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4 de febrero de 2012

ANDRÉS PUIG (1948) / ROMANCERO DIVINO

  •  ¿Quién se apropia de estas imágenes? ¿O es el numen visionario, ancestral, atávico el que nos visita? La magia de tenerlo todo calculado, erigido, dimensionado es lo que el cubano PUIG nos ofrece.
  •  Un totetismo que enciende la pasión por ser visible, tangible y reconocible en la encarnación del misterio original. Una estética (contigua amenaza a los campos mironianos) sobre la causa ontológica que está presente a través de las manos del artista, que ha filtrado y depurado su evolución, su incensante reconstrucción. 
  •  La voracidad de sus límites mantiene los espacios en otras coordenadas, pues son entes que han echado el ancla aunque bailen y se agiten al calor y asombro de la mirada. Por sus ámbitos de existencia han desfilado infinidad de interlocutores dado que es un mundo del que parte la inmensidad, en la que su vasta proporción abarca todos los seres investidos del feroz alegato de la inmanencia plástica.  
  •  Estamos ante altares que hacen de la condición icónica una fabulosa ceremonia de la naturaleza, en su expresión más maravillosa y fantástica, más magnífica en lo tocante a lo morfológico y semántico sin que se desbarate la instrospección necesaria que les atañe.
  • Con la cabeza tapada por el saco, "Caparrucia" nos da un beso a Humberto y a mí en El Malecón. Después se va con Felipe Alarcón. Un día oiremos los gritos. 

2 de febrero de 2012

ZAO WOU-KI (1921) / VISIONES IRREPETIBLES

 Ángel Mollá pronunció unas palabras que suscribo íntegramente y que vienen a propósito de la obra del chino ZAO:
"Por eso el pintor que no renuncia a la pintura vuelve al paisaje, que permanece intacto después de la larga batalla de la modernidad, intangible, inalcanzable, irreal, por siempre sublime (sobre todos después del asesinato de la realidad)". 
  •  Claro es que no podemos suprimir lo sublime, lo recuperamos porque no nos queda más remedio, estamos cansados de ese minimalismo repetitivo y vacío, al que tenemos que ponerle el mensaje, el orinal y la cama. O el más sesudo arte conceptual, del que nos pasamos todo el rato persiguiendo el concepto y al final es nuestro perro el que lo muerde y te ladra imbécil por no haberlo percibido antes. 
  •  Sin embargo, ante esta obra, entre oriente y occidente, el fragor rezuma sensibilidad, sentimiento y seducción. Es un viaje y una exploración por dentro y por fuera, por arriba y por abajo, por el este y el oeste. Misticismos aparte, la sensualidad cromática deriva en una espiritualización sosegada, a punto de inundar continentes, de significar lo próximo con lo remoto, la emoción con la idea.  
  •  Por tanto, es una pintura que lejos de expulsar o intimidarte, de plantearte circunloquios o dilemas herméticos, te invita a adentrar, a traspasar límites de la percepción, contemplar una infinitud del color de la forma o de la forma del color, de la condición de la textura y su fusión, de la gama y su himno a la máxima expresión.
  • Desbaratar el arte concepto,
  • Finalidad estética y sensible,
  • Dureza del hombre roto
  • Por extremos de lujos imposibles,
  • No ver otras connotaciones afines.
(José Luis Álvarez Vélez).

31 de enero de 2012

ELIO RODRÍGUEZ (1966) / ¿QUÉ ES LO QUE ME DESCONSUELA?

  •  En esta sociedad no se puede vivir sin tener un sentido escénico donde lo representado se eleva a exaltación. Y no puede apreciarse después como una demarcación rutinaria carente de pericia.
  •  El cubano  ELIO nos traslada a una geografía hechizada cuya vegetación abarca multitud de semilla semióticas, eróticas, alimenticias, antropomórficas, zoomorfas, etc. Hay para recorrer, retomar, tocar, dudar y sentir.
  •  La puesta de largo tiene terreno en el que abonarse, la dinamicidad plástica apabulla sin olvidar sus orígenes, otras estéticas, otras sensibilidades y contextos de la época. La trascendencia y su mixtura las deja para quien contemple la obra, como si un arte nómada, vagabundo o ambulante fuese y no se detuviese.   
  •  Si ha anidado donde se den las condiciones para hacerlo, lo consigue poseyendo la pasión creativa que está en la raíz topográfica, artística y espiritual. Y si la conclusión es que la isla es la forma todavía de un exordio, sea la respuesta este filón que la penetra.
  •  Eras, sí, la de antes ¿en qué estado?
(Jorge Guillén)

28 de enero de 2012

PEDRO S. MORILLO (1947) / SE TRATA DE VER ACRECENTAR

  •  Nos sentamos y hablamos. El manchego MORILLO me señala cómo los símbolos de la fuerza cósmica excitaron su imaginación y capacidad para hacer otra arquitectura interna de ellos. Los quería próximos, muy cercanos, sin alardes de potencia y terror, como si fuesen lo contrario de un enemigo quimérico.
  •  Y tenían que tener la perennidad y la cultura del hierro, habrían de nacer como emblemas del instante plástico remoto y no como fruto de una edad de tinieblas. Por el contrario, estos seres fabulosos serían jalones de luz en la montaña y constituirían un eco de salvación y victoria.
  •  Comoquiera que estos tritones y alados han sido concebidos como producto de una energía escultórica que aprovecha las aptitudes de la materia para configurarse como imagen y/o icono, el artista las desnuda hasta personificar en ellas acción, destino y deseos, creencias e historia, sucesos y eras.
  • Al final, al mirarlos, se convierten en animales que están satisfechos de haberse dado a conocer, de ser el nudo de evocaciones y motivo de compañía, augurando paz y conocimiento de cómo la creación es fuente de sí misma.

  • Al "Gavilueto" lo trajo su madre, una sirena, a la isla, después de ser abandonada en la costa asturiana por el hombre que le engendró, un invasor vikingo. Charlamos, en El Malecón, de una guerra con sólo derrotas, las de todos.    

26 de enero de 2012

PEDRO S. MORILLO (1947) / UN QUIJOTE QUE ES VERBO DE COLOR

  •  En el post que le dediqué al español MORILLO, el 12 de noviembre pasado, hablé de la imposibilidad de lo posible, aunque, en este caso, creo que cabe también su variante contraria porque esta paradoja es la forma y la desnudez del fondo. Hoy retomo ese cruce para señalar la anatomía, nunca mejor dicho, de una pintura en la que el color supura y la metamorfosis es ya un hecho.  
  •  Esta serie, de gran formato, que postula un Don Quijote al que se le constituye como un vértigo salvaje de secreciones (se le adivina en las siluetas, en los perfiles, en las costuras) tiene una dimensión entre lo insólito y lo cerebral, entre el trazo desinhibido, procaz, y su caparazón encefalográfico, de animal equinodermo, entre lo visionario de un cromatismo que señala la condición de un ser y la profanación de un espacio que en su molicie no esperaba nada. 
  •  El artista nos viene a reseñar que su obra es una confrontación de la que trata de extraer una realidad hasta hallar la sucesión de tácticas que consumen una estrategia, la que, en la fusión de torbellinos, informen la ficción del personaje y su trascendencia en aras de unos valores que exigen su propia identidad.    
  •  Por lo tanto, no hay que dudar de la sabiduría de este creador, que entiende la tierra y el clamor que nace de ella misma como una inmanencia que le sirve a modo de determinación de las razones y ansiedades de una abstracción que marca un recorrido tan real como múltiple, tan esencial como exultante, siempre en la onda de un fluir inagotable.   
  • En definitiva, es un vuelo que desafía la gravedad de la pesadumbre que insiste en eclipsar la pintura, sabedores de que su luz reaparece perpetuamente porque anida en lo más profundo de nuestras entrañas, y, desposeída, nos ilumina (Frederic Amat).

  •          Admiro
  • Con fervor de mirada
  • Convergencias y signos
  • De algo que yo, torpe,
  • Escruto y no descifro.
(Jorge Guillén). 

25 de enero de 2012

RIGO SCHMIDT (1974) / ¡CUÁNTAS SIMILITUDES SIN SABERLO!

  •  En la pintura esperamos que la concreción nos trascienda y simultáneamente evoque esas realidades que no es una tarea imposible avizorar. Cuando estamos ante ellas es cuando las certezas tienen la máxima visión de las incertidumbres que todavía nos aguardan.
  •  Dentro del alemán RIGO se posesiona esa inmanencia plástica que formula en el soporte toda su fuerza y alcanza el juego de la esencia, la evolución y la naturaleza. Lo de detrás toma la opción de adelantarse, hacer su apuesta y enviarnos un mensaje de última consumación.
  •  Si vemos su diafanidad postrera es que estamos en el eslabón que concluye, que hace casar todos los elementos de este lenguaje, frío, impertérrito, impávido, que nos absorbe hasta penetrar en el pensamiento de las premoniciones dislocadas. 
  • De ti remoto, mi magín emprende
  • Su peregrinación muy fervorosa.
  • Los abatidos párpados se abren
  • A tinieblas visibles a los ciegos.
(Jorge Guillén).

24 de enero de 2012

EUGENIO CHICANO (1935) / TENGO UNA MISIÓN QUE CUMPLIR

  •  Decía Alcolea que sólo pintando se es. El problema es entenderse con la pintura. Lo único que interesa en la pintura es el fluido. No Dionisio, más bien Baco (muerte lenta por la bebida que, al parecer, él cumplió al pie de la letra).
  •  Esto es lo que el español CHICANO expresa en su obra, ese amor por la pintura, por la creación que exhibe y representa, por la memoria a la que induce, por un destino que nos acompañe y nos ilustre.
  •  No es la conquista de un mercado, que para eso vale cualquier mensaje, es la multiplicidad temática, la relajación del ser con la realidad, la plenitud, la intensidad. No hay que equivocarse, el significado de una pintura no está en su origen sino en su resultado. Y por lo que se refiere a estos grandes formatos y murales, la riqueza de su dimensión semántica no tiene pérdida, solamente hay que seguirle las pistas, son tantas, tan fértiles y claras que no nos hacen falta sintagmas.  
  •  Omitamos teorías del conocimiento, que son inútiles, pasemos al saber mismo que se desprende de cada pieza, de su ornamentación entre claves y referencias que son el factor de la función sintáctica, la elegancia de esas estructuraciones cromáticas, perfectamente ajustadas. Hasta sus incursiones geométricas convierten el soporte en lecturas sosegadas, en poéticas derivadas y abiertas al pasto del amanecer urbano. 
  • Imágenes que han encontrado el valor del signo y lo han tapizado e imbuido de un sino cultural cercano, que señala lo debido y lo vivido.

  • Los días no me otorgan más que tránsito
  • De espera.
(Jorge Guillén).

UMBRALES INCIERTOS