) / LA INFELIZ RAZÓN DE NO CONVERTIRME EN NADA


  • Silencio de nieve por doquier, las campanas están tocando a rebato, mas es lo mismo, las plañideras y ceremoniosas criaturas se han plantado en el hogar de nuestro imaginario y conducen tan pronto nuestros rezos como proporcionan diana a nuestras andanzas.


    • Lo peor no es su hermética configuración y compostura sino la insondable forma de inmiscuirnos en ella. Cabe su hechura de símbolo durmiente pero en su seno se despereza una formulación antropológica que obliga a la razón plástica a descubrir su propio signo sin respuesta.




      • En cuanto la suiza AEPPLI, autora de estas piezas, dé por acabadas las mismas, los espectadores nos adentramos en la visión de una cosmogonía tan incrédula como fiel seguidora de una sumisión a la tragedia y al drama de una concepción épica, aunque bien desprovista de sintagmas grandilocuentes.



        • No hay motivo para asustarse. Y no lo hay porque es la propiedad de un fruto muy bien imaginado y articulado, donde la emoción infiere y no se originan pérdidas causadas.











No hay comentarios:

Publicar un comentario