La propia obra de arte funda y crea el propio espacio en el que se expone y se manifiesta, ya sea público o privado, ya sea en un tiempo o en otro, ya sea en lugar o en otro.
El alemán HEICKE parece como si antes de actuar adquiriese una postura ingrávida, un levitar que le hiciese intuir la navegación de su pintura.
La sutil y delicada multitud que puebla su obra, sus nebulosas flotantes, sus ávidas armonías entre lo pálido y lo lumínico, sus suaves acentos líricos cromáticos, conforman la definición poética de un hacer álgido y acariciante.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
(Ángel González)
- ¿Es de hecho arbitrario que ciertos procesos y materias, y no otros, hayan sido acreditados como vehículos de arte? Claro que preguntarlo así no es definir nada en absoluto.
Un ejemplo es la obra del burkinés BONKOUNGOU, la cual viene acreditada por el uso del bronce y la madera en su tierra natal desde hace mucho tiempo.
Su pensamiento y conexiones espirituales se hacen visibles en esos materiales, reavivando una cultura y un arte primigenios que invocan y se continúan desde el pasado hasta el presente.
La materia, en el caso del madrileño BUENDÍA, preferentemente madera, la selecciona primeramente y después espera que sus manos piensen para vivificarla poco a poco, depurarla y sanearla.
En 2009 ya hablé de él y de su obra en este mismo BLOG y hoy vuelvo a hacerlo tras haberlo conocido en persona, confirmándome que es un escultor que siempre está a la búsqueda de las formas esenciales.
Reivindica la creación para albergar lo esculpido, lo tallado y lo construido como un signo que modela el espacio, lo convierte en ente y lo capacita plástica y visualmente para que sea una elucubración abstracta compartida entre ojos y significados.
Y vi a un mono devorar excrementos
y a una mujer enriquecida con la sangre de los mártires.
(Leopoldo María Panero)
Lo que hago para después no perderme en los laberintos es pintarlos antes como un juego de líneas, señales, signos, colores, que no me sirven sino para paradójicamente volver a extraviarme.
Las posibilidades son innumerables y cuando llegan a la superficie las libero, las dejo seguir, esperando que se encuentren, se ajuste, hablen y expulsen connotaciones.
Así es como el americano DAUM va penetrando y creando en sus obras, implorando en el momento necesario, aguardando que tomen su forma y se desplieguen.
- su tristeza era un plato de sopa
- largamente devorado por sistema
- en habitaciones separadas del mundo
(Leopoldo María Panero)
Dice Wollheim que el conocimiento del repertorio es un presupuesto de la capacidad del espectador para comprender lo que el artista expresa; pero la existencia del repertorio es un presupuesto de la misma capacidad del artista para expresarse.
El repertorio del placo SKURSKI se mueve entre la simbología de la difuminación de la nada blanca aunque no sea pura y entre el romanticismo de la soledad aunque esté acompañada.
Para él los seres humanos son siluetas sobrevivientes en el vacío cósmico de la ausencia, en el crepúsculo de un universo que mantiene la luz para que haga sombra.
De entre el sudor, la oscuridad, el miedo,
el temblor sordo de la vida,
su dura confusión, su amanecer sombrío,
surgió aquella niña
(Leopoldo María Panero)
Conseguí que los trazos y las líneas estableciesen sus propios contornos sobre la superficie, y luego dispersé los aguaceros cromáticos, hasta que al fin percibí su surgimiento.
Mi estilo callejero se entromete en la creación de un espejo de meditación que conmueva las estructuras visuales en su búsqueda de acción.
Por eso llegué a la constitución de estas obras que tratan de ocultar a unos seres que habitan en la calle para mostrar plásticamente sus designios y turbulencias,
nada es la alegría
la alegría es la nada
(Leopoldo María Panero)
Para el artista peruano ASMAT el color se adueña y así transforma la propiedad de la visión, pues ese es el recurso de acentuar la magia de la representación.
Podríamos hablar, respecto a sus obras, de una articulación y plasmación fantástica de seres en cuanto espíritus, de soledades plásticas que han reaparecido con el sueño.
La construcción y arquitecturas dibujísticas y cromáticas dan visibilidad poética a lo que desde hace siglos es esencia pura de una humanidad que sufre de no poder verse por dentro.
y que el silencio me bendiga
señor de mi locura
(Leopoldo María Panero)
