SERGIO DE CASTRO (1922-2012) / NUNCA COMPRENDÍ MIS CLAVES

Lo maravilloso es una realidad nueva y esa es en la que se ha centrado la obra del argentino DE CASTRO, con el dibujo en una superficie plana de signos, objetos y jeroglíficos.

El magicismo cromático ya es en sí la apertura delicada, poética y seductora de unas creaciones que en su construcción guardan la simetría de un enigma. 

Destellan sin brillar y se forman con una geometría simétrica que piensa que en su estructura particular actual no hace falta más que revelar lo que se ve. 

Para mí nunca sale el sol. Las horas todas se pasan en igual oscuridad para mí. 

(Cadalso)

COSTA GOREL (1993) / EN MÍ LA PINTURA ES DESCUBRIRME

A través del arte nos descubrimos y nos deseamos, percibimos y detectamos todo lo que se refiere a unos valores y aspectos que no teníamos recursos para su representación.

El ruso residente en España GOREL, mediante refinada concepción dibujística y cromática, se ha adentrado en ese mundo visual que despierta las verdades de los sueños. 

En su obra la condición humana adquiere una dimensión estética que además de contemplarse a sí misma como paso previo a su exteriorización, se enriquece con un sentido decadente y vitalista, sempiterno y hedonista.

 Hoy todo es sorbetes, auroras, aguas de fresas, guindas, cerezas y otras extracciones y golosinas.

(Torres Villarroel)

ADAM COHEN (1959) / NO PARAN DE AGITARSE

La obra del americano COHEN invita a afirmar que no es espiritual aquello que pueda ser alcanzado por la razón o por la inteligencia.

Sin embargo, las saturaciones y densidades cromáticas que son su medio de alcanzar su meta plástica, revelan la inteligencia del creador que sabe armonizar visión e indagación.

Se ha dicho que hacer hablar al espacio es dar voz a la superficie, que en este caso es lo mismo que dar la palabra al color como un ente desgarrador y vibrante.  

Dos codiciosos que sufra un pueblo sobran a hacer pobres mil vecinos.

(Torres Villarroel)  

MARTIN KOZLOWSKI (1984) / INVASIÓN DE COLORES

La gran tradición de la pintura considera la tela pintada como un espacio geométrico por amueblar, si bien esto último no deja de ser una metáfora desafortunada. 

Mas en el caso de la obra del sueco Kozlowski es el perseguir el sueño de un espacio que haga del color un ser que irradie y bosqueje formas.  

Su pintura se asemeja a un mar cromático deslumbrador en el que sumergirte y renacer, morir y despertar, explorar y vivir en armonía.  

Porque yo no estoy acostumbrado a mentir, y hasta que muera te he de aporrear con mis verdades.

(Torres Villarroel)

RAUL EBERHARD (1955) / INTUICIONES ENSARTADAS

La deformación de lo real acaba siendo la formación de otra realidad, como la que intuye el chileno EBERHARD, que deja de estar escondida. 

Expuesta actualmente en la galería Orfila de Madrid, la obra de este artista vislumbra lo que es una fisonomía plástica que se articula unitariamente en fragmentos que se conciertan unos con otros, tal como está concebida.

Así es como se produce ese ensamblaje que transita entre la geometría, la abstracción y el collage, calibrando un sentimiento espacial que cromática y densamente se funde en una visión reencarnada.    

No atreviéndoos a los ricos y poderosos, que todos ellos se os escapan con aquellas tres eles: luego, lejos y largo tiempo, esto es, luego en el huir, lejos en el vivir y largo tiempo en volver.

(Baltasar Gracián)

JUAN CARLOS BUSUTIL (1962) / LO MÍSTICO ME SONDEA

Aseguraba Klee que el artista actual es algo más que una cámara refinada, es más complicado, rico y amplio espacialmente. 

Muy refinado, el sevillano BUSUTIL propende al misticismo en su obra si metafóricamente se puede señalar así, pues las superficies en las que se posan adquieren el cromatismo difuminado de un murmullo silencioso. 

No son tanto un pensamiento plástico como exhalaciones en trance, soplos que al materializarse como pintura solidifican su aparente y efímera quimera.  

Mas no falta quien afirma que, andando de noches como fieras, vivirán de día como brutos.

(Baltasar Gracián) 

BERNARD SABY (1925-1975) / MIS OJOS AL DESPERTAR

Al francés SABY la parte oscura de donde su obra tomaba el vuelo, si se la sondease, no nos dejaría contemplar más que aquello meandros por los que circulaba su mente. 

Pero estos laberintos con unas semblanzas tan cromáticas y tan expresivas, tan misteriosas y tan plásticas, son como su mueca fatal entre el cielo y la tierra. 

Su élan pictórico segrega alucinaciones místicas que nos hacen penetrar en ellas a través de esa locuacidad visual que atrae hasta la máxima fantasía.

 Halláronla en su casa más piernas, brazos y cabezas que a una capilla de milagros, y lo menos que hacía era sobrevirgos y contrahacer doncellas.

(Quevedo)