15 de septiembre de 2009

UGO RONDINONE (1963)

  • Para el artista suizo Ugo Rondinone, el blanco no es la luz sino la autoconciencia de una naturaleza que amenazada se integra en nuestro tejido.

  • De ahí que en estas instalaciones, él, con su febril imaginación, dota de nuevos contenidos a la obra de arte, la cual, investida de una mística romántica, afirma la unidad de la idea y del cosmos, de lo real y de lo ideal. Y si hay un símbolo de libertad eterna, duda sempiterna, sólo tendrá lugar si la renovación de la naturaleza, a la que el hombre está ligado desde rutas y caminos oscuros que van hacia dentro, se hace constante.
  • Por tanto, no es la forma cerrada la que caracteriza la obra de arte sino lo abierto y ambiguo, lo cual en Ugo se traduce en la posibilidad de que esos ámbitos desplieguen todo su potencial alegórico y certifiquen su condición de arquitectura y paisaje entre lo finito y lo infinito.

    Durante la noche mi amigo Humberto y yo nos quedamos absortos mirando a un albéitar titulado que subía del infierno de sangrar aunque no era año bisiesto. Utilizaba cuchilla albaceteña y también era experto en capar moradores maleconeros con glándulas imprevisibles y licenciosas a fuer de discrepantes.




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