6 de abril de 2013

TOM OTTERNESS (1952) / SÁLVESE EL QUE PUEDA


  •   Vamos a hacer que el juego no sea un momento perdido, vamos a construirlo con sus mismos componentes y principios originales, vamos a dejar que una vez constituido se erija en el guardián fiel de nuestros espacios de recogimiento, alegría y tristeza. 


  •  Serán nuestros queridos monigotes, los que se hacen mayores desde la infancia sin dejar de ser niños, y en los que vemos lo que estamos perdiendo, abandonando, desechando, y lo que hemos ganado, tan escaso y sin rumbo. 


  •  Es imposible saber la razón por que al norteamericano OTTERNESS se le ocurriera este breviario icónico, pero no podemos discutirle su oportunidad, ironía, creatividad y certeza. Son personajes que ilustran nuestro tiempo, nos obligan a mirar con una densidad festiva y nos hacen llegar lo lejos de su festín que estamos.


  • Y entre mis labios tristes se mecerá tu nombre
  • que no me servirá para llamarte
  • y lo pronuncio siempre para endulzar mi sangre,
  • canción inútil siempre, inútil, siempre inútil,
  • inúltilmente siempre.


Los pechos de la muerte me alimentan la vida.
(Emilio Ballagas). 

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