Es una herida que nunca cicatriza, que nos acompaña hasta la muerte sin ser ella la causante de la misma.
Lucio Fontana, artista italiano nacido en Argentina, impulsador de un movimiento que se denominó espacialismo, no ocultaba sus intenciones en cuanto a transferir la violencia al lienzo con el fin de que la afrenta infligida constituyese un manifiesto antiestético sin dejar de ser un objeto plástico.
Del corte no fluye sangre ni vísceras, sólo una inaccesible quimera sobre lo que hay detrás o deja de haber. Una ironía en que la mirada rebota hasta hacerse mediadora de la simulación, ya que no hay otra lectura, sería imposible conciliarse con ella.
Yo me despido del malecón y de mi amigo Humberto por unos días. La muerte, tierna en su agobio, vigila de cerca a mí y a los míos, y estamos tratando de escapar aunque sabemos que es inútil. Ya cobró a tanto la pieza por uno de nosotros. Por lo menos le llevo ron para nos haga el tránsito más fácil.