27 de septiembre de 2010

JUAN CARLOS ACEVEDO URQUIJO (1982) / ESTELAS IMBORRABLES

  • Éste es también un espacio para los que comienzan, o aquellos que no son muy conocidos o los que siguen su camino sin más derroteros que ellos mismos. El joven colombiano ACEVEDO es uno de ellos, de los que tratan de expresarse plásticamente al encuentro de la forma oculta, inhallada, espiritual y esencial.

    • Estas crucifixiones son una muestra de ello, de la abstracción que es, sin embargo, simbiosis, sincretismo que es fusión, imagen de doble hechura. No hay búsqueda de dolor y sufrimiento, sino esquematismo sublimado producto de mutaciones que establecen una nueva dimensión.

      • Parece que es más lo que niega que lo que afirma, que la tela ya no es un campo de batalla (Saura), que el fin ahora no es la desesperación del principio. El autor es fiel actuante de su oficio, pues si se van rastreando representaciones se acaba bebiendo en fuentes renovadoras y con ello el tiempo de la metamorfosis se plasma en un lenguaje que vela por ser el reflejo de esa lucha.

      • Y digo que no hay pesar y padecimiento porque el aglutinante es un éxtasis espeso y frío, que confiere a la divinidad esa boscosidad semántica que infunde entendimiento interno, acepción profunda y discernimiento completo.

      • Está dando, de esta manera, la formulación de una tarea que cada día irá más allá, por lo que continuando así pone a su trayectoria en un rumbo tenaz y vehemente.


UMBERTO PEÑA (1937) / ¿QUIÉN ES EL EXTRAÑO?

  • Otro de los históricos de la plástica cubana, PEÑA, acomete un reciclaje de su hacer en una línea de enfurecimiento, violencia y desasosiego. Que le delaten afinidades con el pop es lo de menos, pues sus morfologías evitan banalidades y trivializaciones que son riesgos posibles.

    • Y tampoco hay que dar mayor relevancia a esas expresiones mordaces de lo obvio. Si trasciende la formación de una fisiología airada, de unos organismos que toman a la pintura como el mecanismo de su función testificadora, al mismo tiempo que su retrato feroz, es porque esas múltiples caras y cuerpos en perpetuo estado de gestación de formas y actitudes, de regeneración de lo ingerido, de coloración de lo digerido, van a la deriva hasta crear la conformación de un artificio listo para convocar interlocutores que aprecien su contextura.
      • No se puede aprehender la obra de este autor de no tratar de adentrarnos en ella, de devorar como lo hace ella, mordernos la lengua como si la representación de ese monstruo ya estuviese dentro y fuese parte nuestra, paseándose por la trama con la que estamos y vivimos día a día sin casi hacer noche.








24 de septiembre de 2010

VINCENT BIOULES (1938) / PAISAJES IMPACIENTES

  • Los paisajes siempre están impacientes por descubrirnos más que ese algo imprevisible. Aguardan ese instante y al hombre o mujer que lo hace posible. Nunca han tratado de esconderse, todo lo contrario, perseveran y confían en hacerse visibles, inconmensurables, tangibles.

    • Para el francés BIOULES no existen las indefiniciones ni los espacios carentes de significaciones plásticas, lo que hay es una fuente de creatividad que intemporaliza la sustancia física, la hace ser, crecer, caminar, fecundar, en un entorno que nos capacita para creer y existir, para que nuestra mirada y nuestro cuerpo se añadan dentro de él y queden asimilados en su espíritu de color, en su textura humedecida de alquimia y densidad.

      • El paisaje no acaba de terminarse porque se sucede a través del autor que lo representa desde que lo siente, incubándolo perpetuamente en el tiempo y la memoria, sin desoír su angustia o su aflicción con el fin de no dejarlo morir.


        Cundo llegamos al Malecón mi amigo Humberto ya no me escuchaba después de oír a todas esas fuerzas vivas que son casi siempre fuerzas muertas. Le escurrí ron por entre el yunque, el martillo y el estribo. Aguzó inmediatamente la oreja y me dijo que hoy que las huellas de los desesperados estaban detenidas. Se les acusaba de pisar y manchar dogmas internacionalistas de quita y pon. ¿Qué harán con ellas?, nos preguntamos.




22 de septiembre de 2010

NOËL DOLLA (1945) / ATAVÍOS DE LO POSIBLE

  • Baudelaire hablaba de misterio, energía y color. Odilon Redon se refería a la fuerza emitida por los objetos en y durante un sueño. Y el francés DOLLA revierte esa fantasía a modo de colages en lo que caben fragmentos, secciones de realidad disfrazadas de visiones inesperadas.

    • Lo maravilloso es el encuentro con la imagen, su transmutación y síntesis, los derroteros de su proyecto visual, las formas ayuntando color y línea, estructurando la recapitulación que empieza a vivir en la superficie. Un juego de planos y signos, de contextos enlazados, de intrigas locuaces entre símbolos.
      • El autor no mide la revelación ni la determina, permite que la definición se conforme a cada mirada, el propósito es que no se establezcan apriorismos sino desarrollos inquisitivos. Aprovecha encuadres antecesores sin caer en decantaciones ya vistas, y no deja que una aparente frialdad imposibilite la articulación insondable de lo que estamos mirando.


        • Quizás hay una vocación estilística muy concreta pero no sirve de nada andar inquiriendo de escuela en escuela, de movimiento en movimiento, de tendencia en tendencia. El resultado está ahí y no se casa con nadie.




GUSTAV KLUGE (1947) / ADENTRARSE SIN TREGUA

  • El alemán KLUGE arranca, entre victorias y derrotas, de lo que nos legaron sus antecesores vinculados a corrientes expresionistas; el secreto que se gestó dentro de ellos todavía no se ha descifrado.
    • Con texturas o sin ellas, con fuertes empastes o sin ellos, esos rostros configuran actos primordiales que alcanzan el fin que les aguarda, aunque seguirán sin saber la naturaleza del mismo.

      • Lo impenetrable está a la vista y sin embargo se oculta; y si es misterioso y enigmático, también es evidente. La carne, la piel y los huesos son más que un reflejo con punto de mira, son una revelación de una encarnadura en la que la vida presiente la muerte, su oscuridad incalculable e inmensurable.



        • Los alientos que desprenden estas pinturas dejan huérfana a nuestra capacidad de espectadores, nos hace ir al encuentro en silencio de otros sustentos que conjuguen lo genuino de esta contemplación con otras realidades plásticas que son y serán su constitución en un todo visionario, quimérico y desesperanzador.









21 de septiembre de 2010

CORINNE WASMUTH (1964) / UNA SONATA IRISADA

  • Duchamp negaba la significación de la pintura, la repudiaba por su falta de modernidad, decía que llevaba muerta sus buenos cincuenta o cien años, y que lo que importa es la idea, no la forma sensible que se le confiere.

    • ¿Pero entonces no son arte estos despliegues y extensiones corales y cromáticos que la alemana WASMUTH vuelca antes nuestros ojos? Sí lo son, y rotundamente, porque la sensualidad y la sensibilidad, el sentido y la razón no amalgaman ninguna contradicción, son las raíces de esta visión que proyecta, ilumina y vive bajo una división de múltiples capas.

      • Una manifestación pictórica que fragua un universo inacabable que refuta lo que sostienen Duchamp y Newman cuando alegan que no hay nada en la experiencia sensible, por más pura e intensa que sea.


      • ¿Cómo negar, por lo tanto, la transformación imaginativa de una realidad dada, cómo no sentir el sueño de esta sinfonía visual que recrea unas formas telúricas que poetizan la dilatación de nuestras miradas, las luces palpitantes de nuestros ojos y los fulgurantes sentimientos de nuestras abstracciones e introspecciones?


        Mi amigo Humberto lleva callado varios días. El Malecón le ha dicho que no hable para no tener que encerrar sus silencios. Pero el ron que nos acompaña siempre ha tomado la palabra y no quiere dejarla. Así molesta al que manda y emborracha al que encubre la voz.





20 de septiembre de 2010

JOSÉ IRANZO ALMONACID (1931-2006) / AISLAMIENTOS

  • Los aislamientos -título que daba a todas sus obras- del valenciano IRANZO, más conocido por ANZO, son, tal como leí en una ocasión, el reconocimiento del aislamiento humano, existencial, en un universo inhumano. Un grito plástico que a través del entorno no halla ningún eco de comunicación.
    • El uso por parte de este antiguo miembro de Estampa Popular de las perspectivas, de los encuadres fotográficos, de los planos investidos de un cromatismo seco, oscuro, melancólico, nos señala que el fin y los medios están integrados y son perfectamente inherentes a la infiltración cognitiva y emocional.

      • El autor rompe y desgarra lo que Winnicott llama el núcleo incomunicado del yo para ofrecernos precisamente esa realidad estética, porque plasmando esa experiencia no sólo invoca la necesidad de transmitir sino que su trabajo plantea la configuración pictórica de lo que sería el no hacerlo.


        • Quedaríamos tan diminutos e ínfimos, tan insignificantes, que nunca nos avistaríamos y encontraríamos, anularíamos la mirada -ya está sucediendo- y estaríamos condenados a la soledad ciega y precursora de la deshumanización.