- Es el instante del regreso, de la salida a la luz nuevamente. Igual que los invisibles atrincherados en los pasadizos y túneles de Cu Chi, alcanzamos la claridad en el momento preciso de seguir interviniendo y participando.
- Y ahora me viene a la memoria el vasco IBARROLA, con el que de joven compartí un cordero a la estaca en los montes de Asturias, y que, siempre inquisitivo, ya tenía la mirada puesta en las extensiones robustas del norte, en sus orografías afianzadoras de historias y leyendas.
Primero, con el Grupo 57, fue el espacio y su potencial de interconexiones, su trasfondo organizativo y descubridor de matáforas cromáticas visuales que se desnudan de atrezzos. Fruto de ideas y trabajo colectivo, los planos se comunican con y desde la razón ordenada y justa.
- Después fue Estampa Popular y su dimensión comprometida y testimonial, de denuncia de una situación vital e histórica insostenible. Rabia y dolor en esa figuración que se arrancaba la máscara, no le hacía falta porque la noche era el factor constante de esos tiempos.
Y finalmente se confía a la naturaleza de cara a configurar una nueva gama de hallazgos, que se conciben como objetos sensitivos y emocionales ocultos en su interior, que son valores visuales, estéticos, cuya semblanza nos permite reconocer lo que de auténtico y verdadero tienen, pues ese es el propósito de su condición a la hora de transferir todo un universo hecho para contemplar y meditar. Así lo ha querido y así es.
- Me permito un último deseo, si es que es el último. Me cuesta dejar este sitio que ha sido tan acogedor y hospitalario, y mis primeros pasos con el nuevo son muy inciertos. Si éste ha funcionado tan bien ¿por qué cerrarlo? No tengo respuesta, esa que como pintura en ocasiones es un desaliento afortunado. Carga las tintas para desenmarañarse y no buscarse en lo evidente, sería demasiado fácil.
Que así lo haya ideado la norteamericana ROTHENBERG no nos sorprende, es más, lo consideramos necesario para seguir iluminando unas fracciones de espacio contenidas en el tiempo. Se trata de procurar vértigos en los que asomarse, inseminaciones plásticas con las que llevar la retina del existir en la memoria.
- Las piezas han de ser cobradas con la templanza plástica de un taxidermista, que no cejará en su empeño de codificar y estampar esas especies cuyo desaliento, repito, ha residido en fosilizarse como rastro, no testimonio, que esa es otra historia. Encerrarse en superficies, declara la autora, con el fin de resistir un aliento que no demuestra lo palpable, al revés, es la evidencia de lo objetivable.
Ella niega a través de esa reclusión, tanto como verifica esa soledad de aislamiento, y corrobora la verdad inscrita en la celda proclamando que la mejor derrota es la que se contempla sabiendo deducir que no es eso lo que aparenta.
- Es una obra que no se ajusta a las percepciones hoy en boga, pero su núcleo es una topografía que siempre está por hacerse y remontarse. Seamos parte, pues, de su relieve y con ello obtendremos el don de observar bajo la ausencia perentoria del momento.
- Me han invitado u obligado a migrar (¿no suena muy mal?) a WordPress y además pasaré un tiempo fuera de esta palestra. Esta sirena, mal encarada y con la mitad de las facciones en sombra, salida de las manos de HUMBERTO VIÑAS, me acompañará por si me pierdo.
- Para los que esperen y se asomen a ese otro espacio, mi más efusivo agradecimiento; para los que no, mi lógica comprensión; y para todos en general, la solicitud de que no dejen de mirar y sentir: es el único medio de bregar con certezas y somnolencias en unos casos, o con incertidumbres e insomnios en otros.
- Hay que perder las esperanzas para que resurjan nuevas y distintas, confiando en que no sean tan irreales y vanas como las que en estos instantes nos asaltan.
- Un emotivo adiós hasta entonces.
- Otra vez estamos con un autor ligado a COBRA. Es fantástico imaginar como un universo de signos cala a fondo en estos artistas, como si estuviesen desesperados en encontrar esos demonios que nos acosan pero no podemos identificar.
- Claro que el holandés ROOSKENS los tenía tan cerca, después de mucho buscar, que los agarró bien fuerte. Al final los hizo sus amigos, les dio de comer y beber, y ellos, a cambio, abrieron sus rasgos, fisonomía y naturaleza, se dejaron amar y de vez en cuando maldecían su suerte.
- Transmitieron, informaron y revelaron , sólo así esos espíritus inconformes, insatisfechos podían trasladar al soporte su cólera por arribar a un mundo y un entorno en que la historia es un personaje execrable y el arte un bufón que se expone a tragarla y venderla. Los interlocutores que se acercaban, los contemplaban y seguían su caminar en silencio, no sabían hablarles, ya no digamos si eran capaces de articular una sola palabra.
Abominaban del castigo que les habían inferido, únicamente por el hecho de la soberbia de haberlos encontrado y trazado. Si eran un misterio, deberían continuar siéndolo. ¿Acaso nadie quiere quedarse en su limbo carente de angustia?
- Ven a los que les observan y perciben su aliento de muerte, la cual desconocen porque son convicciones que nunca han perdido la fe. De todas formas, antes o después, de no sentirla, hubiesen sucumbido. Antes o después, de no vivirla, se hubiesen extinguido.
- Mi madre, de ochenta y cuatro años y herencias indianas, me dijo que El Malecón ya era viejo cuando nació. Y como tampoco le cree, morirá para volver a nacer.
- En un anterior comentario sobre este artista gallego decía que sus efigies nos amparan y protegen. Ahora que las ha soltado en Madrid, donde tienen refugio y templo en la galería Marlborough, las podemos encontrar de noche, cuando se escapan, en múltiples encrucijadas urbanas de ir sin volver o de volver sin ir, algo que nunca se sabrá.
Ídolos y deidades de los bosques y tierras galaicos, LEIRO, fascinado tanto como nosotros acerca de los misterios que entraña su hacer bajo esas fuerzas, nos los trae con el fin de que esos talismanes cubran nuestro sobrecogimiento y desconcierto con gestos de culto añejo.
Incluso creo que ellos mismos trascienden al propio autor, lo han subsumido en su naturaleza enigmática a la par que sagrada, que acapara dimensiones, texturas y almas madereras vertidas en el tronco y en el leño, en el bosque y la arboleda.
Magia, mucha magia hay en estas divinidades que descienden del suelo, magia del taumaturgo y hechicero, del artesano y escultor, de la vida y de la muerte. Y contemplarlas como quien fija en la retina de la memoria, más que en la de los ojos.
- Esta galería se convertirá por unos días en un santuario, se celebrarán ritos ante el sarcófago y nos postraremos enfrente del calafateador y del meat market. Y nos costará abandonar tantos secretos urdiéndose en esa catacumba de seres que han decidido no odiarse.
- Personajes y tierras son recurrentes en las mareas de la experiencia de cada uno. Y desvelamos el silencio de lo imprescindible, tan sólo aquello que es surco visual y táctil, sentimiento íntimo e indoblegable.
- Para TINO GRANDIO lo neblinoso de su tierra y de su gente era luz y él la sabía transcribir como nadie. Los contornos vagos, nublados, anubarrados, sombríos, eran superficies y espacios en los que gravitaba todo un espíritu del barro, del cultivo, del territorio y del aguardiente. Los colores son huesos y el alma es la condición inmanente de una pintura contraria a cualquier exhibición o desmesura impropias. Casi es una simple huella que se agiganta en nuestra mirada, que confiere la emoción que es la base para identificarnos en el entorno que habitamos y del que procedemos, en el que sumirnos en la contradicción de la huida y de la permanencia.
- En su obra parece como si todo se contuviese en el instante de una espera, en ese momento que estamos temerosos de abordar por si hay un movimiento que nos cause el perderlo para siempre. Como si también nosotros, presos de esa visión, nos condenásemos irremediablemente a acompañarle en su ignoto destino.
La sabiduría de lo intemporal está aquí presente, son tonalidades de connotaciones y denotaciones, alejadas de elocuencias insostenibles y muy ancianas, de lo contrario no congregaría, como lo hace, una esencia plástica nacida del sentido telúrico más depurado, el que se lleva eternamente como querencia y poesía de vida.
Pero para cuando llegue la hora, la pintura enterrará las palabras de cara a que sean los ojos de la memoria los que hablen.
- En estos últimos años la iconografía en Estados Unidos no para de dar vueltas. No dejan que lo empezado, denomínese como se denomine, se agote. También es posible que los desarrollos tecnológicos acelerados impongan un continuo cambio y transformación de hábitos visuales.
- Ahora bien, que la obra del norteamericano HALKIN sea una respuesta a ello, no lo creo. Decía Aguilera Cerni, que la realidad es una pluralidad, una poliformidad de múltiples dimensiones y extensible en muchas direcciones. Por tanto, deduzco que este artista trata, sin ningún ánimo de ruptura, de encajar su hacer artístico dentro de esa realidad multiforme y compleja, y a partir de ahí pasar a configurar las nociones que le preocupan sin dejar de formular la sintaxis que más le acerca a la visión de su trayectoria en el interior de unas órbitas imaginativas que si adulteran el mensaje lo hacen a propósito.
Son reuniones y agrupaciones desconcertantes que juegan con mitos y creencias con el fin de descabalgarlos, retratarlos, posicionarlos en un espacio frío o turbulento. Su cromatismo toma el sentido sucio, brumoso, que es el que está acorde con esa elección de postulado estético y existencial, del cual quedan sombras que son todas y ninguna, preguntas que son más preguntas y respuestas que no han tenido preguntas.