16 de marzo de 2010

ROBERT HUDSON (1938) / ¿QUÉ HACER CON LO QUE ENCUENTRO?

  • La nuestra es una civilización industrial que tiene como uno de sus signos más determinante el derroche, el desperdicio, el desecho. Las cosas, restos, basuras, despojos se esparcen, se acumulan, se diseminan por nuestras calles, ciudades, campos y casas. El art Funk, ese movimiento artístico de objetos encontrados, tiene en HUDSON, artista norteamericano residente en la Bahía, uno de sus máximos representantes, el cual los incorpora y adopta como una metáfora de una sociedad que no es visible si no consume y arroja.
    • No hay que mantener exclusiones, ni repudios o desprecios, todo lo contrario, hay que integrar, recomponer, reconfigurar, conformar entes en nuevos espacios, contextualizar las piezas en un discurso sobre una nueva iconografía visual que sea incitadora en todos sus aspectos, tanto en el escultórico como en el humorístico, el crítico o el social. Al fin y al cabo es una obra multifacética que postula un marco estético que renueva contenidos, elementos, métodos y lenguaje, con el propósito de hacernos más cercanos, más reflexiva la experiencia de lo vital y existencial.






15 de marzo de 2010

PETR LUKYANENKO (1950) / PINTURAS QUE DESEAN

  • Te sobreviene de repente el deseo de ver pinturas que no están en tu propio horizonte y entonces te encuentras con la obra acrónica del bielorruso LUKYANENKO.

  • Es una labor honesta que ha medido sus posibilidades y limitaciones, que lo que desea lo halla en tanto en cuanto no vaya más allá de su saber hacer, por lo tanto, sin pretensiones de roturar con un sentido cromático que se escape de su cometido.


  • Tal plástica no tiene una razón para situarse fuera de esa perspectiva que ella misma genera y que duda en ampliar temáticamente o reconducir en fórmulas que le inspiren más inseguridad.

  • Desde luego, hay visiones privativas y enfoques agregados, pero en conjunto aportan modestia y brillantez en algunos trabajos que combaten por registrar una condición inconfundible que determine la línea de acción para el futuro.

  • El destino hay que labrarlo siempre y este artista lo persigue en una muestra afortunada unas veces y anodina en otras, mas no permitiéndose rendiciones inadmisibles.

  • El Malecón, enjaezado de sable y puñal, un revólver, dos bombas de mano atadas al cinto, tres cartucheras y cuatro cintas de ametralladoras cruzadas, se acerca a nuestra esquina del muro y nos dice a mi amigo Humberto y a mí: la muerte no existe. Lo que existe es la idea de la muerte. Y se fue. Ya no quisimos seguir con los tragos de ron.


13 de marzo de 2010

MIAO XIAOCHUN (1964) / EN MEMORIA

  • Lo que es fruto del diálogo con una obra del pasado puede acabar así aunque no es muy frecuente. XIAOCHUN, artista chino, lo hace con EL BOSCO, y termina por lograrlo desde mi particular visión.
    • La maravilla de estos paneles fotográficos es que la obra original que nos viene a los ojos cuando estamos ante ellos, nos sumerge al mismo tiempo en la extraordinaria captación de un sentido nuevo, imprevisible, de aquello que creíamos que se agotaba en sí mismo, que ya no podía albergar otra dimensión que la inicial.

      • Sin embargo, las imágenes que parten del mismo encuadramiento compositivo del primitivo, conservan, en su calidad más creativa de réplica, idéntica fuerza, fantasía y configuración de una quimera.


        • No sería aventurado concluir que estas secciones constituyen por sí mismas un nuevo relato plástico dentro de un vocabulario que se ha fabricado con los elementos y signos de lo contemporáneo, y haciéndolo desde una posición de inventiva y búsqueda insustituibles.




11 de marzo de 2010

  • Esta impresionante instalación es un mapa físico y geológico de un territorio que todavía estuviese en una fase plena de exploración.
    • El chino SHUN, quizá influido por esa gran masa continental de la que procede, juega a imaginar y representar su fisonomía como una superficie plagada, en su desnudez, de recónditos secretos impenetrables a causa de una orografía áspera y desecada.

      • No hay figuras humanas pero sí sus huellas, como si fuesen ellas mismas más importantes y válidas para escenificar una alegoría de lo creado o formado natural y artificialmente. En esa extensión visual, punteada de accidentes y construcciones, se manifiesta, con un solo foco de luz, un entorno ficticio no muy lejano de nuestras coordenadas geográficas, con el único fin de que como espectadores no sólo nos rindamos ante su despliegue sino que también nos preguntemos por el enigma que al final nos interroga sin descanso.


        • No cabe duda de que es una obra muy efectista pero también es un vehículo para contemplarlo como parte incorruptible -no como el famoso tiburón tigre- de una belleza estética.

      • El Malecón se ha acercado a mi amigo Humberto y le ha dicho lo que el hermetista cristiano Louis Cattiaux había anticipado:
      • "Aquél que modela la luz a su voz es quien dispone de ella concentrada y puede crear conmigo, que soy Dios".






10 de marzo de 2010

LUCÍA POLANCO (1979) / MANCHAS QUE DEJAN RETRATOS

  • Las superficies se entintan como expresión de manifiesto pictórico, el cual no tiene aliento más que para culminar su condición de conviviente, como fruto de lo creado, bajo su propia naturaleza, como esa definición conceptual que dice que el arte es la definición de arte.
    • En el caso de la cántabra POLANCO la esencia cromática, entre el vertido y la filigrana, no desea quedarse solitaria en la representación y por eso busca la compañía de unos rostros que rompan la cadencia vertical con la horizontal y además le proporcionen la dimensión que le falta. Son borrosos, abocetados, con rasgos helénicos o romanos, porque vienen desde muy lejos y en constante pugna con la mancha, el trazo, lo oscuro y lo claro, lo grueso y lo delgado, lo turbio y lo despejado.

      • Una pintura cuya semblanza es esconder y mostrar, inclinarse a uno y otro lado, decantarse por el norte y el sur, el oeste y el este, e integrar en una unidad lo formal e informal. El que lo haya conseguido o no depende del pronunciamiento de nuestra mirada, que, no obstante, sí ve y constata signos ostensibles de tender hacia un límite irrepetible.



9 de marzo de 2010

HUMBERTO VIÑAS GARCÍA (1963) / EN TIEMPOS DE REGRESO

  • Para mi amigo HUMBERTO, aunque él hubiese atravesado recientemente una etapa de parálisis expiatoria y un espíritu yermo, la vida prosigue secretamente su acción a pesar de la crisis y la depresión. Sus facultades creadoras preparaban nuevas germinaciones y epifanías porque el acto de pintar, que Pierre Alechinsky afirma que consiste en sumergirse más profundamente bajo tierra, bajo el agua, bajo el fuego, bajo el aire, le es feliz o infelizmente consustancial.
    • Sus últimos trabajos manifiestan claramente una guía de estilo bien asimilada y vinculada a sí mismo, que es la razón de lo que siempre fue y será -hoy esa formulación de estilo está desapareciendo en aras de formulaciones conceptuales-, no sin altibajos, su seña de identidad. Se desprenden de ellos hasta un universo sonoro (melodioso juego cromático plano en que lo hondo simula ser superficie y hasta superficial), que es el que entre penumbras, luces y claroscuros le rodea siempre, debatiéndose entre esos visitantes que habitan esa guarida o cuchitril que le sirve para vivir de la necesidad de pintar.

      • Sus carencias físicas, vitales, son muy grandes, y, sin embargo, su tesón abarca infinitos insospechables, tantos que ni siquiera podría vislumbrarlos todos si no es intentándolo en la tela.

    • Es capaz de fundir, en un acento terriblemente caribeño e isleño, magia y dolor, fantasía y desolación, amor y odio, que están ahí reflejados como si fuesen los verdaderos rostros y cuerpos que él en sus noches de insomnio ve, como si emergiesen de la auténtica realidad de un ensueño roto y derrotado.

    • Más abajo sitúo dos obras de ROY DE FOREST (1930-2007), un cotizado artista norteamericano, con el fin de que el espectador pueda contrastar las conformaciones plásticas de un referente sin marca y modestísimo y un consagrado. No sé si repararán en lo mismo que yo.

    • Si VIÑAS hubiese caído en manos del gran marchante Leo Castelli hubiese tenido con toda seguridad otro destino. WILLEM DE KOONING, en 1960, le comentó a JARPERS JOHNS que a ese hijo de perra le dabas dos latas de cerveza y las vendía. JOHNS, muerto de risa, hizo una escultura con dos latas vacías de Ballantine Ale y Castelli las liquidó inmediatamente por miles de dólares. Hoy se encuentra en un museo alemán.









8 de marzo de 2010

ALEJANDRO OBREGÓN (1920-1992) / NO PUEDE DISOLVERSE LO ILUMINADO

  • Al tener la mirada pendiente y alojada en el horizonte, las vetas cromáticas despiertan ecos que retumban. Para recogerlos y trasplantarlos estaba el colombiano nacido en España, OBREGÓN, que ha vivido interpretando la luz y la semblanza tropical como un universo efervescente, en permanente lucha y movimiento, con vientos precursores y presagios de destrucción.
    • Su escritura, rica en matices, esconde visiones aciagas, amenazantes, que vomitan un fuego calcinante que depura la pintura hasta dejarla en la intensidad esencial, en la fuerza culminada y no vencida.

      • No hay que engañarse por esa carga de plasticidad que vierte, ni tolerar deslumbrarse por esa gravedad luminosa, pues bajo tales consignas late el músculo de una creencia en una realidad que continuamente ha de hacerse a sí misma, como una conciencia y consecuencia ineluctables de que el fin es la obra y que la vivencia descansa en ella.


        • Me confiesa mi amigo Humberto, acodados al atardecer en El Malecón, que no consiente que el trazo adquiera una apariencia convulsiva y los colores se amalgamen y se retuerzan sobre la tela una vez escurridos, aunque entiende que la materia así proporcione una nueva vitalidad al color.