- Vamos a hacer que el juego no sea un momento perdido, vamos a construirlo con sus mismos componentes y principios originales, vamos a dejar que una vez constituido se erija en el guardián fiel de nuestros espacios de recogimiento, alegría y tristeza.
- Serán nuestros queridos monigotes, los que se hacen mayores desde la infancia sin dejar de ser niños, y en los que vemos lo que estamos perdiendo, abandonando, desechando, y lo que hemos ganado, tan escaso y sin rumbo.
- Es imposible saber la razón por que al norteamericano OTTERNESS se le ocurriera este breviario icónico, pero no podemos discutirle su oportunidad, ironía, creatividad y certeza. Son personajes que ilustran nuestro tiempo, nos obligan a mirar con una densidad festiva y nos hacen llegar lo lejos de su festín que estamos.
- Y entre mis labios tristes se mecerá tu nombre
- que no me servirá para llamarte
- y lo pronuncio siempre para endulzar mi sangre,
- canción inútil siempre, inútil, siempre inútil,
- inúltilmente siempre.
Los pechos de la muerte me alimentan la vida.
(Emilio Ballagas).
- Estas revelaciones bíblicas singulares acercan el plano metafísico al juego de un lirismo alucinante. Son representaciones que caben en todo tiempo y lugar y no nos sumen en la angustia definitiva, porque lo coral es la fábula que nos amplifica y asombra por su cosmovisión plástica total.
- Aquí y allá compartimos ese fantástico existir, somo nuevos renacentistas que nos apasiona trabajar con esa alquimia que nos da fuerza y alas, percepciones agudas de la tierra y el cielo, soplos de unos limbos dementes, cuya profundidad, mucha más allá de sus formas etéreas, sea una dimensión profética y extasiada.
- Ya no hay verdad sino estremecimiento ante unas imágenes que no especifican una única interpretación sino que actúan como un resorte para la conjuración de muchas otras. Pero el alemán SCMITT-KÜNSTLER, a través de su obra, enriquece ese magma quimérico del que siempre estamos faltos, que en el presente y en el futuro forma nuestra visión de que hay un lenguaje lúcido y no tan simbólico como sensual.
- Como esta paz la tengo tan sabida
- -son muchos años de buscarme el alma-,
- no habrán de preguntarme, cuando llegue,
- en qué luces prendía la mirada.
(Eugenio Florit).
- Estamos en otros albores, de eso no cabe duda. Quizás en los de un paraíso que va a tener lugar o está ya en funcionamiento y no nos habíamos enterado. Una soledad lúgubre nos rodea y aunque nos resguardemos nuestra nueva morfología nos delata.
- Es como si la tierra original ahora fuese otra para el alemán KEVER, que huyese a través de su obra de la que hay pero que solamente encontrase ésta, que ni es parte del pasado, del presente ni del futuro. Está ahí y nos ronda en nuestra melancólica pesadilla.
- Entonces, nos resta convertir la sensación plástica que nos acomete en una plácida fantasía con el fin de tranquilizar los espasmos de la mirada y pensar que no se pinta con los colores, sino que el artista se sirve de los mismos y pinta con las emociones (Chardin).
- Pero estoy aquí. Me muevo,
- vivo. Me llamo José
- Hierro. Alegría. (Alegría
- que está caída a mis pies).
- Nada en orden. Todo roto,
- a punto de ya no ser.
- Pero toco la alegría
- porque aunque todo esté muerto
- yo aún estoy vivo y lo sé.
(José Hierro).
- El artista hispano-cubano FELIPE ALARCÓN ha desatado las furias, las suyas y las de todos, las del pasado, presente y futuro. Se encuentra con todos los signos a su favor y tiene que apurarlos antes de que el tiempo, que está marcando en la superficie de la tela, se acabe. Toda nuestra vida está cargada de muerte pero él, en su obra, la carga todavía más, la llena de ese estremecimiento que es la vía para acercarse a la verdad del arte y su historia, que es la nuestra, que es ese relato en el que nos miramos aunque nos cueste vernos.
- Decía Georges Bataille que la lucidez de la conciencia significa el enfriamiento de la razón. Sin embargo, este artista, en este poderoso tríptico, no la enfría, sino que la deja suelta hasta que culmine en pandemónium donde humanos y divinos, bestias (el rinoceronte de Durero), iconos, Caín, Cristo crucificado, un fauno, el papa, un cardenal, Adán, Eva, iglesias, corruptos, miembros, objetos, etc., formen una capilla sixtina del siglo XXI. Esa es la conciencia de la que habla Georges Bataille como nuestra única salida.
- Por consiguiente, esta obra, "La aberración de la conciencia", puede pasar a primera vista por ofrecer una panorámica impía e iconoclasta, con lo que se quedaría en una visión corta y rácana, fácil y gazmoña. Por el contrario, es una recapitulación lingüística de religión, idolatría, mito, perversión, dolor y mentira. Es como si diese una respuesta antagónica a la frase de T.S. Elliot, aquella de que "cuanto más perfecto sea el artista, más separados estarán dentro de él el hombre que sufre y la mente que crea". Sin duda, la respuesta es absolutamente contraria en Felipe, porque es una incandescencia de estallido, una praxis que a través de un dibujo y una línea que desde que empieza no acaba, vehicula y conforma todo un relato de vida y plástica en un ámbito que sabe vigorizar, darle la fuerza que estaba oculta y ahora hacerle aparecer bajo unas capas cromáticas que simbolizan los contornos de un espacio de espacios que están encima de nuestra cabezas para descender sobre ellas cual si fuese un espíritu al que ya no le sirve ser santo.
- Además de todo ello, lo más prodigioso es que esta configuración nos sea tan afín, como si una lección de creencias que nos era conocida estuviese planteándonos otro discurso visual, cuyos elementos nos eran familiares, por supuesto, pero que volvemos a ver con otra perspectiva. La construcción de esta pieza contiene y estructura muchos planos, no deja a ninguno sin su correspondiente sanción, ni tampoco necesita para existir la cordura ni la bendición de ese nuevo papa que desde una esquina superior se declara impotente ante tantos siglos de una grandiosidad falsa y adulterada.
- Por último, en este trabajo hemos de valorar ese esfuerzo por evocar, por seguir un curso y desarrollo de una estética rica en vestigios desde el Renacimiento hasta hoy, o incluso remontándonos más atrás, hasta el Paleolítico. Todo un recital de doctrinas cuyos hechos pictóricos nos traduce el pintor como una continuación de agravios. Por eso sigo reafirmándome en que la singularidad de Alarcón, concebida desde muy joven oteando los horizontes ilimitados a los que quería llegar bajo la luz del Malecón habanero, atañe a una condición universal de artista inconfundible y portentoso.
- Buscamos protecciones que no existen y talismanes que ni siquiera nos salvan del reajuste. Percibimos la necesidad de descargarnos de todo aunque sólo sea para no ir sin la compañía de ellos a la hora de encontrarnos con la muerte.
- ¿Quién habla de una perfecta conjunción del movimiento, el espacio y la luz? ¿Es que no surge de lo impremeditado aunque su elaboración implique observación, análisis, reflexión y técnica?
- En el británico HOUSEAGO hay tanta lucidez como congelación de la razón, hay tanta virtud desalmada como demonio bendito. Y un único estremecimiento en ese universo de tótems que guardan y evocan, perseveran y revocan. Sobre ellos no deja de verterse una claridad que vigila y deroga lo que no tiene relación con su sino.
- Como espectador aplaudo estas realizaciones, estas obras que son pura desnudez de un tránsito antropológico en el que ya no creemos pero sí nos detenemos a ver. Transformaciones duras que forman tantas distancias como tiempos y espacios.
- Es esta noche, entre las sombras
- cuando mejor podemos verte.
- Es esta noche, cuando todos
- participamos de tu muerte;
- cuando se funde tu apariencia,
- tu mar, tus luces, tus relieves;
- cuando eres sólo un gran silencio
- que en las entrañas se nos muere.
(José Hierro).
- En un post anterior que le dediqué al valenciano ROMAGUERA, hice referencia a su versatilidad, a su pluralidad de opciones plásticas, a su polivalencia y a su singular visión global.
- Ahora, sin embargo, en sus nuevas obras hay un marco más concreto pero igual de fecundizado. La articulación cromática, fuertemente acentuada y con ansias de protagonista del hecho pictórico, hace de vehículo de una plástica que patentiza una realidad palpitante, que adquiere la justa metamorfosis de la idiosincrasia que la anima.
- En esa especie de neofovismo expresionista cuya praxis es una mesura muy bien estructurada, organizada sobre la base de unas formas abiertas ramificadas por todos los espacios, el despliegue no tiene intenciones previstas, se construye sin mandato, entregándose unas a otras según unos parámetros que se proyectan a medida que se constituyen.
- Por tanto, este artista tiene una percepción que transmite aquello que en su quehacer siempre es objeto de transformación, lo que, luego, al plasmarlo, nos proporciona el relato de ese imaginario inagotable que remite a experiencias y vivencias insoslayables.
- Para una mayor concreción pueden acudir la blog siguiente:
- http://bi.vega.es/busqueda?titulo=eduardoromaguera
- Es octubre. Anochece. Un banco
- solitario. Desde él te veo
- eternamente joven, mientras
- nosotros nos vamos muriendo.
(José Hierro).
- En nuestros rostros vemos una identidad que lucha por ser ella misma o transformarse. Ambivalencia absoluta o relativa. Sosiego o conflicto, la desnuda voz que entiende o el grito que llama. Para el asturiano DEL VAL, paisano mío y ahora residente en Australia, no hay faz que no esté sujeta a esa metamorfosis.
- Se han pintado y esculpido desde siempre y nunca puede decirse que sea un motivo que esté agotado. Los artistas que tienen el don de percibirlos y liberarlos hacen plásticamente la suma de sus instantes sucesivos y decisivos. No abrevian nada.
- Según estos retratos, la pesadumbre y el dolor que son preguntas o misterios han dejado de estar sellados. Se comparten y nos comparten. No son silencios, son imágenes que con su fuerza y energía cromáticas nos exigen que no colmemos sin ellos los días y las noches que ellos no han vivido. Les debemos el no olvido.
- Por nuestra mirada pasan todos esos destinos, tienen rasgos y tintes que cuentan lo que les ha quedado roto y lo que aún sigue vivo, pero saben que es imposible detener lo que pasa en torno. ¿También nosotros?
- Sé que nada está muerto mientras viva mi
- canto.
- Entre las perezosas nieblas del alba quiero
- sentirme entero, palpitando.
(José Hierro).