Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
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6 de agosto de 2009
HUMBERTO VIÑAS
Los ha concebido recurriendo a la mutación plástica de la imprevisible isla, introduciendo en sus entrañas el tinte azul de sus aguas y el espíritu de sus muertos, presentes y futuros, y volviéndola a construir con una geometría que si en el interior contiene una geografía de penumbras, en sus costas concita premoniciones ineludibles.
Al final, en la pintura de Humberto, se perciben oscuridades socializadas con vestigios blancos y peregrinos dentro de reductos fortificados que defienden la impenetrabilidad de la luz, los cuales nos incitan a compartir una fisonomía del desaliento que se desliza por estas telas de forma inmisericorde, pues tal es la medida de un paralelismo plástico entre arte y vida, entre silencio y comunicación, entre designio y liberación. Él así lo señala y así lo pinta.
Humberto se despide y su ausencia de varios días me dará licencia para disfrutar de la mía en las brumas del norte. Durante este tiempo nos aprovisionaremos de más dudas y preguntas pues nunca pensamos en unas respuestas que nunca nos han convencido ni podrán hacerlo. Y seremos más viejos cuando regresemos a esa esquina del Malecón, el cual nos la guarda previo peaje de nuestra sumisión aceptada.
5 de agosto de 2009
ANTONY GORMLEY (1950)
Humberto, por culpa del apagón, ha estado pintando a oscuras toda la noche, me ha dicho. Y lo que al principio era muy difícil, al final se hizo fácil, pues fue ella la que determinó el curso del acto y de su proceso. Lo que ha dado a luz no lo sabemos pero nos dejamos llevar por la intuición. ¿Será eso un nuevo comienzo? El penúltimo adiós del Malecón nos lo anunciará.
4 de agosto de 2009
PAUL NASH (1889-1946)
3 de agosto de 2009
OSKAR SCHLEMMER (1888-1943)
31 de julio de 2009
GIUSEPPE SANTOMASO (1907-1990)
Es una abstracción sosegada, serena, ensimismada en la manifestación de una extensión cromática habitada, a la que se le hubiese atribuido el culto de un poder mágico al que no se le hace juzgar sino amar.
En definitiva, es una pintura para vivir lo plástico en y con todos los sentidos, de tal forma que el espectador tome contacto con aquello que huye de descripciones y definiciones pero no de sensaciones y vivencias, que se adquieren al posar en ella la mirada.
Según Isidoro de Sevilla, le digo a Humberto, la belleza del mundo y el orden del cosmos testimonian la razón divina del universo. Y Humberto me contesta que nosotros, desafortunados, nos lo hemos perdido y ya no llegamos, pues ni hay belleza, ni orden ni razón divina, únicamente vemos fealdad, desorden y locura, y el que ésta sea divina o no es otro cantar.30 de julio de 2009
JENNY SAVILLE (1970)
29 de julio de 2009
CLAUDIO BRAVO (1936)
El chileno Claudio Bravo es uno de ellos. Es el artista que realiza y acaba lo que la realidad no puede o no llega a producir, el que poseído de una fuerza creadora imparable y un virtuosismo invisible pero subsumido, expresa un universo estilístico que inunda y transforma nuestra mirada casi en un vuelo metafísico sobre la inmanencia plástica, sobre la verdad ilusoria de lo tangible y la naturaleza real de lo intangible.
Las obras de este artista nos trasladan a ámbitos donde sentimientos concomitantes (como placer y dolor) conciben espacios en los que tiene lugar la percepción pictórica en toda su dimensión. Y quizás no sea suficiente pero es bastante, más que bastante.
Humberto me dice que este Malecón fosilizado no transmite ninguna vivencia estética, ya sólo le mantiene un discurso huero que no se sostiene. Yo le contesto que ya Aristóteles, en su Retórica, afirmaba que la verdad únicamente halla expresión de un modo relativo. Tan relativo como que nuestro augusto dios es imaginativo, inteligente, retentivo, justo, fuerte, moderado, sabio, de voz hermosa, apariencia agradable y de buenos modales. Y gracias a estas virtudes objetivas no ha lugar para los disidentes. Y por si lo relativo fuese más que relativo, nos callamos cuando lo vimos acercarse.