- La codicia del mercado del arte es una realidad que cada vez más está rebasando cierta medida, cual su total falta de interés en mantener una clara línea divisoria entre lo auténtico y lo que no lo es.
- Por eso traigo a colación el caso del norteamericano HUSSAR, muy célebre actualmente, que deja inconscientemente que en sus obras cale un binomio entre lo que señala Alfonso de la Torre respecto a que perviven en nuestro tiempo la atracción, quizás redoblada al modo de un inmenso reto, por representar el cuerpo y, muy en especial, los enigmas del rostro. O una augusta coña marinera enmascarada de trascendentalidad.
- Alfonso agrega que esa silenciosa condición que portamos y que es también, misteriosa e intransferible, un supremo signo que nos constituye, es un retratar equivalente, más que a añadir, a un despojar. Respecto a esta obra no soy capaz de sumar sino de esconderme, aunque sea sin su permiso.
Dame, dulce Luna,
los ojos y las olas,
que rompen cerca de ti,
cuando nadie está despierto.
(Tomy Martínez)