Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
Wikipedia
26 de mayo de 2009
ALBERT OEHLEN
Sus poderosas manchas y estratos, tegumentos airados pero devotos, son la exudación de las irradiaciones y emanaciones de unos cuerpos que han quedado imposibilitados para reflejar su propia densidad plástica. El artista ya había presentido tal fenómeno de descomposición y se había adelantado a él dejándolo al desnudo, procurando que cohabite a través de su propio dramatismo.
Por eso, esta obra abstracta, que tiene un pasado inevitable del que ha bebido necesariamente, construye su singular sintonía mediante la defensa de lo exhalado y su confrontación agresiva con lo exterior que se le quiere imponer, para lo cual trastoca el orden impulsando su lenguaje hasta la percepción de la locura.
Pintura viva por las percepciones a que da lugar, está en un movimiento continuado, irreflexivo, instintivo, que no abandona ningún hallazgo después de aromatizarlo y canonizarlo.
Esta noche le dije al Malecón - a partir de ahora comienzo a entronizarlo con la mayúscula inicial- que "para que el hombre pueda interrogar, es preciso que pueda ser en su propia nada (Sartre)". No, me corrigió, te equivocas, ha de ser en su propia sangre.
25 de mayo de 2009
PETER HALLEY
Esta pomposidad y grandilocuencia ideológicas también se centran en desarrollar una crítica "simulacionista", así es calificada, de Mondrian, Albers, Stella o Judd, dando así por sentado el trasfondo de lo que en sus composiciones son apariencias en forma de diagramas (circuitos, planos, estructuras celulares) de colores fluorescentes.
Él mismo manifestó que "mientras Smitheson impuso al paisaje industrial devastado los símbolos de una geometría ideal, yo, por el contrario, deseo ayudar al mundo ideal del arte geométrico a que encuentre la vía del paisaje social".
Considero que un trabajo de estas características y con estos rasgos definitorios no ofrece más que aquello que se ve y que el espectador procesa e interrelaciona con sus propios conceptos y aproximaciones al hecho pictórico, no dejándose confundir por referencias que supuestamente le sitúan dentro de un contexto plástico doctrinal determinado.
La labor artística no necesita de estas ostentaciones racionalizadoras y demostrativas, pues si de verdad hubiese de contar con ellas es que estaría incapacitada para poder transmitir y comunicar por sí misma, y eso nos llevaría a poner en duda su validez constitutiva.
Hoy, en mi condición de iyawó, y acompañado de mi oyubona, totalmente vestidos de blanco, llegamos al malecón y depositamos la ofrenda, la ebbó: cuatro bolsitas de maíz tostado, jutía y pescado ahumado. A pesar de que no soy una mujer me han concedido esa gracia. Todo sea por salir de este muro en perpetua desesperanza.
21 de mayo de 2009
JORGE PERUGORRÍA (PICHI)
Él mismo me comentó, en un breve cruce de palabras que pudimos mantener, que su imaginario visual se llenaba de tantas cosas y experiencias, se le acumulaba tanto que tenía que cambiar de línea, de procedimientos y de procesos en cuanto considera que un proyecto ya está agotado. No es descartable que esa precipitación lo obligue después a detenerse en lo que todavía prometía, en lo que tenía de ramificaciones desapercibidas y ahora aparecidas y que exigían una nueva proyección.
Con ello queda de manifiesto que no es una sorpresa que de un pintor como él, inquieto, atento y observador, emane una pintura extrovertida, que quiere salir a la luz y dialogar, que se exterioriza porque en ella pasión y visión se mimetizan en una sola, la cual nos depara esa comunicación insoslayable.
Esta serie dedicada a la Habana muestra una realidad plástica que a través del olvido llega a una memoria que tiene como misión no dejar que lo efímero tape lo perecedero, lo primero siempre se viste y acaba pudriéndose por ello, lo segundo está desnudo. Para ello, rescata una geometría urbana que por medio de un fuerte impacto cromático aborda otra dimensión de la ciudad (¿alguien sabe cuántas tiene?), esencializando los valores que personifican su verdad.
Perugorría, al abordar esta empresa, se ha enfrentado con su propio olvido y su reverso, pero también con el propósito de que la luz recabase la conducción de directora y mentora de los laberintos oscuros de ese homogéneo conjunto arquitectónico y constructivo que es como el estandarte que resume el antes y el después de una urbe contenida entre muros, malecones y fortalezas, entre cuyas grietas y resquicios la poesía de la búsqueda se hace sustancia. Incluso en algunos de los lienzos una mirada al cielo nos descubre unas criaturas angelicales que aparentemente guardan y protegen, tal que símbolos de una ciudad que por sus reminiscencias ancestrales los necesitara para traer una lluvia de purificación y libertad.
Hoy, el malecón cuenta a sus habitantes con el objeto de organizar una aguerrida mesnada. Pero los resultados no son muy esperanzadores antes tantos paralíticos, mutilados, cojos, lisiados. Y después había que sumar a los ciegos, mudos, sordos y sordomudos. Sólo eran válidos los proscritos y éstos no eran de fiar. Entonces dispuso una peregrinación al santuario de la Virgen de la Regla para su curación. No se supo lo que ocurrió pero según se dedujo después la Virgen se asustó y pidió un inmediato traslado a otra isla, con lo que tuvieron que regresar tal como habían ido. Le digo a Humberto: "es que menos en lo de la penumbra, no acierta ni una".
13 de mayo de 2009
ESTEBAN FRANCÉS
12 de mayo de 2009
ALFRED MANESSIER
11 de mayo de 2009
JULIO GONZÁLEZ
Julio pudo haber contado o le contaría cómo fue un hábil e imaginativo artesano y orfebre, cómo se hizo con destrezas y soluciones imprevistas, cómo trabajó el hierro, el cobre, con la forja y la soldadura, cómo un día miró a su alrededor, tal como le aconsejó Picasso, y encontró otras formas que sin él jamás habrían tenido la posibilidad de ser. Y así, empezando por lo indeterminado llegó a lo determinado, como si al mismo tiempo se fuese creando a sí mismo con otra anatomía.
González convirtió el espacio en un ámbito de prodigios mediante la transformación del hierro en juego de presencias íntimas en las que se materializaron los ecos de la tierra. Se muestran ante nosotros como una simbiosis de lo arcano y atávico, crecen tal que aristas y se arropan como cactos que respiran hálitos de vigor y fuerza.
Son habitantes que pueblan orbes de hierro, que conviven con una estética indefinible que no se conjuga con metáforas o hipérboles; son, en definitiva, pensamientos que eran fugaces hasta que fueron atrapados en lo metálico, en lo inorgánico, para que sembrasen milagros en nuestro entorno.
Si hasta ahora hemos estado ciegos, ya es el momento de abrir bien los ojos y ver.
A Humberto y a mí hoy nos ha tocado ser espíritus maltrechos para acompañar al malecón en sus ansias de expresión de melancolías insidiosas por todo aquello que está ocurriendo en su perímetro de poder. Al final siempre somos nosotros los que recibimos sus pesares y siempre son los ñáñigos los que se libran. No buscamos razones, estamos cansados de que se nos escapen y no vuelvan.