Wikipedia

Resultados de la búsqueda

1 de octubre de 2011

JOSÉ BEDIA (1959) / ¿PARA QUÉ ESPERO?

  •  Es un mundo de símbolos, de redes y bucles de retroalimentación, de conexiones e interacción, cuyas fronteras se esfuman, donde todo lo sólido se desvanece en el aire (Jeremy Rifkin).  
  •  Es un planeta de atávicas creencias, de fes heredadas al servicio de dogmas o intercesiones que no imparten la gracia, únicamente la consumación del sacrificio y la sangre. 
  •  Conforme a esos términos se confabula la leyenda, se erige el rito, se postula la gracia, que el cubano BEDIA concibe como una alquimia plástica y una síntesis evocadora y convocada a un festín de sombras. 
  •  Las cualidades intrínsecas y extrínsecas de su obra son la constatación de que las superficies han de utilizarse para grabar esa señal que nos permite afrontar una realidad formada para la liturgia y la ceremonia, que no son triviales y aparentes sino consustanciales a las visiones íntimas y deliberantes.
  • Por eso, ha de conciliar la esquematización y estilización precisas que le dé licencias sobre como aproximar los relatos de antaño, como estrujarlos hasta la consecución del éxtasis liberador. Lo que hace sin parsimonias, con el imaginario dando vueltas y adelgazando las trascendencias innecesarias.

  • Un artista que no entiende de rodeos y que se apoya en historias que le conciten imágenes de memorias insepultas, las mismas que cuentan los muros de una piedra secreta.

  • El planeta invisible
  • Gira. Todo está en curva.
  • Oye ahora la sangre.
  • Nos arrastra una altura.
  • (Jorge Guillén).

28 de septiembre de 2011

ASHLEY BICKERTON (1959) / ¿QUIÉN QUIERE VERME?

  •  Muy repetido eso de que el color es el sufrimiento de la luz contra la oscuridad, de que se revela y se modifica en esa pugna. No se habla, eso sí, ni de vencedor ni de vencido, porque no los hay, es una síntesis que al fin y a la postre engrandece a los contrarios.   
  •  Pero en la obra de BICKERTON, nacido en Barbados y residente en Bali, miembro del movimiento Neo-Geo (su perfil lo dejo a la imaginación del lector), el color es una seña de identidad que abarca un hemisferio, atolones, mares y todo lo que quepa dentro.  
  •  Para este artista lo exótico es condición milenaria, antropológica, étnica, un compendio que brota de una forma de vida en un hábitat tan interrogante e inexpugnable como planetario.
  •  Es como si hubiese dado realidad a una fábula que de lo exotérico nos trasladase a lo ancestral, después a la ficción, bajando por la mistificación cromática y subiendo por su antítesis visual. El campo figurativo siembra el caldo creyente, el ídolo y la confluencia pagana. Nadie es capaz de dar más. 
  • Como divertimento es tesis, como fenómeno pictórico y escultórico es un cuerno de la abundancia , como plástica es una concurrencia de espíritus convidados y en trance.

  • El mundo tiene cándida
  • Profundidad de espejo.
  • Las más claras distancias
  • Sueñan lo verdadero.
  • (Jorge Guillén).

26 de septiembre de 2011

BILL WOODROW (1948) / ESTOS SENDEROS SON MUY AGRESTES

  •  ¿Quién dice que no hay que deshilachar los espacios, que no se pueden volver a roturarlos  con otras aporías visuales? Da lo mismo que sean aporemas, teoremas, anatemas, apologías, lo esencial e irremplazable es que el desfile ocular agote delirios, fantasías, ficciones, imaginaciones y alucinaciones.
  •  En la obra del inglés WOODROW se dan todas las características de un hacer con una visión transgresora, iconoclasta, abierta deliberadamente a la diacronía de las miradas. No rehúye emociones insólitas y dadaístas en sus construcciones, sabe perfectamente que hay que estimular el desafío iluminado, la luz que despierta ecos de oscuridad en la lucidez, temores cabalísticos, sortilegios e intrigas.
  •  Convivir con tales creaciones no deja un estrecho margen, al contrario, se suceden confluencias y divergencias, separaciones y aproximaciones, colisiones y armonías. Necesitamos deambular alrededor de ellos, convertirlos en nuestros espejos trotamundos, perezosos, vagos, investirlos de nazarenos para que nos den su bendición y así poder transformarnos en ellos. 
  •  Quiero mi ser, mi ser
  • Íntegro. Toda el alma
  • Se ilumina invocando
  • Las horas más cantadas.
  • (Jorge Guillén).

24 de septiembre de 2011

ORLANDO ARIAS MORALES (1954) / FRAGUANDO ESPACIOS

  •  Escribía en el 2007 que el boliviano ORLANDO ARIAS tenía un gran talento para armonizar y ensamblar, así como como para la recreación de espacios donde nunca se agota la mirada. Y es que la plasticidad y la esponjosidad de su obra subyugan la forma y el fondo de la materia hasta que ésta logra hilvanar un caudal de realidad de algodonosa ficción, que resurge entre tramas cromáticas que flotan y sintonizan con la luz tamizada de un remanso henchido.  
  •  Más no es sólo eso, son también sus autómatas urbanos construidos como la representación de una metrópolis que irradia fulgores, rayos, fosforecencias cuyos logotipos remarcan la condición de personajes arquetípicos de la visualidad contemporánea.
  •  Aunque el artista regrese a sus tierras americanas, ellas nunca lo abandonaron, formaron su identidad pictórica, ese hacer cargado de sensibilidad a la luz-color, al encuentro de hechuras genuinas que continúan allí a la espera, arraigadas, depositadas como cábalas.  
  •  Y es que su lenguaje posee una transparencia neta, sin dudas y vacilaciones, entendiendo que puede tomar cuanto le convenga -figuración, geometría, abstracción- porque las cuestiones estilísticas ya han sido afrontadas, superadas y resueltas con solvencia. Por lo tanto, esa intemporalidad perseguida conforma su trabajo sin dejar de persistir en su voluntad de agarrar el instante preciso en que se derrama y vacía. 
  • Está haciendo todo lo posible por desprenderse de su obra reunida aquí, en Madrid, y si bien no es el momento idóneo por todas las vicisitudes que conocemos y padecemos, sí merece el esfuerzo de gran ayuda y también de oportunidad. Y la seguridad del no arrepentimiento.

  • El mundo tiene cándida
  • Profundidad de espejo.
  • Las más claras distancias
  • sueñan lo verdadero.
  • (Jorge Guillén).

21 de septiembre de 2011

HANS BALDUNG GRIEN (1484-1545) / ¿QUIÉN PINTARÁ LA ALEGORÍA DE MI MUERTE?

  •  Yo soy un ser mudable, vivo en una urbanización,  tengo mi coche en leasing, compro on line, recibo software gratuito, sólo presto atención unos instantes, no reflexiono, soy espontáneo. Pienso en mí mismo como un intérprete y me considero un creador. 
  •  En un mundo donde el trabajo es flexible y temporal, mi vida está sujeta a mudas y estados provisionales. No busco ideologías sino sensaciones terapeúricas y me defino más con imágenes que con palabras. Aunque soy experto en el proceso de datos electrónicos me juzgo más emotivo que racional. 
  •  El centro comercial es la plaza pública en la que tiene lugar mi soberanía como consumidor y como expresión democrática. Mas no creo en las personas sino en los personajes de ficción (de televisión, cine, ciberespacio), en los vínculos de las páginas web, en una participación de la realidad más sistémica que lineal y objetiva.   
  • Veo el mundo como un escenario, me voy reconstruyendo con el estilo y la moda y experimento y busco la innovación. He accedido a un mundo de redes, portales y conectividad. Si me desconecto muero. Amén.  
  • El alemán BALDUNG, desde la ultratumba, me musita con su voz fría, casi helada: me necesitarás para que el momento de tu muerte sea el anuncio más y mejor pintado, sin envases ni marketing, sin experiencias de vida mercantilizadas, sin hiperrealidades que no vas ya a necesitar. De acuerdo, le replico, pero que no duela. 

20 de septiembre de 2011

HUMBERTO VIÑAS (1963) / TRATO DE HUIR Y SIGO SIN MOVERME

  •  En el cubano HUMBERTO VIÑAS el cielo es un ciego con muchas lunas que no ven lo que hay debajo. Y el guerrero, de aires greco-latinos, ya no se ubica en su forma ni en la realidad de su pensamiento.
  •  Además se esconde en un arlequín relamido (escapada a la vieja tradición de la commedia dell´arte de Arlequín y Pantalon) que no sabe que en el firmamento de la isla es un espejo de la nada. Y también le gustaría ser ese payaso músico de colores lívidos y tocar la diana, caminar por El Malecón así vestido, a la búsqueda de princesas mestizas de enormes cuerpos que no estuviesen todo el día con las jaculatorias atravesadas.
  • Toca esas paredes agrietadas, informales, y no reencuentra lo que nunca ha perdido a pesar de su penetratante olfato cromático. Le han quitado las alas que no tenía y ya no vuela. Su obra no se mira y él se está quedando invidente de tanto escuchar sus quejas, porque ella quiere salir y conocer, comunicarse y vivir sin el agobio del sobrevivir. 
  • Así que opta por no sufrir más que lo elemental, seguir pintando y cavilar lo de que al pintar le ha sido concedido el atreverse siempre a todo, tal como lo afirmaba el gran Horacio.

  • Mientras yo resistía
  • -Bajo mí mismo oculto-
  • Negándome a presente,
  • Contando por segundos
  • De error aquella torpe
  • Lentitud en pasar.
  • ¿Qué hacer? Mis soledades
  • Se erguían contra el mal.
  • (Jorge Guillén).   

17 de septiembre de 2011

BRUNO PERRAMANT (1962) / BAILE DE FANTASMAS

  •  Parece que nos estuviesen aconsejando siempre que hay que desandar lo andado, que las vicisitudes de lo aparecido, aunque estén ocultas, proyecten su signo desde muros y paredes. 
  •  No en vano el francés PERRAMANT les da salida, les invita a acercarse, no sin cierta ironía, y les muestra con la cadencia que les es más propia:la humana.
  •  Y si bien estas manifestaciones han adquirido en estas obras un resplandor febril, casi prodigioso, fascinante en su concreción plástica, no por ello ha desaparecido el sentido enigmático, que es el principio y fin de una imaginería en que lo fantástico se yuxtapone con los significados del temor y la angustia. Vigor y humor de muerte, esa que nos acompaña, besa y nos duerme.  
  •  Una pintura que encara miradas y situaciones, actitudes y encantamientos, que depura lo que espanta y viceversa.
  • Sin cesar con la móvil
  • trabazón de unos vínculos
  • que a cada instante acaban
  • de cerrar su equilibrio.
  • (Jorge Guillén).

UMBRALES INCIERTOS