¿Puede un artista utilizar como medio de expresión lo que le venga en gana? Kurt Schwitters, artista alemán, lo tenía claro, nada podía impedirle que sus collages se construyesen con toda suerte de residuos. Dice Julián Gállego que la poesía vuelve con más afán cuando la echan a puntapiés.
Y consiguió una obra que a través de esos desechos nos habla de la vida, de que ella, a pesar de ser expulsada a la intemperie, se agarra y acopia esos objetos para componer plásticamente lo que pudo haber sido y lo que bellamente pudo haber representado.
Él ha sido el artífice en la formación intuitiva de esos signos, de esas señales que vamos despreciando y dejando. Él ha convertido en arte el desdén y la repulsa. Y también ha perpetuado las señales de una época desventurada e ingrata.
Mi minúscula perra lanuda, Goya, me pide insistentemente que le dé un paseo por el malecón, tiene concertados encuentros impostergables. Según va cayendo la noche en nuestro trayecto, mi amigo Humberto, Goya y yo, constituimos un trío que siente el pavor ante las fuerzas desatadas que pueblan la oscuridad. Goya, desesperada, no halla lo que buscaba, y nosotros, junto con ella, trasegamos las esencia del ron para que se nos olvide el mañana.
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