21 de septiembre de 2009

RUSSELL CONNOR (1929)

  • Me he encontrado con esta "genial" impostura que tiene un trasfondo transgresor más humorístico que didáctico. El artista norteamericano Russell Connor se decantó por aunar autores, tiempos, estilos, movimientos y tendencias en un mismo espacio.
  • No tiene una intención mimética ni apologética, es una heterodoxia convencida de que en el presente y de cara al futuro la mistificación es admisible si no se oculta, si se plantea abiertamente. ¿Hay correspondencia entre Picasso y Rubens, entre Picasso y Manet? Sí y no, todo dependerá de las coordenadas en que insertemos los valores y creencias, los fines y contextos, lo sincrónico y lo diacrónico.

    • Lo cierto es que constituye una propuesta insólita, abierta a miradas conspicuas, lecturas divertidas, visiones sutiles o afirmativas, o sencillamente a críticas despectivas.
    • El arte si no es pura sorpresa dejaría de serlo puesto que necesitaríamos esa fascinación y asombro para indagar en la aventura de ser nosotros mismos.
    • Dos huidos corren por el Malecón y saltan al agua. Mi amigo Humberto y yo les decimos adiós y nos quedamos en la memoria con el dibujo imposible de una reaparición.






20 de septiembre de 2009

REINALDO MARTÍNEZ CAMPILLO (1968)

Lo isleño por su dimensión limitada es como un jeroglífico plástico que debe ser desentrañado sin que el conjunto de los símbolos vayan más allá de la propia percepción del espectador para que éste perfile, ordene, vislumbre y sondee. El joven artista cubano Campillo ha adquirido el talento pictórico para plasmar lo que en términos del ahora es un planimetría del paisaje y el terreno urbano en el que acontece una filosofía de la existencia entre luz y oscuridad. Los planos cromáticos a media luz delimitan contornos de sucesos y emociones sobre el vivir y su propia sombra, ésa que no aparece abandonar y renunciar nunca.
Y por el contrario esa depuración de la ciudad adquiere el virtuosismo que se engrana en parajes que con su distinta tonalidad se identifican dentro de una geografía que no permite que queden opacadas, que hagan de la pictoricidad su forma de ser y su circunstancia. Ésa ha sido la voluntad insoslayable del autor.
No cabe duda de que es una obra de tiempos y espacios que se sienten y se habitan, que aglutinan sensaciones y evocan ecos de nuestro presente, con experiencias que aprendemos a entender con otra mirada, y que además la luz es una pátina real entre tanta densidad de crepúsculos metafóricos que reclaman el acervo del ver de antaño. Tiene la capacidad para encontrar el modo de llegar a contemplar lo cercano con tantos ojos como podamos abrir.

Hoy, la oscuridad espanta, las olas son espectros armados con hoces, la luna se ha ido a enamorarse a Marte y el Malecón es una línea divisoria entre el dolor y la angustia. Ni gozando con la Sinfónica Nacional nos sacan de esta zozobra y pesadumbre.



18 de septiembre de 2009

DAVID SALLE (1952)

Es un dinamismo de animación que no deja margen ni espacio para que la mirada tome una pausa. El artista norteamericano Salle concibe la pintura como un torbellino en perpetua ebullición de imágenes que se interrogan y complementan entre sí. Y con ello se propone llegar a un estadio en que toda la recopilación y sinopsis son posibles sin que la profusión iconográfica se desvíe de su meta tangible. Es la ambición de llegar a lo absoluto pero conservando la ironía por si tal logro es imposible.
La arriesgada carga cromática ha absorbido la precisión de peripecias y hazañas precedentes, ha dimensionado en destellos y resplandores unos episodios, y en otros ha dejado que su fecundidad se haya movido con el ritmo que necesitaba.

Obra exuberante y rica en sucesos que nos transporta sobre una marea plagada de imaginarios, de iluminaciones, de retablos en que se aposentan encarnaciones revestidas de falsa solemnidad, de una plasticidad que no para de morderse la cola.
  • Te estás fumando la vida, amigo Humberto, le digo. Es que en este Malecón, me responde, los sudores maquillan la razón y los ojos lloviznan. Mejor callarse, le comento, hay ventanas con orejas y orejas con ventanas.


17 de septiembre de 2009

GEORGE WESLEY BELLOWS (1882-1925)

  • Este artista norteamericano, George Wesley Bellows, es el paradigma de la fuerza visual. Ímpetu, dinamismo, movimiento, sentido panorámico, potencia, definición, furia, fuerza, etc., un realismo que abarca todos los aspectos y requerimientos de una poderosa capacidad plástica.
    • Sus obras tienen elocuencia, profundidad y sentido pictórico agudo para captar los fenómenos que en nuestra existencia y medio condicionan y vertebran el acontecer de una época, fijando la mirada en el fulgor del impacto o en la oscuridad de lo aciago.
    • Son imágenes que pulsan claves internas y que obtienen reconocimiento e identificación al contemplarlas, al seguir su curso desde la distancia y descubrir lo cercanas que están.
    • Activista desde fuera y desde dentro, nos hace participar en la densidad de una figuración que remueve la percepción que experimentamos y sentimos, dejándonos sumidos en la contradicción de ser y estar.
    • Mi amigo Humberto me cuenta que la acupuntura del adiós le está comiendo las venas y que oye al amanecer el concierto de un perro muerto. Te pasa lo mismo que a los hombres de estar y ser, le digo, en una tierra donde los gatos ladran y al que te acusa ya no le hace falta delatarte.



16 de septiembre de 2009

EDWARD BURRA (1905-1976)

  • Yo mismo desconozco la razón de que haya asociado al excéntrico e inconformista artista inglés Burra con los asociacionistas también ingleses. Puede ser que lo de ser inglés une más que cualquier otra característica o rasgo nacional. Éstos últimos consideraban que la vivencia de lo bello y lo sublime en el arte se produce cuando algún acontecer despierta la imaginación del espectador, provocándose así una cadena de asociaciones. Multitud de imágenes e ideas brotan entonces en la conciencia, y su fuerza y variedad dependen de la intensidad de la sensación estética.

    En la obra de este pintor hay una excitación de la fantasía y una confabulación del estilo para gozar de la felicidad de estar en disconformidad consigo mismo, de ahí la ironía de aventurarse en imaginarios que se asocian para defenderse y reírse de sí mismos.


    • Hay una energía que traspasa y unas fuerzas que de tan evidentes se descargan en una mirada que las desea y las repele al mismo tiempo. Y se soterrarán cuando, como espectador, hayas decidido que tú también estás colgado de esa cota fondeada en la fuente de lo prohibido y lo sublime.

    • Mi amigo Humberto y yo atisbamos desde nuestra esquina del Malecón a unas criaturas que andaban con la cabeza para abajo, los pies para arriba y con las orejas ya encallecidas de tanto peso que soportar. Ya no nos sorprendimos, la desolación creaba tales mutaciones y otras mucho peores. Lo único que se salvaba era el ron, seguía siendo el mismo, bueno o malo, pero el mismo.



15 de septiembre de 2009

UGO RONDINONE (1963)

  • Para el artista suizo Ugo Rondinone, el blanco no es la luz sino la autoconciencia de una naturaleza que amenazada se integra en nuestro tejido.

  • De ahí que en estas instalaciones, él, con su febril imaginación, dota de nuevos contenidos a la obra de arte, la cual, investida de una mística romántica, afirma la unidad de la idea y del cosmos, de lo real y de lo ideal. Y si hay un símbolo de libertad eterna, duda sempiterna, sólo tendrá lugar si la renovación de la naturaleza, a la que el hombre está ligado desde rutas y caminos oscuros que van hacia dentro, se hace constante.
  • Por tanto, no es la forma cerrada la que caracteriza la obra de arte sino lo abierto y ambiguo, lo cual en Ugo se traduce en la posibilidad de que esos ámbitos desplieguen todo su potencial alegórico y certifiquen su condición de arquitectura y paisaje entre lo finito y lo infinito.

    Durante la noche mi amigo Humberto y yo nos quedamos absortos mirando a un albéitar titulado que subía del infierno de sangrar aunque no era año bisiesto. Utilizaba cuchilla albaceteña y también era experto en capar moradores maleconeros con glándulas imprevisibles y licenciosas a fuer de discrepantes.




14 de septiembre de 2009

JOAN RIERA FERRARI (1953)

La pintura requiere del acto hinduista del que va al templo, no a orar o a adorar, sino para dar´san, para ver la imagen divina. Nosotros tomamos el dar´san que el espíritu sagrado nos da. El acto de ver se convierte en una forma de tocar.



Los paisajes del artista mallorquín Riera Ferrari son para tocar y su contacto con esas rocas, arrecifes, moles de piedras, nos confiere la facultad de percibir la piel de lo creado, su naturaleza, su origen incierto.



Él mantiene el enigma de lo que le capacita para fundirse con la materia y hacerse uno con ella, mas lo que importa es que de esa fusión se desprenda una obra que incorpora lo que siempre queremos descifrar de una realidad que es la metamorfosis de nuestra visión.


Mi amigo Humberto se cansa de mirar lo que la imaginación le niega. Arrinconados en nuestra esquina del Malecón, le insisto en que la verdad es algo que siempre se debe buscar pero que nunca se llegará a poseer. Y así, entre arrepentimiento y pecado, salimos al paseo con la cabeza en la mano para que nos pusiesen la limosna en la boca.