20 de octubre de 2009

EVER FONSECA CERVIÑO (1938)

  • No hay necesidad de esconder lo que es el soplo de la circunferencia existencial por la que ha transcurrido tu pasado para circunscribir el ideario plástico del presente.
    • El artista cubano Fonseca, al igual que Lam, ha heredado el espíritu de la formación de unos orígenes que no han dejado de hablar y manifestarse aunque eran pocos los que captaban la riqueza antropológica y cultural que fundamentaban su esencia como paradigma de lo que años de hibridación han identificado como caribeño, antillano, cruce de identidades, mestizaje de significaciones, pueblos, razas y sangres.

    • Él nos invita a contemplarlo en una obra cargada de ramificaciones, secretos, mundos paralelos, criaturas que por fin se ven y se tocan, ídolos que son perennes a fuer de invictos señores ancestrales.

    • Imágenes cuyo misticismo no aquieta, no piden silencio y recogimiento, sino fusión de sangre y vida en espacios con sonidos sagrados de percusión y danza.

    • Hoy, me dice mi amigo Humberto, he escupido ron en la tela y ésta se ha puesto sin mi ayuda a embadurnar primero y moldear después la huella más intransferible que haya visto. Pues utilízala, le contesté, cuando se le haya pasado la resaca, no es tarde, todavía, para que cuando amanezca nos insufle claridad en esta penumbra.





19 de octubre de 2009

AMALIA AVIA (1926)

Circulamos a través de nuestros circuitos humanos y urbanos más íntimos y no hacemos pausas para fraternizar con los auténticos protagonistas que las variopintas formas del vivir abren y cierran: puertas, paredes, calles y ventanas. La artista española Amalia Avia sí que se ha detenido para codearse con ellos, para interesarse en su existir y en cómo se reflejan dentro de ese laberinto terrenal que siempre los ha omitido.
Nos los ha traído a nuestra presencia, los ha hecho de carne y hueso y hasta les ha dotado de un halo de densidad anímica que nos impide rehuirlos; al contrario, se nos imponen y puede incluso que nos dejen penetrar y acariciar con la mirada ese caudal plástico e histórico que atesoran.

Mi amigo Humberto trata de soslayar el sino del asentimiento pues ha renunciado a creer en una verdad que esté postulada por un Malecón que únicamente se invoca a sí mismo. Yo le digo que hay que dejar que la forma, nuestra gran amada, disienta, es la que siempre lo ha hecho, por eso si él deja que ella pinte esta esquina en la que estamos todos los días del año, será un clamor plástico que no cesará de pronunciarse. Y además no permitirá que nos falte el ron nunca.


18 de octubre de 2009

EVA HESSE (1936-1970)

  • ¿Qué es esta bóveda de cordajes que gravita sobre nuestras cabezas? ¿Es una referencia conceptual que ya se agota en sí misma? ¿O son un entramado de cordeles que se proponen una exteriorización que permanece hermética? ¿Qué es lo que insufla en el espectador? ¿Por qué habría que interpretarlo y no sentirlo?
    Eva Hesse, una artista alemana desaparecida prematuramente, creo que trataba de ligar vida y forma en un orden que se colgaba desordenadamente en estructuras meticulosas, cada una de ellas conteniendo su deconstrucción intuitiva y tensa producto y resultado de una construcción que no era más que el destino de lo que iba a ser reducido hasta su momento final, último, perdiéndose y ramificándose en cabos sueltos, en conflictos subyacentes que alargan pensamientos en un universo con sus fatalismos y limitaciones.

    Postminimalita o conceptualista, lo mismo da, lo importante es que la dimensión de su obra cobre un fenómeno plástico que como en ese panel de hilos de alambre nos atrape en su auténtica realidad, que sepamos desentrañarla y visualizarla desde unas formas mentales diferentes que la asimilen y la comprendan.


    ¿Tú crees que la obra de arte es intuida como una expresión cuya esencia sólo se capta por su vivencia? le digo a mi amigo Humberto. Me mira, se da un trago de ron y me responde que él únicamente guarda seres deshabitados en su interior de los que ya no queda memoria en este Malecón que ha decretado que exclusivamente se conserve la suya.




16 de octubre de 2009

CARMEN CALVO (1950)

  • Si la artista valenciana Carmen Calvo se considera una artista de concepto, como espectador la conceptúo como una urdidora de formatos visuales que remiten a objetos cargados de la incertidumbre y del destino que depositamos en ellos. Rescata su perceptibilidad transfigurándolos hasta conseguir que su realidad se integre con la pasión de la nuestra.
    • Ella se concentra en su análisis e identificación, en la potencia de su materialidad, en el orden de su composición, en la polisemia de su naturaleza; nosotros, observadores, abogamos por inyectar la mirada en unas fisonomías que nos parecen nuevas ahora, que cuelgan como recipientes físicos de gestos ya revocados y olvidados.

      • Son tal que cuerpos que no condescienden en que huyamos, en que dejemos de lado lo que en cierta forma nos reconoce y nos traslada a otros pasados, a otros sucesos, a otros momentos que actualmente los hemos borrado, y perdido con ello su misterio y la voz de su reencuentro.

      • Nuestra esquina se ha inundado de la sal de un son que no ha parado desde el amanecer. El Malecón vigila que de él no salga Olokun aunque mi amigo Humberto y yo le recitemos:

      • Mitad hombre, mitad pez,
      • yace con siete cadenas
      • más allá de las arenas.
      • En sueño lo vi una vez:
      • del rostro la redondez
      • con hondas rayas tribales
      • y ojos blancos abisales
      • ahuyenta ese mal severo.
      • Boca abajo, en el tablero,
      • dieciséis cauris rituales.

      • Severo Sarduy.



15 de octubre de 2009

FREDERIC AMAT (1952)

Rastreamos y escudriñamos los sueños, palpamos a aquellos que nos han preguntado y desnudado y aún así no hallamos la respuesta.
¿Es por qué el artista español Amat nos deja siempre con la pregunta en la boca? ¿Por qué es un creador que nos invita a ir abriendo puertas y más puertas y a no quedarnos simplemente con la significación somera de una obra que continúa dilatándose hasta más allá de que él cese de latir?

  • Por el camino han quedado restos, pistas, estelas, metamorfosis, estigmas de una existencia plástica que no tiene episodios, ella es un solo capítulo que no se resiste a terminar ni creo que lo haga aunque tenga que proseguir sola.

  • Y la conclusión es que la pregunta sigue estando ahí, aunque se disfrace o carezca de espejo, y también que seguimos necesitándola porque va en paralelo a la búsqueda de nuestra propia respuesta. Bien es verdad que lo más sensato sería pensar que esta última también está contenida en la primera. Y si eso no es suficiente, cabe permitirnos ser insensatos.

  • Mi amigo Humberto me dice, una vez acodados en el muro del Malecón, que la génesis de su obra le está vedada, le es infranqueable, lo que le está desquiciando y vaciando. Yo le he contestado que no me extraña, está cabreada porque le has suprimido su cartilla de racionamiento y la tela, por lo tanto, se cuartea, se deshace. Tendrás que recurrir a la curia maleconense en solicitud de un subsidio, tanto si da es muy mísero. Y no utilices ni óleo ni acrílico sino estiércol de alacrán, ya aprovecharemos el veneno para darle más sabor al ron.




14 de octubre de 2009

FERNAND KHNOPFF (1858-1921)

Joséphin Peladan, autor del "Vicio supremo", consideró al belga Khnopff como el pintor simbolista con la capacidad de jugar con elementos perversos y ambiguos.
Si es así, no cabe duda que cuando se produjo mi extravío en una comarca nevada, sin surcos ni sendas que brindasen guía y un sostén, hasta llegar por una equivocación del destino a una ciudad deshabitada con una atmósfera vacía y renegada, no tuve ya fuerzas más que para entrar en un edificio solitario, de mugres olvidadas y de hedores irreconocibles, cuyos pasillos me condujeron a una mujer embrujada sentada en un aposento maldecido por el pensamiento de ultratumba.

  • Y es así porque el pintor rehuye referencias externas que no le interesan, ya que lo de afuera son realidades que degradan, pervierten con su insustancialidad, no hablan ni inspiran a un espíritu que necesita alimentarse de sí mismo para gozar de una inmortalidad aunque sólo sea por un segundo.

  • La simbolista fue una corriente antecesora y sucesora, que innovó y renovó, que orientó y señaló afluentes y posibilitó grandes creaciones, pero abdicó de las vivencias y hechos de su época, que se hizo autista, intimista y hasta onanista, y en ese marco tan teosófico cerró puertas y ventanas.

  • El Malecón nos ha quitado a mi amigo Humberto y a mí, y a todos los habitantes de su reino, los vales de comida porque sostiene que podemos pescar antes que pintar o bailar. Echamos las cañas desde nuestra esquina pero sólo pican espinas y además flacas. Menos mal que desesperados tiramos los pinceles y nos volvieron con medusas engachadas hartas de ron.




13 de octubre de 2009

AUGUSTUS VINCENT TACK (1870-1949)

  • No me desoriento al mirar los mapas cromáticos del artista norteamericano Tack, es el comienzo por verificar que lo que se plasma no es lo insólito del contexto en el que vivo sino el ámbito que me hace pensar en las paredes de mis esquinas, en los recodos que emiten tonos de idas y llegadas, en los trayectos y paseos al atardecer con una luz que provoca pálpitos de lo que sustancia el pensamiento que se escinde entre lo turbio y lo claro.
    Este pintor, otro fundador de códigos, acaricia texturas que tengan extensión en la mirada, que se desparramen invocando la esencia que concilia claridad, complementariedad y el postrer efecto de ver tanto los firmamentos como los reflejos que queda de ellos, sin que la duda nos transporte más allá de sus propias áreas tan bien predeterminadas.
    En estos altares es en donde se alumbran visiones que nacen para vivificarnos en ellas y captar lo que tienen de no sacralización de un éxtasis que ya no la necesita.

  • Mi amigo Humberto y yo cada día cargamos menos sacos cuando vamos al Malecón. Nuestras escasa pertenencias son almas tuertas, remordimientos devorados, frustaciones almorzadas a destiempo y rones acumulados con desidia. Y encima el Malecón nos condena a cavar túneles que nos contagian el desprecio de que nunca seremos capaces de fugarnos por ellos. Mojamos el descrédito aguardentoso en unas espumas que con su sal nos van incinerando poco a poco. Ya no nos vale ser animales piadosos.