20 de enero de 2012

MICHEL PÉREZ POLLO (1981) / SE HAN SUBIDO A LAS BARBAS Y AHORA YA NADIE SE LAS CORTA

  •  Si la obra de arte no sale de la mente del artista podemos quedar ciegos y seguir viendo (Sol LeWit). Yo lo he intentado pero si quieres arroz, Catalina. Necesito ver, mirar y contemplar. ¿Será por estar quedándome ciego? 
  •  Y después se siente obligado Millares a dejar bien claro: "hay que descoser los forros del mundo plástico volviéndolos del revés".
  •  ¿Qué ha hecho, en este caso, el cubano PÉREZ POLLO? Pues engendrar entre pollo y pollo sus mutaciones, con semblante serio, atrevido, insolente y con cierta coña. Que sí, que es verdad, que no hay viviencia insular caribeña que escape al don del carnaval y del surrealismo tropical más revoltoso. 
  • Unas obras que entran por detrás y salen por delante, en el ínterin se han vestido, acicalado y hasta tomado el biberón. Su carácter lúdico es de los que juegan a ganar y tú, como espectador, a perder, porque se te escapa la afinidad y las identidad y te quedas con la deformidad inherente a su casta cromática, a su descendencia amable y acariciadora, paradojas que son tantas como se quieran y se fusionen.

  • Lo mejor es pactar, dialogar y entresacar su realidad, darle el rincón que necesita y la proyección que recaba, ya que la mirada es el fondo que la hace viva, indisoluble, incalificable e inquisitiva.

  • Las hermosas "Ayalgas" me suplican que mate al "Cuélebre" para que puedan recuperar sus tesoros escondidos. Si lo hago, me llevarán cogido de su cintura hasta ellos. Ahí es nada, esperar a la noche de San Juan, buscar un hierro, sorprender dormido al monstruo y clavárselo en el cuello. ¿Y si después no me dan nada y me quedo sin revolcón? Que lo haga El Malecón, les aconsejo, que es más viejo y está más resabiado.      

19 de enero de 2012

AUGUSTO BORDELOIS (1969) / LAS ESPERO PORQUE SON ETERNAS

  •  La pintura de la nada contra la pintura absoluta. ¿Dónde nos sitúa la obra del cubano BORDELOIS? Si el dibujo es la idea, el principio de realidad, el control, lo consciente e inteligente; el color alude a cierto descontrol medido y graduado, lo inconsciente, lo irracional, las pasiones. Bases teóricas que no se cumplen pero que no son óbice para establecer prontuarios, como en este caso.    
  •  Gauguin señalaba que el color era el lenguaje del ojo que escucha, de su virtud sugestiva, que sirve para desarrollar la imaginación, para decorar los sueños, abriendo una puerta nueva hacia el infinito y el misterio.
  •  Por lo tanto, las señas están claras y dadas hasta donde queramos, las alusiones hechas y los encuentros son la pura fantasía de espacios edénicos, hechizerías, conciliaciones reparadoras, hechos encantados, contrastes no por artificiosos menos plásticos y fascinadores. 
  •  Es por eso que entonces busco la hoja del vencedor, el paramí, el amansaguapos, las llanas, el jala-jala, el bleo blanco, el ayo, el cundeamor, la verdolaga, el rompezaragüey y el almácigo. Y, por último, me siento a posar la mirada en las celadas que nos tiende este artista, que entre treta y treta (¿no hay ciertas raíces rurales americanas en ocasiones?), bosqueja morfemas en los que ensayar historia, tiempo y veleidades del yo, tan cálidas como filibusteras. 
  • Me visita en mi esquina del muro "El Ome Marín". Cree que como estoy siempre en El Malecón, soy el que alquila las cuevas de debajo. Le digo que no, pero le aclaro que con esas greñas, algas y escamas, ya puede buscarse otro sitio para guarecerse. Hay que prevenir, no sea que al final le dejen quedarse, con los que ya somos. 

14 de enero de 2012

RICARDO MOJARDÍN (1956) / EN MI MUNDO DEJÓ DE OTEARSE HACE MUCHO TIEMPO

  •  El impacto es perpetuo. Delante de una de sus pinturas de simios en la galeria Vértice de Oviedo, de considerable formato, me quedé absorto, apocado e intrigado. ¿Qué me estaba diciendo o me estaba advirtiendo? ¿Es un retrato ancestral de mis antepasados? Mundo de supervivencia y agresividad, en definitiva.
  •  Cuando la imbricación es tan penetrante, las incógnitas se trasladan a la capacidad del artista, que ya debe de tener los ojos renegridos, agujereados por la larga noche de los abismos (Millares).
  •  El asturiano MOJARDÍN coagula y cataliza, crea y al hacerlo suprime lo accesorio, codifica y descodifica. Del color, como Tápies, hace toda una filosofía: la de los sueños, las visiones, el vacío. 
  •  Se planta en su territorio y desde allí ya ha dejado de otear, ahora se funde con el prodigio de lo telúrico, lo animal, lo pasado, el presente, lo clásico, desvelando lo pictórico en todo ello, su magia, hasta hacer desaparecer el perro -no lo veo- o a la figura sacra (¿descendió o no descendió? ¿Acaso no ves su calavera desde el tren?). Con lo cual, plantea sus preguntas aunque la trampa ya está hecha, ahí, en esa milagrosa revelación, están todas sus respuestas.  


  • Sabe muy bien que a sus obsesiones plásticas ha de permitirlas que se concentren, que se llenen de sí mismas, que prohiban la evasión de lo que tiene que aparecer. Y también es consciente de que va más allá de su contexto, que es lo que le da energía, le aporta puntos de salida, pero, no nos engañemos, esas llegadas son únicamente suyas y son universales.

  • Me cuenta el artista que de vez en cuando se cita con el "Nuberu". Quiere convencerlo para que cabalgando sobre las nubes llegue hasta El Malecón y le libre de los ciclones. ¿Y si se queda y se cabrea? ¿Más desastres?


11 de enero de 2012

ULISES GONZÁLEZ (1963) / ACERCA DE ESTOS MISTERIOS ENCONTRÉ PASIONES INTENSAS

  •  Debemos dar por obvio que la mirada del artista es la propia construcción plástica. Pero, no nos equivoquemos, ha de ser honda, tal como pregonaba Dubuffet:
  • "¡Cavad! El mundo está formado de capas, es un pastel de hojaldre. ¡Probadlo en hondura, sin ir más lejos de vuestros pies, y veréis!
  •  Sin embargo, ULISES, el artista cubano residente en Jalisco, lanza una llama que incendia todo cuanto arrolla. Hace de la pasión un lenguaje y lo encubre con el misterio de una impronta en expansión, que filtre en el hervor cromático la serenidad del dibujo. 
  •  Se asegura que solamente hay belleza en la búsquedad de la verdad. Apaga y vámonos, me susurra él mismo. Mi verdad está en la carne, la nocturnidad, el frenesí, el erotismo, el amor y la alevosía. No tendría perdón si no fuese así. El arte le ha pedido siempre, me aclara, ese relato, una historia de fuerza y emoción, de plasmar lo que cada día se desata y grita. 
  •  Por eso es que las manchas de sangre o el carmesí en flor colorean una superficie con arañazos y en la que nadan esporas o corpúsculos que dan su última conformación al hecho pictórico. ¿Cabe más eficiencia que ese contraste que anuda lo hecho con lo deshecho? Un corazón negro vomita un pañuelo rojo, ese rojo que el artista convierte en un vocabulario desesperado que no desdeña intercambiarse con la demacración, con una blancura que no aspira a la reencarnación y sí a la angustia.  
  •  Y por ello es que la cruz, como espejo metafórico, aparezca astillada y con esparadrapos, a la que nos asomamos con más deseos que ansias de encuentros. Y los capullos -O´Keeffe nos habló de ellos- sean entes colgados de esa plasticidad apasionada que cubre la certidumbre de ser la sendas de unos trazos o la del propio destino, forma de la plenitud carnal de unos colores que al mismo tiempo que designan proclaman.   
  • Obra que reflexiona, una vez que se ha quitado de encima el gesto y el sudor, sobre lo que es o no la culminación de un proyecto, cuya continuación estará en ese futuro que le aguarda compartiéndolo con el destino.

  • Se dice que Pollock, en ataque de rabia, arrojó un libro que trataba sobre Picasso, gritando:
  • "¡Maldita sea, este tipo no se ha dejado nada!" ¿Qué fue de ese libro? 

10 de enero de 2012

RUBÉN ALPÍZAR (1965) / REGOCIJOS

  •  Todos están asomados y el frío no se queja ni mete una denuncia en el ayuntamiento. Y si lo hiciese destruiría la simbiosis dinámica y ya no habría creación. El observador, ante esta obra, se relaja pero el artista se tensa y estimula.
  •  Si hay algo que al territorio del cubano ALPÍZAR no le falta es un catálogo imaginativo, que discurre entre lo burlesco, la vida insólita y real, el sueño, la fantasía, las referencias clásicas y las raíces vigentes de una existencia en el trópico.
  •  La pintura es una ventana en la que aparecen y desaparecen, se muestran y relacionan, exhiben sus alusiones y dotes, maquinan lo que es imposible urdir, se mueven entre y delante de espacios abiertos o cerrados, nos hablan e inquieren.
  •  Es todo un universo que sin ese color que lo forma no lo veríamos, pasaría desapercibido, y, sin embargo, al impregnarlo adquiere su total autonomía y esplendor, aunque esté pautado por el recato de una cadencia o un bolero.
  • Diviso un macho cabrío y una mano negra. Como todavía no amanece llegan a tiempo, son el "Pesadiellu" y la "Monona". Salgo pitando del Malecón, no es hora de andar a la búsqueda de las de ébano.

7 de enero de 2012

REINERIO TAMAYO FONSECA (1968) / NO ME PERTURBEN QUE NO ME SALEN LOS VIENTOS

  •  ¿Cabrían unos espacios cósmicos de tanta danza, locura, ucronías, convulsiones, humor y jolgorios? Ahí los tenemos, con sólo contemplar la obra del cubano TAMAYO. 
  •  Que someta al surrealismo, a lo metafísico, al clasicismo, al barroco, al expresionismo, etc., a una interpretación trepidante, es lo de menos. Lo de más es su carga de profundidad pictórica y retórica.
  •  No ahorra estiletes ni mengua las dimensiones, hacen falta desahogos, vestir imaginarios, reunir el discurso de los iconos, sembrar las miradas de picaresca narrativa y exaltación múltiple.
  •  Que no haya otros vislumbres de los que quieren ver o están más allá, es infamia socarrona de ciudadanos ilustres, porque están todos cantando, reconciliados con la vida y ya con el peaje pagado a la muerte. Amén sea dicho y hecho.
  • Y ahora que la fiesta continúa, observemos que estas correspondencias plásticas actúan, no incinerando, sino haciendo posible el que la quimera representada no siga defraudando.

  • Voy del Navia al Eo para encontrarme con el "Patricu". Me dijeron que era fácil de ver porque era muy grande, tenía un solo ojo y andaría hundiendo algún barco. Mi propósito era llevarlo al Malecón, dado que siendo antropófago, serviría para devorar tanto naúfrago desesperado por tener un lecho y además caliente.   

5 de enero de 2012

CARLOS DEL TORO (1954) / CUANDO LA VIDA ES UN TRÓPICO

  •  El arte está destinado a captar y transmitir la esencia de las cosas y de los fenómenos, de la realidad y sus mejores o peores fantasías, el núcleo del hombre y sus locuras, provocando asombro de que eso llegue a pasar, de que la metáfora esté tan viva.
  •  Por consiguiente, tiempos y espacios son, con el artista, los hacedores de formas y sustantividades que serán configuradas de maneras diferentes.
  •  Si tomamos la obra del cubano DEL TORO como referencia, nos asomamos a una luz vidriada,  culminación del feliz encuentro entre dos convicciones sobre un modo de generar un imaginario enraizado y una fantasía policromada. Calan porque forman parte de un todo estético de la pintura cubana del siglo XX.
  •  Dentro de la superficie del cuadro se manifiestan unas morfologías procedentes de distintos ámbitos plásticos, incluso ellas mismas se amalgaman y crean su contexto, el credo de su lenguaje, la impronta de su realidad.
  • Sin embargo, esta especie de flora biológica se transmuta hasta ser pathos de lo telúrico tropical, de su marca original, que nunca pudo estar confinada. Una negativa que nos es útil para enriquecer la mirada.

  • No nos veremos nunca cara a cara,
  • Oh antepasado que mi voz no alcanza.
  • Para ti ni siquiera soy un eco;
  • Para mí soy un ansia y un arcano,
  • una isla de magia y de temores,
  • Como lo son tal vez todos los hombres,
  • Como lo fuiste tú bajo otros astros.
(Jorge Luis Borges).