10 de marzo de 2010

LUCÍA POLANCO (1979) / MANCHAS QUE DEJAN RETRATOS

  • Las superficies se entintan como expresión de manifiesto pictórico, el cual no tiene aliento más que para culminar su condición de conviviente, como fruto de lo creado, bajo su propia naturaleza, como esa definición conceptual que dice que el arte es la definición de arte.
    • En el caso de la cántabra POLANCO la esencia cromática, entre el vertido y la filigrana, no desea quedarse solitaria en la representación y por eso busca la compañía de unos rostros que rompan la cadencia vertical con la horizontal y además le proporcionen la dimensión que le falta. Son borrosos, abocetados, con rasgos helénicos o romanos, porque vienen desde muy lejos y en constante pugna con la mancha, el trazo, lo oscuro y lo claro, lo grueso y lo delgado, lo turbio y lo despejado.

      • Una pintura cuya semblanza es esconder y mostrar, inclinarse a uno y otro lado, decantarse por el norte y el sur, el oeste y el este, e integrar en una unidad lo formal e informal. El que lo haya conseguido o no depende del pronunciamiento de nuestra mirada, que, no obstante, sí ve y constata signos ostensibles de tender hacia un límite irrepetible.



1 comentario:

  1. Muchisimas gracias por el post, ha sido precioso.
    Lo he copiado en mi blog, si no te importa porque me ha encantado. Muy agradecida. Un saludo

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS