21 de octubre de 2008

NICOLÁS DE STAËL / LEVEDAD


Esta obra de Nicolás de Staël se guarece en la poesía de la levedad para encerrar el misterio de una construcción blanca en un negro recinto de soledad.


Este pintor ruso que se quitó la vida en Antibes confiaba en que lo abstracto fuese el poema gráfico de una vivencia exhausta de tanta angustia no acabada. O la evolución de una pintura que estaba en los márgenes extremos de un verso puro, incontaminado de lo ya vivido y en camino de lo degenerado.


Levedad que no se sostiene, que gravita, que es un aroma entrevisto, un perfume del sino de pintar tenuemente los dos polos de un mismo destino. No hay crueldad en ello, sino la exacta melancolía de una existencia que termina.


Los mudos convergen en el malecón porque quieren hablar, pero nada más verse y reconocerse saben que el aprendizaje del lenguaje está por llegar. Y también saben que esa nueva lengua tendrá otro alfabeto y designará los conceptos según la forma de los labios. Mi amigo Humberto y yo, enmudecidos, comenzamos a pensar que no hay historias que no quisieran escribirse sino amanuenses que han quedado mancos por relatarlas en silencio.

19 de octubre de 2008

JOAQUÍN VAQUERO PALACIOS / LO GEOLÓGICO


Pocos pintores han sabido calar tan hondo en lo tectónico como el asturiano Joaquín Vaquero Palacios. Él sabe como organizar esas masas pétreas, adivinar su textura y su vivencia geológica.


La morfología de ese paisaje prehistórico vierte todo su enigma en el espacio finito que trata de contenerlo, trasladando a nuestra mirada una noche insondable en un paraje de colosales túmulos que como criaturas gigantescas tapizan una superficie de sombras.


Grandiosidad afirmada en una gama cromática que hace más penetrante la sensación táctil de encontrarnos en una dimensión que nos enseña a ver la naturaleza de lo telúrico, ese espíritu que nos mantiene vivos e inmersos en lo que somos y seremos dentro de su interior.


Me abruma lo desconocido que está emergiendo en el malecón, que no se sabe si proviene de las aguas, del oriente o del norte. No tengo a mi lado a mi amigo Humberto para preguntarle, él sigue recluido en su taller tratando de desvelar las formas dantescas y caprichosas de un infortunio que no amaina.


16 de octubre de 2008

LYONEL FEININGER / CONSTRUCCIÓN


Lyonel Feininger, artista norteamericano de largo recorrido estético, cree en la consistencia de la geometría, en la versatilidad del ángulo, de la línea y del prisma, para construir una realidad plástica a partir de la objetividad existente.


Y esa construcción aspira a que la historia del arte tenga otra base y múltiples coordenadas sobre las que seguir desarrollándose. Para ello lo finito se hace infinito, el vértigo de la ascensión se convierte en fe y lo humano en un minúsculo signo que se ampara y protege en el armazón que prolonga rectas, ejes, planos y volúmenes en una secuencia inacabable.


Obra en la que nunca vemos el final ni presentimos que lo haya, ni siquiera, incluso, ponderamos su necesidad.


Mi amigo Humberto, paseando sobre este acorde isleño para un solo instrumento, busca con fervor lo ilimitado en lo concreto más vital. Al no encontrarlo, desdibuja lo pintado y enmascara el antifaz para contemplar desde él lo único que se conserva puro en la penumbra.

15 de octubre de 2008

OSKAR KOKOSCHKA


Para Oskar Kokoschka, artista austriaco, el espejo era un recurso insuficiente en donde él reflejarse y percibir todos sus demonios. Además no podía dejar sin vestigio ese juego que ya había iniciado consigo mismo a través de sus otros autorretratos, cuya proyección plástica absorbía completamente lo emocional hasta configurarse como la expresión pictórica de un hombre que, desconcertado y enajenado, pide un latido más de aliento para continuar.


Y si además el fondo cromático que sirve de muro o tapia amalgama intensamente conmociones, inquietudes, alteraciones o temores, es por el entorno que lo aprisiona y le confunde. Afuera hay demasiada sangre.


Como consecuencia de su participación en la I Guerra Mundial tomó aversión a la realidad que le circundaba, y ese sentimiento impregnó su huella en el rostro y en las manos, y sumergió en la oscuridad una parte de sus facciones, transmitiéndole vislumbres de enloquecido.


Mi amigo Humberto ha vuelto a internarse en el vacío comunicativo. La isla naufraga aunque se mantiene a flote, y el malecón distribuye encomiendas a los desaparecidos deseándoles buen viaje.

14 de octubre de 2008

NICANOR PIÑOLE / RETRATO


Nicanor Piñole, este gran artista asturiano, compendia, en este retrato de su madre al final de su vida, un atlas de las vicisitudes de toda una existencia.


Su enorme talento pictórico le permite compaginar magistralmente la fuerza expresiva con la firmeza sosegada del dibujo, que ahonda en el volumen, en los múltiples rasgos, en la manera reclinada de la posición, señales inequívocas que nos hacen ver el paso del tiempo, su inexorabilidad, su condena. Piñole ha retratado la vejez sin un subterfugio por el que evadirse, por el que seguir respirando sin contaminar esta atmósfera de descomposición.


La plasticidad de este retrato, terroso, ocre y negro, colores afligidos, yermos, devastados, señala no sólo la materia mortal de que estamos hechos sino también la crudeza de nuestro destino, que se lee en cada mano, en el rostro, en la cabeza.


Hoy es día de silencio en el malecón. Mi amigo Humberto y yo acallamos lo evidente y enmudecimos ante lo oscuro.

13 de octubre de 2008

ADOLPH GOTTLIEB / ABDICACIÓN


Pintores como el norteamericano Adolph Gottlieb han abdicado de enfrentarse al lienzo desde el espíritu del pasado. Como expresionista abstracto toma como referencia el estallido de lo ensimismado, de la forma que no acaba cohesionándose más que cuando se derrama en una geografía cuyos planos son su elemental esencia.


Lo accidental y lo existente dejan de aparecer, ya no juegan ningún papel en esta obra ni determinan representaciones que buscan al hombre para eternizarse.


Se desea la plasmación de un mancha que se manifiesta como un pensamiento policromo en estado de ser en sí, de ser en la nada. No hay nada más ni tampoco es necesario, ni siquiera legítimo. La mirada debe posarse y anudar su duda imposible en la abstracción y después vagar y cavilar en lo que ya será posible.


Mi amigo Humberto, me grita desde la lejanía, está juntando las cenizas del pasado para formar un presente. Pero están ya frías y su dibujo se deshace, y en el malecón, esta noche, no hay nadie que conozca la leyenda, también está olvidada en estos tiempos de ciclones y hambre.

10 de octubre de 2008

EVARISTO VALLE / CARNAVALADA DE LOS OSOS


Jesús Villa Pastur, el inolvidable crítico asturiano, decía que las "Carnavaladas" del también asturiano y artista Evaristo Valle son únicas en la pintura española de todos los tiempos. Y quizás sea cierto.


Él habla del sortilegio del color, del misterio que las envuelve, del hálito poético que de ellas brota. Y también del silencio, del rito extraño y arcaico, de un dolor sobrehumano, de la vergonzante reverencia del hombre a su propia animalidad.


Evaristo Valle nos infunde un fuerte y penetrante extrañamiento ante esta obra, "Carnavalada de los osos", que revive arquetipos olvidados y marginados por la modernidad. Ella nos recuerda lo que fuimos, nuestros temores ancestrales, el oscuro enigma de nuestros orígenes. Y a través suya tocamos la tierra y volvemos a vernos en nuestra historia y acongojados ante nuestro destino.


Recibo un mensaje de mi amigo Humberto como si fuese de ultratumbra, me confiesa que el malecón, por más que le pregunta, no revela lo que piensa, cree que anda ciego, cojo y sordo. O se hace el loco. Y las mulatas, excoriadas de no se sabe si de hambre o de hombre, tampoco dicen nada.