- Estamos en otros albores, de eso no cabe duda. Quizás en los de un paraíso que va a tener lugar o está ya en funcionamiento y no nos habíamos enterado. Una soledad lúgubre nos rodea y aunque nos resguardemos nuestra nueva morfología nos delata.
- Es como si la tierra original ahora fuese otra para el alemán KEVER, que huyese a través de su obra de la que hay pero que solamente encontrase ésta, que ni es parte del pasado, del presente ni del futuro. Está ahí y nos ronda en nuestra melancólica pesadilla.
- Entonces, nos resta convertir la sensación plástica que nos acomete en una plácida fantasía con el fin de tranquilizar los espasmos de la mirada y pensar que no se pinta con los colores, sino que el artista se sirve de los mismos y pinta con las emociones (Chardin).
- Pero estoy aquí. Me muevo,
- vivo. Me llamo José
- Hierro. Alegría. (Alegría
- que está caída a mis pies).
- Nada en orden. Todo roto,
- a punto de ya no ser.
- Pero toco la alegría
- porque aunque todo esté muerto
- yo aún estoy vivo y lo sé.
(José Hierro).
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