13 de agosto de 2014

CARLOS ACOSTANEYRA (1962) / CREO QUE LO ESTOY ENCONTRANDO


  •  Decía Antoni Tápies que el artista busca siempre los esquemas fundamentales, últimos, las justificaciones más generales de las cosas, los símbolos que les dan valor universal y duradero.  


  •  El cubano ACOSTANEYRA parte de estas bases y de otras tan importantes como es el de no dar testimonio de ese vacío irremediable al que algunos están condenando a lo que hoy llamamos arte. Es más creo que, como afirma F.Pérez-Dolz, el autor construye círculos cromáticos para visualizar sus propias experiencias y con los mismos colores que luego empleará en sus estudios y en sus obras.     


  •  Dentro de ese mundo tan personal en que todos los seres son continuación unos de otros, se reinventan, hacen de sí mismos toda una escenografía de fantasía y vida, de luz y signos, que no están quietos, que conciben un nuevo concepto de magia, en que la forma es una y mil, incluso casi es difícil de encontrarla porque ella misma se está autodefiniendo en un proceso permanente. Ahí dentro ocurren muchas cosas, muchas vicisitudes, muchos cantos de encuentros y hallazgos, de celebración a pesar del tiempo, a pesar de la historia, a pesar del cuento de nunca acabar.     

 Pintura cubana cuya plástica es, yo diría casi inconfundible, que deja un rastro que constituye al final todo una constelación, una plataforma única en la que contemplar lo que pasa en ese mundo, porque sus claves es imposible no detectarlas, salen espontáneamente, desde una visión que raya entre el delirio, la quimera y la locura. La fascinación que ejerce se guarda dentro de sí misma, es su propia naturaleza,  una vez que la obra está acabada.     
Soy un pueblero y ya no sé de estas cosas,
soy hombre de ciudad, de barrio, de calle:
los tranvías lejanos me ayudan la tristeza
con esa queja larga que sueltan en las tardes.
(Jorge Luis Borges).

2 de agosto de 2014

YZ KAMI (1956) / RETRATOS QUE NO ESPERAN LLEGAR


  •  Son retratos que supuestamente responden a un contexto y época determinadas. Son creaciones de un momento, producto de una historia que culmina en ellos, que es cuando están maduros para su realización. Y embebidos de su propia mortalidad.



  •  Pero el iraní KAMI, al margen de estos precedentes, quiere volcar en ellos su marca, la huella de lo que entiende y concibe como una reflexión e introspección que cada uno debe llevar dentro de sí. Están pensando con los ojos cerrados o abiertos. Quizás en la incomprensión de lo que han llegado a ser, víctimas de uno u otro tipo. Él les añade eso, no puede impedirlo.


  •  La sabiduría de este artista está en saber comunicar, mediante su magia y formulación pictórica, el hecho del ser, la confirmación de su circunstancia, sea una u otra, la capacidad para transmitir una intimidad que dé lugar a la nuestra, que sea común, que no haya forma de escaparse al testimonio y a nuestra condición.    

Yo solicito de mi verso que no me contradiga,
         y es mucho.
Que no sea persistencia de hermosura, pero sí de
           certeza espiritual.
Yo solicito de mi verso que los caminos y la 
         soledad lo atestigüen.
(Jorge Luis Borges) 

30 de julio de 2014

BOO SAVILLE (1980) / CUANDO TERMINA EL SUEÑO


  •  Hay pesadillas que nunca terminan, nos da por encajonarlas y encajarlas para ver si nos las quitamos de encima, pero es una tarea imposible, pues surgen, emergen desde lo más pulcro, hondo y enraizado. 


  •  El inglés SAVILLE es un experto en la materia, con un instinto al que este tipo de experiencias plásticas le viene como anillo al dedo, haciéndole más osado, más tenebroso, más reactivo, como si fuese una práctica indispensable para reconocer la más intrépida de nuestras naturalezas.  


  •  No se anda con rodeos ni simulaciones, como no sean las que revierten en una contemplación que es parodia, metáfora y signo. Busca una significación en estado puro, una función expresiva, sin rehenes ni condiciones ni exclamaciones de cementerios olvidados.  


  •  Por consiguiente, es un creador de cura difícil, de resacas enfurecidas, de odios disimulados, de esqueletos caprichosos pero ya cansados de exposiciones públicas y grotescas, al fin y al cabo todavía conservan capacidades visuales y de interlocución con los abismos del que mira.  

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado, enano.
(Oliverio Girondo)

26 de julio de 2014

HUGO WILSON (1982) / LA PINTURA ES IMPREDECIBLE


  • Cualquier motivo es válido si al tomarlo como representación es ella la que al final desencadena el descubrimiento en el orden plástico, que lo que en definitiva tiene una realidad que se nos ofrece como una interrogación, como una seña donde cada vínculo tiene su sentido integrador.     


  •  En el caso del inglés Wilson los elementos formales y técnicos, tan virtuosos, tiene unas resonancias indudables pero que alimentan un bagaje que es al fin y al cabo una recreación que todavía ofrece ¿una ilusión, un simulacro, una ficción?  


  •  No cabe duda que las formas, en algunas obras, no tienen necesidad de concluir con lo que empezaron, es suficiente con que dejen al espectador pensando en ellas, terminándolas y hacer con ello un recuento histórico y presente. Hasta es posible que el escenario visual sea entonces otro.  

Y aquí estamos:
exangües,
más pálidos que nunca;
como tibios pescados corrompidos
por tanto mercader y ruido muerto...
(Oliverio Girondo) 

22 de julio de 2014

PEPE ESPAÑA (1930-2007) / NO HAY RAZÓN PARA EL OLVIDO


  •  El español PEPE ESPAÑA fue uno de los integrantes del grupo de Cuenca, que tuvo como señas de identidad el color, el dibujo y la abstracción más depurada. Fue uno de los grandes creadores señalados por el aura de la órbita artística que se formó en esa ciudad.  


  •  Sus rostros, aunque no pasen desapercibidas ciertas concomitancias, son únicos y excepcionales, pues no pierden su base abstracta y en cambio adquieren una conformación visual que desvela su familiarización con lo que nos es tangible y más intransferible.    


  •  Son rasgos multiformes, que llevan dentro de sí un aparente caos, una vorágine de líneas y colores que al final confluyen en el esquema vivo de una resolución en total incertidumbre, en el reflejo de una existencia que es de por sí alevosa.  


  •  Sus gestos pictóricos quedan ahí grabados como justa medida de su creatividad, de su vuelco interior y de su determinación exterior, en un proceso que no tiene ningún añadido espurio, sino que siempre tiene lo auténtico como llave de enganche. 

Con la virtud erecta de una lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la patria y su inocencia.
(Leopoldo Marechal) 

21 de julio de 2014

BRUNO PERRAMANT (1962) / NUNCA FUI CAPAZ DE OLVIDAR LO MALDITO


  •  Para el francés PERRAMANT la identidad humana está secuestrada, hundida, asediada. Ya la simbología del horror no es suficiente, hay que dar un paso más allá, ser más escénicos y fantasmagóricos. 


  •  Parece como si la capacidad de la pintura para ser una emulsión interminable de imaginarios, de luces y sombras, de pensamientos visuales, de nuevos colores, se estuviese agotando, porque más allá es como si no hubiese más preguntas. 


  •  Y no es cierto debido a que todavía quedan respuestas, muchas respuestas, sin necesidad de caer en lo que afirmaba Braudillard, respecto a que, en muchos casos, la pintura se reniega, se parodia, se vomita a sí misma. Gestión de desechos, inmortalización de desechos.


  •  Esta obra apunta a un más allá del que difícilmente se vuelve. Sin incurrir en rasgos tremendistas, en opciones plásticas llamativas, en hemorragias imparables, configura una realidad enraizada entre la locura y una aparente cordura. Entre ambas cabe esta destilación de una sociedad que sigue transformándose sin saber su destino.  

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
"La patria es un dolor que aún no tiene bautismo".
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.
(Leopoldo Marechal)