25 de junio de 2009

CONSTANT PERMEKE

El expresionismo de origen nórdico siempre ha buscado en el dibujo y en las texturas y formas plasmadas que ellas pudiesen captar la íntima conflagración interna de la humanidad, expresando sus desesperación ante la violencia y la locura, o la fragilidad y el dolor.

El artista belga Constant Permeke no se permite soñar, se ve arrastrado por una atmósfera sombría que lo ennegrece todo, por la existencia de unos personajes recios, grandes, oscuros, que transportan y hacinan en su ser el desencanto, la pobreza y el sufrimiento de unas vidas que nunca han tenido quien las pinte recibiendo la luz, la claridad de un amanecer plano y luminoso.

La tierra es fría y árida, áspera y seca, y en ella las presencias están obligadas a morar sin esperanza, ya que no hay fe, sólo un mar de derrotas y de ocasos.


Pintura compacta, de tonos duros, de trazos sobrios y de lamentos mudos, que nos dedica unos soplos de meditación visual acerca de la conciencia del arte como conciencia cierta de un destino.
  • Hoy nos visita en el Malecón Olofi, el supremo, causa y razón de ser de todas las cosas, al que le siguen Ochosi, Changó, Yemayá, Obatalá, Ochún y Babalú Ayé. Humberto y yo les cantamos:
Debo confesar
que ya no tienes para mí tanta importancia,
puedo soportar
lo inevitable de un final.
No te empeñes más
en inventar razones,
hoy por hoy
solamente nos queda decir
adiós.






24 de junio de 2009

GEORGE SEGAL

Blancas u oscuras, el artista norteamericano George Segal congela el movimiento de sus figuras para que su gesto mudo nos detenga en su contemplación el tiempo suficiente para intercambiar identidades, situaciones, momentos y pensamientos.
Las encontramos vagando por espacios exteriores, inmovilizadas por su propio ensimismamiento, o en habitáculos interiores, sentadas desnudas con la mirada perdida. El artista, a través de estas escenas estáticas, nos brinda la posibilidad de ver los instantes rutinarios de lo trágico o de la angustia en la intrahistoria de lo humano. Nos coloca en la circunstancia de observar ese momento hondo mediante unos cuerpos que cuando estamos ante ellos, han dejado la vida en nuestras manos a fin de que lo inmaterial que desprenden nos alcance y esté presente en nuestro imaginario.

Al final se establece una interrelación directa y muy íntima con el espectador, el cual acusa el impacto de su presencia asimilando destino, historia y tiempo, detenidos en esa fracción que se congela ante su visión.

Le digo a Humberto que el obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz se ha quejado al Malecón de que al ritmo de las tumbas los habitantes varones y hembras de su posesión se mezclan en bailes extremadamente torpes y provocativos, y para colorear estas funciones (sic) se entregan a la bebida de la frucanga (bebida de yuca y ají) y aguardiente hasta perder el juicio y desbocarse en los demás excesos que de tales antecedentes podían seguirse. Ya verás, le aseguré, como nos castigarán otra vez a sed y hambre porque el juicio que perdemos es el de la historia y con él nuestra identidad. ¡Pero si ni siquiera podemos decir que todavía la andamos buscando!



23 de junio de 2009

ALBERTO SAVINIO

Poeta, literato, comediógrafo, músico, pintor, periodista, Savinio, hermano de Giorgio de Chirico, recuperó sus sueños para engalanarlos con un humor surrealista y con él festejar cónclaves y sínodos de espectadores inseguros. Yo no querría formar parte de esas pesadillas que abren tantos enigmas como cierran interiores claudicantes.
Tampoco me prestaría a ser retratado por él ya que me haría objeto de una metamorfosis de la que no habría retorno, me quedaría eternamente esperando una anunciación que nunca vendría. Y sería un monstruo en un mundo oscuro, incapaz de mirarme, con la nostalgia de no poder vivir en donde quiero, ni siquiera morir cuando lo necesito.
Savinio exorciza sus vientos sombríos para devolvérnoslos como visiones que aparentan reírse de sí mismas pero que son como efigies propensas a derramarse en nuestras propias alucinaciones. Aunque no importa que sean tantas, al fin y al cabo hemos de existir con ellas.
Humberto yo, tumbados en el Malecón, soñamos que perseguimos a los que nos persiguen, que vivimos a costa de los que nos acosan o que gozamos de los placeres de los que husmean nuestras miserias. Y nos dimos un trastazo con el Azuquín, con el Chispa e tren, con el Bájate el blumer y con el Alcolifán. Casi no despertamos.



22 de junio de 2009

NOÉ SERRANO

Noé Serrano, artista cordobés, no parece pensar que lo humano es un reflejo de lo divino, que participa de su misma naturaleza, que su cuerpo es carne de su propio cuerpo. Y para muestra esas policromadas resinas que modela cual si se tratasen de unos nuevos centauros caninos que nunca llegarán a ser seres mitológicos.

Estos híbridos no dejan de ser una alegoría, un simbolismo, pero también una simple provocación sobre una condición humana que cuando se mira en el espejo nunca ve su propio horror y el que le rodea, y de ahí viene ese retrato que rebaja la belleza del cuerpo supuestamente perfecto como depósito de la conciencia segura de su supuesta dignidad, racionalidad, moralidad y estética.

Lo que ocurre es que el choque que nos deparan estas obras está falsificado, no sé si a sabiendas o no (¿hablamos de venganzas?), por buscar más lo escenográfico que una aprehensión profunda, más el quedarse en un mero acto de impresionar y escandalizar a pesar de una factura impecable y una dimensión teatral atrayente, sin olvidar la pátina irónica con la que juega con el espectador, que duda entre apreciar su revelación o rechazar rotundamente una propuesta que no encaja en sus parámetros estéticos y visuales.

Hoy, en su taller, Humberto y yo ideamos como encajar un cuerpo dentro de otro y como el espacio ha de perder su geometría. La penumbra que nos aprisiona agudiza los sentidos de la profundidad y por eso escarbamos hasta hallar restos omitidos, lenguajes no pronunciados, mitos helados. Removimos hasta encontrar la venganza mas no nos satisfizo, pues de esa ofensa no rescataríamos el ethos de un hacer pictórico hogaño desaparecido. Que moldee el ron la pasta, nos dijimos, y rasgue con ella las entrañas de la vida. Así sea.




18 de junio de 2009

GEORGES MATHIEU

El espacio musita y los fondos no hablan, pero se erigen en intérpretes silenciosos que con furia o calma reciben el estallido vital, veloz, caótico, del impulso provocado por la fuerza y hasta la violencia de un acto instintivo que busca regenerarse.

Esa explosión dramática, fruto de una acción física no significada pero sí apasionada, se convierte en un reflejo del ego del artista, que se fustiga en ese intento pugnaz por verse objetualizado, tal si fuese un signo palpable de una idiosincrasia del dolor o de la rabia.

Georges Mathieu, informalista francés, ha sido el faro de innumerables seguidores, que consideran su poesía plástica la desembocadura o el final de una forma de hacer que no ha de obedecer más que al yo del color como materia con vida propia que al materializarse vertiginosamente llora, muerde o besa. Tal vértigo es impensable previamente, adquiere su conciencia sólo en el objeto resultante, en que se hace carne y sangre.

Al anochecer el Malecón obsequia unos vasos de frucanga con ritmo de tumbas que nos hacen bailar hasta desbocarnos. Humberto y yo estamos atentos a que el amanecer no nos cogiese allí porque entonces, tirados y soñolientos, nos llevarían a excavar catacumbas donde acumular hambres insepultas.




17 de junio de 2009

MANUEL MATA GIL

Hablar de Manuel Mata Gil, joven artista extremeño, es lo mismo que celebrar la portentosa capacidad de ensamblar y coordinar poéticas que van en busca del destino del hombre, preguntándose por una realidad que se sumerge en la fantasía del dolor o el alborozo, en la quimera de una ventura deseada o en el infortunio de un tiempo de aflicción y ruina.

Sabe obtener de los innumerables materiales que selecciona y utiliza la ductilidad de un verso, la rima sutil que no desprecia al objeto, la composición cuyas formas manejan la fuerza del símbolo y la energía de una cosmovisión plástica.

Tanto su escultura como su pintura, mediante el procedimiento del collage, formulan el manifiesto de un ideario estético que emplea lo irracional como vía de aproximación a la conciencia de lo verdadero, de lo esencial.

De los útiles, artefactos, adminículos, de la materia múltiple en definitiva, consigue una visualización impredecible a través de un juego de asociaciones ilógicas y en un espacio que sigue estructurándose en lo pintado o en lo tallado como si estuviese siempre inacabado, necesitase una continuación, de tal forma que el espíritu que le ha infundido estuviese constantemente alerta para dar vida a lo dormido, lo ajeno, lo arrinconado o perdido, hasta alcanzar una obra que hace viable el conocimiento del significado lírico inmanente a partir de su construcción en imágenes que incitan a la mirada a nunca dejar de ver.

Humberto y yo pusimos en nuestra esquina del malecón un muro de espuelas de gallo, cuernos, collares de semillas y caracoles. Estábamos temerosos de los presagios de las lechuzas anunciando apagones y hambre, aunque una prieta bien renegrida nos auguró un destino de muslos utópicos y de ron añejo. Esta noche las sombras aullaron para detener el viento.




16 de junio de 2009

EL LISSITZKY

El artista ruso El Lissitzky sostenía que la teoría de la forma es la teoría de la comunicación visual. Pero lo cierto es que esa caligrafía que se expande en el espacio es la interpretación de una utopía nacida como consecuencia de la victoria de la Revolución de Octubre.

Se quería construir un lenguaje que tuviese en la técnica la configuración de un nuevo modelo de vida para una población pobre, atrasada y oprimida. Y ese orden, totalmente geométrico, habría de ser fruto de una síntesis entre función, arte y vida, además de que tendría que expresarse en esquemas rectilíneos, en módulos ortogonales, en líneas rectas y curvas, esferas y elipses, en construcciones que se alargan y pueblan un cosmos hasta ahora ignoto. El color serviría como un signo de fondo que señalizaría la unión.

Era una utopía plástica que adoleció de un formalismo y racionalismo excesivos ("amo la regla que corrige la emoción") pero que planteó una visualización de lo que podría haber sido posible y no lo fue, si bien su proyección todavía se encuentra en un futuro que no ha cumplido con ninguna de esas expectativas, lo cual hace que nuestras concepciones sobre el arte y la vida sigan renovándose constantemente.

Celebramos esta noche una fiesta en nuestra esquina del Malecón y llegado el amanecer Humberto y yo cantamos:

Corta la caña
y anda ligero,
mira que viene el mayoral
sonando el cuero.

Yo no tumbo caña,
que la tumbe el viento,
que la tumbe Lola
con su movimiento.