20 de noviembre de 2010

ANTONIO LAGO RIVERA (1916-1990) / SIEMPRE LO ESTOY PINTANDO



  • Para algunos pintores el tiempo necesita derramarse antes de precipitar su sustancia en la tela. Para el gallego LAGO el tiempo ya está vertido e inclinado sobre el contemplador, aspirando la fragancia que dimana de su mirada.

  • Sin embargo, las tierra gallegas siguen escondiendo los vapores del sueño, entendiendo que no hay tales sin las brumas que ennegrecen las tintas, la balsa de fluidos o la capa de misterios que más que apaga, alborea y serena.
 


  • Entonces, y para hacerlo más insalubre, hemos de decir que la acuosidad es un saldo del que tirar sin miedo porque nunca se rompe, y es que hay que entrar en ella sin cumplir el protocolo, únicamente dejando que el horizonte o la insonoridad del fondo nos arrastre hacia la interioridad de unos espacios que aparentan un vacío que paulatinamente se llena.
El color es esencia y consistencia, es más que todo y menos que nada, en unos paisajes y bodegones que anuncian soledades grandes, encuentros fortuitos y seres extintos o a punto de serlo.

  • El remate lo pone este poema incompleto de mi amigo y artista José Luis Álvarez Vélez:
Sabia envenenada de noches frías, / quiero darte una velada con sabor a estrella, / cauce artificial, rotas las cañadas, cubiles de descanso.   

18 de noviembre de 2010

MARÍA PAZ JIMÉNEZ (1909-1975) / LAS NOCIONES NO CUENTAN

  • Algunos dicen que no existe crítica ni teoría pretendidamente seria sobre arte. Lo cual no es cierto del todo, no podría serlo en esos términos, por cuanto en tal caso perderíamos la suma de lo que aporta y enriquece, de lo que una vez abierto ya es fluido incensante.
    • En esta aproximación a lo teórico encaja la obra de la española JIMÉNEZ, que tiene en el espacialismo y el informalismo su certificado de empadronamiento. Y ¿por qué?, pues porque no es suficiente saber que la libertad creadora es el sueño de ti mismo transformado en un buscador de fenómenos plásticos que consigues que se liberen de sus cadenas. Has de recomponer inevitablemente las estructuras del enigma.

      • También son insuficientes los remolinos, los ideogramas parlantes y tentaculares, las cicatrices, los tumores, las huellas que se hacen a sí mismas para poder contemplarse.



        • Lo que esta artista ha concebido es una estrategia de búsqueda de fuentes desde las que poder tomar y crear a partir de ellas, sobornarlas con dudas cargadas de certezas, dejarlas explayarse cediéndoles el sentimiento íntimo de lo expresado tal como lo necesitan, en fin, el evento hecho y realizado sin mesura, con la tranquilidad del agobio.


          • Por consiguiente, es una pintura para estar sentado con ella en perpetuo monólogo de miradas urgidas en mitigar la ansiedad de cada hora.





15 de noviembre de 2010

AGUSTÍN IBARROLA (1930) /RECORRIDOS QUE NO TERMINAN

  • Es el instante del regreso, de la salida a la luz nuevamente. Igual que los invisibles atrincherados en los pasadizos y túneles de Cu Chi, alcanzamos la claridad en el momento preciso de seguir interviniendo y participando.

  • Y ahora me viene a la memoria el vasco IBARROLA, con el que de joven compartí un cordero a la estaca en los montes de Asturias, y que, siempre inquisitivo, ya tenía la mirada puesta en las extensiones robustas del norte, en sus orografías afianzadoras de historias y leyendas.


  • Primero, con el Grupo 57, fue el espacio y su potencial de interconexiones, su trasfondo organizativo y descubridor de matáforas cromáticas visuales que se desnudan de atrezzos. Fruto de ideas y trabajo colectivo, los planos se comunican con y desde la razón ordenada y justa.

    • Después fue Estampa Popular y su dimensión comprometida y testimonial, de denuncia de una situación vital e histórica insostenible. Rabia y dolor en esa figuración que se arrancaba la máscara, no le hacía falta porque la noche era el factor constante de esos tiempos.




      • Y finalmente se confía a la naturaleza de cara a configurar una nueva gama de hallazgos, que se conciben como objetos sensitivos y emocionales ocultos en su interior, que son valores visuales, estéticos, cuya semblanza nos permite reconocer lo que de auténtico y verdadero tienen, pues ese es el propósito de su condición a la hora de transferir todo un universo hecho para contemplar y meditar. Así lo ha querido y así es.




28 de octubre de 2010

SUSAN ROTHENBERG (1945) / AUSCULTAR FORMAS

  • Me permito un último deseo, si es que es el último. Me cuesta dejar este sitio que ha sido tan acogedor y hospitalario, y mis primeros pasos con el nuevo son muy inciertos. Si éste ha funcionado tan bien ¿por qué cerrarlo? No tengo respuesta, esa que como pintura en ocasiones es un desaliento afortunado. Carga las tintas para desenmarañarse y no buscarse en lo evidente, sería demasiado fácil.

    • Que así lo haya ideado la norteamericana ROTHENBERG no nos sorprende, es más, lo consideramos necesario para seguir iluminando unas fracciones de espacio contenidas en el tiempo. Se trata de procurar vértigos en los que asomarse, inseminaciones plásticas con las que llevar la retina del existir en la memoria.
      • Las piezas han de ser cobradas con la templanza plástica de un taxidermista, que no cejará en su empeño de codificar y estampar esas especies cuyo desaliento, repito, ha residido en fosilizarse como rastro, no testimonio, que esa es otra historia. Encerrarse en superficies, declara la autora, con el fin de resistir un aliento que no demuestra lo palpable, al revés, es la evidencia de lo objetivable.



        • Ella niega a través de esa reclusión, tanto como verifica esa soledad de aislamiento, y corrobora la verdad inscrita en la celda proclamando que la mejor derrota es la que se contempla sabiendo deducir que no es eso lo que aparenta.

        • Es una obra que no se ajusta a las percepciones hoy en boga, pero su núcleo es una topografía que siempre está por hacerse y remontarse. Seamos parte, pues, de su relieve y con ello obtendremos el don de observar bajo la ausencia perentoria del momento.



27 de octubre de 2010

PAUSA Y CIERRE

  • Me han invitado u obligado a migrar (¿no suena muy mal?) a WordPress y además pasaré un tiempo fuera de esta palestra. Esta sirena, mal encarada y con la mitad de las facciones en sombra, salida de las manos de HUMBERTO VIÑAS, me acompañará por si me pierdo.

  • Para los que esperen y se asomen a ese otro espacio, mi más efusivo agradecimiento; para los que no, mi lógica comprensión; y para todos en general, la solicitud de que no dejen de mirar y sentir: es el único medio de bregar con certezas y somnolencias en unos casos, o con incertidumbres e insomnios en otros.

  • Hay que perder las esperanzas para que resurjan nuevas y distintas, confiando en que no sean tan irreales y vanas como las que en estos instantes nos asaltan.

  • Un emotivo adiós hasta entonces.

ANTON ROOSKENS (1906-1976) / NO LOS CONOZCO

  • Otra vez estamos con un autor ligado a COBRA. Es fantástico imaginar como un universo de signos cala a fondo en estos artistas, como si estuviesen desesperados en encontrar esos demonios que nos acosan pero no podemos identificar.
    • Claro que el holandés ROOSKENS los tenía tan cerca, después de mucho buscar, que los agarró bien fuerte. Al final los hizo sus amigos, les dio de comer y beber, y ellos, a cambio, abrieron sus rasgos, fisonomía y naturaleza, se dejaron amar y de vez en cuando maldecían su suerte.

      • Transmitieron, informaron y revelaron , sólo así esos espíritus inconformes, insatisfechos podían trasladar al soporte su cólera por arribar a un mundo y un entorno en que la historia es un personaje execrable y el arte un bufón que se expone a tragarla y venderla. Los interlocutores que se acercaban, los contemplaban y seguían su caminar en silencio, no sabían hablarles, ya no digamos si eran capaces de articular una sola palabra.



        • Abominaban del castigo que les habían inferido, únicamente por el hecho de la soberbia de haberlos encontrado y trazado. Si eran un misterio, deberían continuar siéndolo. ¿Acaso nadie quiere quedarse en su limbo carente de angustia?

      • Ven a los que les observan y perciben su aliento de muerte, la cual desconocen porque son convicciones que nunca han perdido la fe. De todas formas, antes o después, de no sentirla, hubiesen sucumbido. Antes o después, de no vivirla, se hubiesen extinguido.

      • Mi madre, de ochenta y cuatro años y herencias indianas, me dijo que El Malecón ya era viejo cuando nació. Y como tampoco le cree, morirá para volver a nacer.





JUAN PITA (1947) / SIEMPRE CAVILANDO