Se quería construir un lenguaje que tuviese en la técnica la configuración de un nuevo modelo de vida para una población pobre, atrasada y oprimida. Y ese orden, totalmente geométrico, habría de ser fruto de una síntesis entre función, arte y vida, además de que tendría que expresarse en esquemas rectilíneos, en módulos ortogonales, en líneas rectas y curvas, esferas y elipses, en construcciones que se alargan y pueblan un cosmos hasta ahora ignoto. El color serviría como un signo de fondo que señalizaría la unión.
Era una utopía plástica que adoleció de un formalismo y racionalismo excesivos ("amo la regla que corrige la emoción") pero que planteó una visualización de lo que podría haber sido posible y no lo fue, si bien su proyección todavía se encuentra en un futuro que no ha cumplido con ninguna de esas expectativas, lo cual hace que nuestras concepciones sobre el arte y la vida sigan renovándose constantemente.
Celebramos esta noche una fiesta en nuestra esquina del Malecón y llegado el amanecer Humberto y yo cantamos:Corta la caña
y anda ligero,
mira que viene el mayoral
sonando el cuero.
Yo no tumbo caña,
que la tumbe el viento,
que la tumbe Lola
con su movimiento.
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