17 de septiembre de 2010

ÁNGEL MATEO CHARRIS (1962) / LOS VIENTOS CRUZADOS

  • ¿De qué está impregnada esta pintura llamada neometafísica? No es una parodia visual, ni una figuración de orquestas y violines, ni una ronda de versos cantarines. Tampoco impone que se mastique apuradamente o que se quede con la improvisación de lo ocurrente. Es más, algo más.
    • El español CHARRIS detiene su pintura en un momento determinante y cautivo, que detalla y configura como si fuese la evocación de un tiempo insalvable e inapelable, y por más que abrimos y cerramos los ojos cautamente antes sus obras seguimos sin hallarlo, quizás porque esa es la clave implícita que no vemos pero sí contemplamos.


      • Son escenas en las que su realidad aparente está escamoteada y sin embargo está ahí para que podamos verla y nos inciten a la simultaneidad de mirarla y aprehenderla. Al final, ella es tan visible que nosotros, espectadores, nos convertimos en invisibles.


        • Tal plástica, que vislumbra equilibrios en suspensión, no duda en responder a planteamientos seguros que tienen como propósito el hacernos dudar, no dormir sin continuar contemplando como el tren nunca se va ni la ola podrá desplomarse.



16 de septiembre de 2010

JOSÉ LUIS ÁLVAREZ VÉLEZ / NUNCA TENGO SUFICIENTE

  • ¿Por qué ese empeño en proclamar la extinción de la abstracción? Si no ha capitulado todavía, a pesar de estos malos augurios, es que sigue teniendo algo que decir, núcleos que enseñar, tonalidades que interrogar y exhibir, límites que saltar.
    • La obra de mi amigo, el vitoriano ÁLVAREZ VÉLEZ, es, reconozcámoslo así, lo más alejado de lo posmoderno o moda postestética que pueda haber, y que, según manifiesta Donald Kuspit, repite de una forma trillada, astuta, los experimentos alquímicos del arte moderno y lo convierte en una caricatura de sí mismo al hacerlo parecer cotidiano (lo cual no me permite llevarle la contraria si no es ateniéndome a cada caso concreto).

      • Porque él, VÉLEZ, no incurre, como ya he dicho en distintas ocasiones aquí mismo, en soluciones deformadoras sino en toques de magia, en nuevas perspectivas, en visiones que no renuncian a la soledad interior, ya que su lenguaje propio se inicia y acaba en ella.



        • La riqueza y variación cromáticas, incluso potenciadas por sus entrañas geométricas, son tan poderosas como indelebles, tan magnéticas como luminosas, tan dinámicas como silenciosas, y es que en la pausa del olvido, en la que él se inscribe por definición, es cuando mejor evoca esas sensaciones de lo siempre renovado, que no causa fatiga sino resurgimiento y renacimiento de un color cuya existencia señala tantos significados como ecos, tantas razones como sueños.

        • Kuspit sostiene que para los artistas el arte se transformó en la manera de reconocer el trauma existencial y de recobrar el sentido de sí mismos en ese proceso. Este artista es un claro exponente de ello, y en tal sentido no me duelen prendas al afirmar que es unos de los grandes cultivadores del abstracto en Europa.



15 de septiembre de 2010

JUAN JOSÉ AQUERRETA (1946) / SÉ MEDIR LA INTIMIDAD

  • Un poeta escribió que la luz desnuda (y también se desnuda) con modales de niebla, y habría que añadir que es la meditación de ser y de existir la que está viva en el lienzo.
    • Después del fulgor plástico que ruge, viene a nuestro encuentro el navarro AQUERRETA a enseñarnos que el silencio se ve entre las brumas, que la soledad es la percepción del enigma de la luz en la sombra, que el horizonte es un paisaje que nace al revés.

      • Es una pintura que capta, en su dimensión esquemática y sintética, sensaciones ya remotas y vivencias inmediatas, ecos sin ropajes y disfraces, penumbras que ya no piensan, sólo se alejan y sienten.


        • Obra en que hay que involucrarse con la consciencia de que el tiempo transcurre despojando, extrayendo lo que habíamos considerado hasta ahora imprescindible y ya no lo es. Dejándonos con la mirada desposeída de lo redundante, pero con la inmanencia de lo intrínseco.

      • El autor sabe y conoce el oficio de distinguir, separar, precisar, y también sabe cómo hacérnoslo ver y contemplar. Sólo quiere eso, que hayamos entrado en la continuación y no en el fin.






14 de septiembre de 2010

WOLFGANG MATTHEUR (1927-2004) /PUSIMOS LAS COSAS EN CLARO

  • Descubrieron que en la antigua Alemania del Este funcionaba la Escuela de Leipzig y allá se fueron todos, marchantes, críticos, galeristas, coleccionistas, etc. Eran tan grandes los plácemes que es algo así como si se hubieran encontrado una cosa que podría denominarse pintura, ¡fantástico hallazgo!

    • MATTHEUR era un alemán que pertenecía a esta Escuela. Y todo lo que tuvo que ir preguntándose, indagando, mascando la tensión entre el yo y el ello, lo procesaba desdoblado, bifronte en una figuración que tenía cita con una realidad que pesaba demasiado tanto histórica como socialmente.

      • Los puños, tan cerrados, no conocían el alma de abrirse y los rostros no sabían explicarse de tanto como herían o eran heridos. Hablamos de una obra que no se queda arrinconada en una línea de expresión, sería limitada y ése no era el propósito del autor, que quería fundir contextos, circunstancias, coyunturas y situaciones en un ámbito plástico que fuese la respuesta debida para cada uno de estos factores.


        • Su ambición estaba señalada con ese fin, que era el mismo que él necesitaba para analizarse como artista y como hombre. Al contemplar su trabajo también detectamos esa ansiedad y esa pluralidad de contenidos y formas, lógico y coherente resultado y afán de no ir considerando ninguna fe en la victoria, pero sí en el renacimiento de lo pictórico como una presencia sensible y comunicadora.



13 de septiembre de 2010

GIUSEPPE PENONE (1947) / ENVOLTURAS SILENTES

  • De momento hay que estar en esos perímetros emboscados y después salir sin haber perdido la conciencia del tiempo. Y si seguimos dentro, actuemos aprovechando la oportunidad de ver el entorno silente como si fuese la materialización de formaciones vivientes cuya estructura molecular fuese igual a la nuestra.
    • Sí, de acuerdo, parece que incurro en una propuesta tramposa, pero es que el italiano PENONE provoca la exaltación de esas emociones que, surgidas de esas envolturas terrestres, son construcciones calladas que sólo hablan a través del silencio.

      • Es arte y artesanía fundidas para revelar mundos abandonados, hábitats desvanecidos que el artista ha sabido concebirlos de nuevo, estructurando su medida desde la dimensión adecuada.



        • Por eso, el relato encaja más con el significante, que toma la relevancia del portador que desdobla y extiende lo que estaba encerrado sin ánimo de mostrarlo, con sólo enfundarlo como motivo que siempre ha de cohabitar circunscrito y vedado.



ANNETTE MESSENGER (1943) / LO COLGADO CAE Y SE RENUEVA

  • Aunque mi mirada esté envejeciendo pugna por no cerrar los ojos, ha de seguir viendo lo que se denomina, sin importarle, posmoderno, que no es rechazo de la modernidad sino otra manera de continuar observando y reflejando.
    • Por lo que a propósito de ello, la francesa MESSENGER nos ofrece unos espacios ficticios en que lo decorativo, que no peyorativo, en su manifestación más enloquecedora y como salvaguarda contraria y extrema al pensamiento fútil, se hace entelequia plástica de un imaginario que irá creciendo si no se solapa, si trasciende lo intrascendente para un retorno a la exhibición impúdica de la insignificancia inefable de lo real.


      • Jardines de infancia o paredes retablo que no silencian los gritos de unos objetos vivos o no acallan los improperios de los peluches o los guantes. Señal de que los símbolos no cuentan tanto como sus imbricaciones, ni tienen tanto interés sus claves como las formas alineadas en unos ámbitos que desnudan y escenifican la sintaxis de una pasión por contemplarnos en su interior jugando a ser el juego del haz y el envés, juguetes de una pesadilla que se reclama dueña de la vida y el arte.


        • Nos consumimos aquí, en El Malecón, de rodillas, amigo Humberto, sin el consuelo de una muerte a sombrerazos y el adiós de un ron inseminado.



10 de septiembre de 2010

CHARLES RAY (1953) / NO HAY QUE ABOLIR

  • Decía Marshall Mcluhan que la tarea del arte no es almacenar experiencias sino explorar ambientes. De eso algo hay en la obra del norteamericano RAY, aunque lo que persigue es la sorpresa, el desconcierto y la fascinación ante una puesta en escena que se ha fabricado con distintos elementos y encuadres.
    • Nos deja admirados la majestuosidad del árbol caído como un icono sagrado al que estamos obligados a rendir tributo. Basculamos entre la consternación y la interrogación delante del ser sostenido en el aire contra la pared, por remitir a imágenes de tortura, sacrificio y muerte. Y la desembocadura de esa máquina con el pene erecto, epítome de una coreografía visual que tiene puesto el objetivo en la conmoción de nuestra mirada y nuestros cuerpos.


      • El conjunto de estas instalaciones no apela tanto a lo que hay en ellas de excitación y desafío, como a provocar y buscar penetraciones visionarias en contextos estéticos y conceptuales que estén entre las luces y las sombras del futuro. En definitiva, un reto a nuestra perspicacia y percepción sin más apoyo que lo que se ve sin necesidad de haberlo planteado.