6 de febrero de 2010

AIMEÉ GARCÍA (1972) / AMENAZAS

  • También los rostros y las miradas de la cubana AIMEÉ GARCÍA patentizan tiempos de amenazas e intimidaciones, en ocasiones con los instrumentos más letales como son los caseros, en relación a la condición humana, pues no pude hablarse simplemente de un rol de victimismo femenino. Y los ojos, viejos y cansados (como los de la pintura flamenca), tras esas mirillas no hablan (la muñeca es la niña que fue antes), han quedado insomnes desde muchos siglos atrás, porque ésa es la pátina de que están hechos, la del error y horror humanos.
    • La pintura, si quiere transmitir desde lo que le confiere alma y naturaleza, ser y vida, debe de ser de esta índole, la cual busca en la mirada las huellas del pasado, la frescura del presente y la predicción del futuro.

      • Esta artista, con una plástica enriquecida por la aportaciones de su propia historia, desarrolla un relato poético cargado de hondas resonancias, de referencias icónicas calladas que cuando son contempladas ganan el poder y la fuerza de la catarsis.


        • Plasmar configuraciones como las expuestas es el equivalente de andar un largo y sinuoso camino de momentos duros y de ámbitos visuales que rememoran y evocan la fatalidad y el término de la llegada ocultada.



          • Sentados en la bahía, mi amigo Humberto me dice lo que Pedro Juan Gutiérrez escribía en la Trilogía sucia de La Habana:
          • "El arte sólo sirve para algo si es irreverente, atormentado, lleno de pesadillas y desespero. Sólo un arte irritado, indecente, violento, grosero, puede mostrarnos la otra cara del mundo, la que nunca vemos o nunca queremos ver para evitarle molestias a nuestra conciencia". Una magnífica declaración, le contesté, si no estuvieses todo el día cantando la guaracha del macho Camacho.







5 de febrero de 2010

CHRISTIAN SCHAD (1894-1982) / ME PERSIGUE LA VERDAD

  • Estas mefistofélicas obras taladran las telas sin necesidad de dañarlas. No son retratos, son verdades, y como tales han adquirido la experiencia de la vida, la vivencia del devenir efímero como víctimas crueles de la iniquidad. Sus caras pétreas, rígidas, parecen despreciarnos o interrogarnos, mejor dicho, nos trasladan las sombras que les conciernen y les mediatizan para que con nuestra mirada captemos la inmensidad de sus señales.
    • Es el retorno a una pintura cuya autenticidad se expresa en los tintes oscuros, en los perfiles cincelados, en la aureola de la negrura, en los rostros duros, inquisitivos, con rictus de soberbia impostada.

      • El alemás SCHAD no deja ningún cabo suelto a fin de que en estas creaciones muy sintetizadas no se escape un tiempo, una época y sus protagonistas. Son tan penetrantes que a duras penas aguantamos la fijación de sus ojos por miedo a que los espectros que broten de ellos se metabolicen en nosotros.


        • Conjunto omnisciente que nos transmite también la radiografía del plasma en que se ha incubado la conjura de estos brujos en el momento de la eyaculación del fluido con el que dar realidad a la culminación de su presencia.

        • Mi amigo Humberto ha estado, por orden del Malecón, internado en una granja porcina. Allí le han circuncidado y colocado un sambenito. Al soltarle le han dicho que sólo puede pintar de espaldas y teniendo de comisario a un gorrino. Hicimos tan buenas migas los tres que él se encargó de la pintura y nosotros del ron.




3 de febrero de 2010

JOSÉ LUIS ÁLVAREZ VÉLEZ / PRECES ÍNTIMAS

  • En esta España en crisis, mi amigo, el artista vasco ÁLVAREZ VÉLEZ, abismado en ella, puso su libro sagrado del revés y se enfrentó con la mirada al infinito (Víctor Hugo). Y pudo verlo, pero no alcanzarlo, a través de la pintura, de su pintura, cuyas tonalidades y gamas planas en movimiento adquieren la fisonomía de un espíritu cargado de vigor y energía, de clarividencia acerca del contenido que ha de reunir la expresión abstracta de un pensamiento indomable.
    • Señala, delimita y recrea la elocuencia de los matices en sus nebulosas, como queriendo abarcar una galaxia de sentimientos que han esperado mucho tiempo para salir, expandirse y generar sus propias planicies estelares. Es una desesperación que se autoalimenta en poemas inconclusos que acaban bien cuando más agobiados están, cuando la luz de esa plasticidad rodea al autor y le obliga a no cejar hasta haberlo culminado.

      • Después, en la hora de la vigilia en reposo, José Luis se contempla en el cristal de un anochecer frío y desangelado, se ve inundado de estrías, de emociones fondeadas y varadas, de escamas intangibles, y decide encararse consigo mismo a través de la tela. Ya todo es finito, pasajero y sujeto a caducidad.


        • Entonces plasma estos rostros en los que la deformación y la coloración definen el relato de una angustia, a la cual solamente le cabe el final que nuestra mirada no puede impedir por muy cercanos que estemos. Él así lo ha previsto con el fin de quede en el paisaje visual de la memoria, en el logotipo de un tiempo de desdicha que padece sin dejar de pintar.

        • Este fuerte oleaje al amanecer irrita al Malecón. Para calmarlo, nos obliga a mi amigo Humberto y a mí a ponernos delante, y ante nuestra negativa nos castiga a amputarnos los pies, momento en el cual una de las nubes raudas de Álvarez Vélez aparece y nos rescata. Con un ron de alivio se lo agradecemos en lo que vale y todavía queda en la botella.




2 de febrero de 2010

JORGE CAMACHO (1934) / EL SUEÑO SENSIBLE

  • Ver la realidad bajo otra óptica o fagocitada en las urnas de templos sin santos locos, o en unas catacumbas en donde los personajes sean como los que pinta el cubano JORGE CAMACHO, nos aprovisionan de un conocimiento irradiado desde orígenes remotos pero aún vivos.
    • Si vamos más allá y logramos acercanos a su interior, entonces nos consiente el acceso a esa capacidad de construir, proyectar y describir el proceso de reconocimiento de unos sueños grabados en la memoria que son plasmados con la dimensión que tu mirada requiere.

      • Maravilloso don de este creador para configurar lo que le ha llegado difuso y confuso en una vigilia de alucinaciones, en que el proceso dialéctico de imagen contra imagen desemboca en una plasticidad visual de una ceremonia en que lo fantástico es lo cotidiano y lo asombroso el plácido vivir en un territorio cuyo único dogma es la libertad de representar lo que de ficticio y quimérico tiene el ser ordinario.


        • Estamos ante un fenómeno que cuelga y crece dentro de un prodigio como una larva fabulosa que se transforma en suceso real y extraordinario. Y en tanto lo retenemos también estamos en él.

      • No hay quien transite por estas oquedades de penumbra. Y para colmo, no hay eco de retorno. El mar ya ni saluda, las sirenas están afónicas y las mulatas nos toman a mi amigo Humberto y a mí por sapos limosneros. Decidimos irnos al camposanto a identificar los huesos que acaban de enterrar para comprobar si son los nuestros.






1 de febrero de 2010

REBECA WARREN (1965) / MORFOLOGÍAS VÍRGENES

  • ¿Sería capaz nuestra mirada de transformarnos en esas morfologías? ¿Rebasaríamos con ello los puntos de no retorno, las divisorias de plomo que nos aislan, los márgenes que no culminan?
    • La extrañeza de esos contornos, los núcleos desde los que se erigen y crecen, desarrollan una concepción única en el espacio, que lo habitan de forma contorsionada o recta para así desplegar mejor y más danzarina o robustamente sus recursos protectores de una virginidad que se viste de blanco porque es una enseña pura que se exhibe con el fin de atraernos y seducirnos.

      • Mientras algunos confiamos en el poder de escudos e insignias, la escultora inglesa WARREN talla, ajusta y construye esos vínculos corpóreos en forma de señales, retrata moldes en incubadoras transparentes en camino o como troncos varados a la espera de ser vida.


        • Nos guardamos de entrometernos en la luz cenital que proyectan aunque conservamos la visión que exhalan por si un día, en otra ocasión y contexto, formamos parte de su séquito de compañía al vernos iluminados por un intelecto que abre campos radiantes y cierra infiernos ya tan hartos de vernos y verlos.

      • El tedio se apodera del Malecón y de nosotros mismos, ahítos de tanta hambre y abstinencia. Nos vamos desecando día a día y ni siquiera el líquido dorado es suficiente para regenerarnos. De tan arrasados que estaremos no quedará ni para el entierro. Así no sea.






30 de enero de 2010

PER KIRKEBY (1938) / ¿HAY PAISAJES METAFÓRICOS?

  • De naufragar, hacerlo pintando en matáforas ilógicas acantilados que no existen, mares hundidos y vientos detenidos y exhaustos. Amarillos, azules, rojos, negros se mueven y copulan para engendrar atmósferas donde dar habitación y espíritu a miradas que estaban ciegas, que no supieron orientarse entre tanta bruma y tantos muros infranqueables.
    • KIRKEBY, danés, no quiere quedarse corto, provoca energías y fuerzas que no desamparen pero que tampoco sean tan protectoras que nos impidan pensar en las fases de lo introspectivo cuando hay tanta luz como sombra en la superficie. Es un lado oscuro que no se escapa porque los fulgores y destellos lo retienen hasta que esos pensamientos y sensaciones incandescentes comienzan a fluir desde una apertura que se agranda para acogernos y absorbernos.

      • ¿Es verdad que hoy en día el artista lo es todo al igual que los críticos y el capital como inversión en una obra? Sinceramente no lo sé, sí en cambio estoy seguro de que ante todo está el resultado y ése es tangible y supuestamente imperecedero, tal como estos cuadros.


        • Para aquellos que nacieron en su mar
        • que se tostaron
        • y crecieron bajo su sol
        • el Caribe es un poema
        • una canción
        • que te hace olvidar
        • toda la sombra de su luz.

        • (Denis Henriquez)




29 de enero de 2010

MARTIN KIPPENBERGER (1953-1997) / PARODIA

  • Alguien dijo que los nuestros son iconos vacíos y la única religión entronizada en las galerías de arte es la ironía.

  • Y también rescatamos, en la novela "Doktor Faustus" de Thomas Mann, el que un personaje escribiera que el arte progresa gracias a la personalidad que es a la vez producto e instrumento de su tiempo y en la cual se conjugan hasta identificarse e intercambiar sus formas lo subjetivo y lo objetivo. El progreso revolucionario, la gestión de la novedad son necesidades vitales del arte, que sólo pueden verse satisfechas por el vehículo de un subjetivismo lo bastante fuerte para rechazar los valores tradicionales, para comprender su agotamiento. El cansancio, el tedio intelectual, el asco por los procedimientos conocidos, el maldito impulso de ver las cosas iluminadas por su propia parodia, el sentido de lo cómico, son el recurso de que el arte se sirve para manifestarse objetivamente y realizar su esencia.

  • ¿El alemán KIPPENBERGER y este protagonista novelesco se habían llegado a conocer? Desde luego que si no es así son muy ciertas las coincidencias de criterio y análisis que manifiestan, uno disertando y el otro montando una plástica paródica, iconoclasta, insolente, provocadora, obscena y nihilista.

    • La mirada ya no disfruta ni se pregunta, ni trata de desentrañar (¿por qué una rana crucificada y no un asno, del cual se han encontrado numerosas representaciones simbolizando a Cristo. Es más, los romanos llamaban a los primeros cristianos asinarii, o adoradores del asno. Incluso el mismo nombre de Yahvé -uno de ellos, en concreto "Iao"- podría tener como origen la onomatopeya de un rebuzno) o deslumbrarse, ante esta obra es lo contrario, oscila entre la indignación, la desestimación, el silencio, el estupor, la tolerancia, la afirmación, la duda, el aprecio, la captación y la sonrisa.


      • No hay vacilación en el autor, ha buscado a propósito estos efectos y reacciones, los ha incardinado en el discurso que emana de su trabajo poniendo énfasis en la nula validez de creencias doctrinarias, fundamentalismos o fanatismos enquistados en unos valores hipócritas, ya sean artísticos, estéticos, religiosos o políticos. El arte ha de ser siempre lo contrario, según su alegato, lo que nos incite a asustar y destruir porque lo construido no sirve ni servirá. Ya no se habla o se siguen patrones o cánones, reglas o normas, ni siquiera directrices, sólo hay que postular la lucidez de la locura, sea o no creativa. ¿Eso es el arte?

      • Mi amigo Humberto esconde sus miserias entre los pinceles pero cuando viene al Malecón se ha puesto rímel, tacones y peluca rizada. Soy jinetera y jinetero, masculino y femenina, me dice, tal como la ramera de esta isla que tiene que fornicar con todos los que pasan por ella. Bebimos de la botella de ron hasta que nos cansamos de maldecirla.