15 de septiembre de 2014

SERGIO ZEVALLOS (1962) / EL MAL QUE ME CORROE


  •  Recuerdo que Francisco Calvo Serraller escribió que desde el punto de vista artístico, lo que desde el romanticismo se consideró genuinamente español fue el realismo casi expresionista, una gama cromática presidida por el negro y una imaginación desbordada con ribetes de truculencia. 


  •  En el caso del peruano ZEVALLOS, artista disciplinar y que perteneció  al grupo Chaclacayo, la truculencia tiene orígenes culturales autóctonos e hispanos específicos, incluso religiosos, pero con una intención claramente transgresora, que acaba con frecuencia seduciéndose a sí misma, es tal su narcisismo. 


  •  Su obra, como la de muchos otros autores, responde a aquello que decía Heráclito respeto a que no se puede descubrir los límites del alma aunque para ello viajáramos por todos los caminos: tal es la profundidad de su forma. 


  •  Estamos, pues, ante una obra atormentada, entre el esperpento, la muerte y el sufrimiento; y unos espacios que la inflaman más, que la desnudan hasta lo imposible, configurando unos retratos que tienen el don perverso de contarnos lo que imaginariamente somos: tal es nuestra incapacidad para vernos y soportarnos.    

No quiero ni quiero,
Antón Perulero;
yo quiero al pirata
de pata de lata
del cutter inglés.
Dímelo al revés......
(Ignacio B. Anzoátegui)

13 de septiembre de 2014

NAHUM ZENIL (1947) / QUIERO SER UNA LEYENDA


  •  Soy un homosexual desvalido y despreciado,  soy humano y soy divino,  he sido crucificado y resucitado, soy artista y mexicano, soy revolucionario y fervoroso pacifista, me pinto y no me canso de hacerlo hasta reconocerme y provocar el asco, el perdón o la total aceptación.  


  •  Ya Alfredo De Paz decía que la obra de arte realiza en la forma una unidad orgánica entre la subjetividad del hombre y la objetividad de la realidad externa, entre la posibilidad humana y su situación concreta en el mundo.


  •  Efectivamente, ZENIL conjuga ambas vertientes tan lapidariamente que al final es una sola, que de tantas referencias estilísticas conforma una única, la que se hace insoslayable, plena de significación, ya sea vital, sexual, religiosa, profana, evocativa, narcisista, antropológica, etc.  


  •  Es una plástica que desatará sentimientos y apreciaciones de todo tipo, que no dejará indiferente a nadie que la vea y la contemple, incluso que se sienta implicado de alguna manera en ella, ya sea pasiva o activamente, por lo que quedará para siempre como una sombra o una iluminación.  

Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir, yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.
(Raúl González Tuñón)

9 de septiembre de 2014

YISA (1984) / SE AMAMANTAN SOLOS


  •  El significante en esta obra callejera es contundente, y es que ha de serlo para que cuando pasemos abramos bien los ojos. Y sus cualidades extrínsecas no se agotan ahí, porque hay una visión que se nos lanza a la cara como un ente devorador de indiferencias y magnitudes mediocres.   


  •  Y hay hasta una belleza plástica que se desata en pasiones, tan monstruosas como fruto de un rosario de crueldades y olvidos, de muerte y encerramiento. Nacen como iconos, se perciben como tales pero dentro radica la truculencia del signo.     


  •  El chileno YISA los ha creado para que se queden como testimonios de un tiempo, en el que él está persiguiendo su sombra y la nuestra con colores siniestros, con espíritus que mantienen la ida pero no la vuelta, que hablan y no les escuchamos, ni siquiera les vemos.  

Dulce amiga: vivimos mil vidas y una muerte
y este reencuentro trae la adolescencia ilesa,
sufro la terca angustia de encontrarte y perderte
y no sé si este amor se desangra o regresa.
(César Tiempo) 

8 de septiembre de 2014

FRANCISCO CORZAS (1936-1983) / SIEMPRE SERÁ PINTURA


  •  Dice Francisco Calvo Serraller que la contextualización histórica de una obra de arte se ha hecho mucho más elástica, porque además de ser un testimonio de un momento dado puede redescubrirse y radioactivarse siglos después.  


  •  Muy cierto. Y sería muy injusto que no fuera así. Por ejemplo, la obra del mexicano CORZAS ha de estar presente siempre, no puede ampararse su olvido en ese modelo historicista de progreso lineal, que entre otras cosas ya ha entrado en crisis.   


  •  La pintura de este autor es profundamente latinoamericana pero también de nexos hispanos. No repudia sino que se abre a todos los prismas, a todas las declinaciones, a todos los lenguajes. Nos mira y la miramos desde lo más hondo, sin perder un ápice de su aura fantasmal y fantástico, tan verosímil como inverosímil. 


  •  Nos descubre que la plástica es una cita con espléndidas propiedades y superlativas perversiones, que avala lo más impalpable de nuestra condición, lo que queda infinito después de acabar con lo finito, lo que impone una libertad que es la señal de su realidad y creatividad. 

Mientras la noche marinera
lanza su gorra al cielo oscuro
danzan las sombras de la hoguera
sobre el espejo atroz del muro.

Danza la rubia espiga abierta,
danza la abuela del pan puro,
llama el horror de puerta en puerta
hasta el patíbulo del muro.
(César Tiempo)

1 de septiembre de 2014

GERMÁN TAGLE (1976) / LA CALDERA CROMÁTICA


  •  Al chileno TAGLE no le cabe su concepción plástica en un espacio acotado, se le queda corto, es demasiado ubérrima y exuberante, y además sus efectos es el de incluirnos dentro de ella, absorbernos para que seamos un elemento más en esas naturalezas dominadas por el azote del huracán.


  •  Sus obras revientan porque es como si ya estuviesen hartas de estar sujetas, atenazadas y comprimidas. Él las deja aventurarse y fraguar sus auténticos destinos, sabe que husmean dentro de una caldera en la que el color toma caracteres ingrávidos hasta festejar su propio ardor y su indomable fuerza.    

¡Ah, si me señalaras el número infalible
me perdería contigo sobre la haz del infierno,
para vivir un sábado santificado de ocio
que alegre el mar insomne de tus sábados
muertos!
(César Tiempo)

30 de agosto de 2014

MAURO PIVA (1977) / ESTUDIO MI FORMA


  •  Soy un ser desolado, solitario, mudo, que me miro al espejo para no ser invisible. Soy un ser que trata de pensar, de ubicarse en el espacio y en el tiempo, de tener su historia, de no dejarse llevar por su destino aciago. 


  •  Se advierte que el brasileño PIVA nos ofrece una ambivalencia cargada de un terror que no se ve. La normalidad de sus figuras, la ortodoxia de sus formas, ocultan un sentido inquisitivo sobre la carencia de una naturaleza que reside en el rostro, en la falta de una comunicación que no existe, en el vacío de una condición que no hay.


  •  Es como los efectos de una limpieza étnica particular, que produce una humanidad brillante, plástica, sumisa, obtusa, porque que no tiene conciencia de sí misma, se la han hecho desaparecer, por eso no ceja de configurarse en posturas reflexivas eternas y estériles. Esta hábil maniobra nos seduce como espectadores porque así tenemos un doble que se las va a llevar todas, las mías y las suyas.   

Cuando el olvido lo rescata, vuelve a ser bueno sin
destino y sin estela.
Vuelve a ser tiempo sin historia, senda sin rastros, mundo
frío, noche ciega.
En el silencio de la casa, la oscuridad es más profunda
y más perfecta.
El sueño cierra nuestros ojos y el viento final se queda
solo en las tinieblas.
(Francisco Luis Bernárdez) 

29 de agosto de 2014

HUMBERTO VIÑAS / ME DA LO MISMO QUE SEAN ONDINAS O NÁYADES SI NO SIRVEN PARA SALVARME


  •  Cuba envejece y se entumece y sus ondinas, náyades, ninfas y nereidas también, al mismo tiempo que su autor lo hace a la espera de que haya un inverso y se conviertan en sirenas. Ellas, ya al inicio de su decadencia y casi tuertas, gracias a su carácter maléfico le obligan a sobrevivir aunque no quiera, le fuerzan a que se vea reflejado en el reloj, en los símbolos guajiros del tabaco, de la palma, aunque esas pequeñas pateras que flotan ya no sean ningún itinerario hacia un destino, excepto aquel que para ahora se ha sido perdido.    


  •  Mi amigo y hermano, el cubano Humberto, sabe concebir una teoría de los colores y una formas que debajo de su apariencia se muestran ambivalentes, pues su plástica descansa en un campo de visión que lo abarca todo, desde su espacio y su propio tiempo, el que vive a salto de mata a través de oquedades inscritas en esos largos cuellos, en esos estirados rostros que señalan las huellas invisibles, los azares extraviados, las angustias hambrientas o las jineteras místicas y oscuras.   


  •  Quizás un día alguien redescubra el valor de estas sílfides como signos de un desvivir, como las sibilas de poderes proféticos y anunciadoras de verdades superiores. No sería extraño que entonces la asociación de ellas con el resto de su obra adquiriese su pleno sentido y realidad, su canto a una esperanza tardía que no por serlo olvida su condición patética y solitaria.      

En ese acercamiento sin regreso
ya suena tu esqueleto a cosa vieja,
entre pinceles ocres, negros, rojos.
(Horacio Rega Molina)

JUAN PITA (1947) / SIEMPRE CAVILANDO