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12 de febrero de 2008

VEJEZ


El artista, a lo largo de su trayectoria, emprende múltiples experiencias estéticas, innumerables ciclos, diversos inicios y heterogéneos finales, hasta alcanzar esa edad en que la decadencia física va dejando una lacerante huella en el imaginario plástico. Piensa que a él, hacedor de vidas plásticas, nunca le pasará.


Vejez y fealdad, vejez y declive, vejez y decrepitud, vejez y enfermedad, vejez y muerte. Constituyen los binomios decisivos de una existencia.


La Edad Media desdeñaba la decadencia humana, el Renacimiento exaltaba la juventud y belleza del cuerpo y juzgaba abominable la deformidad de los viejos.


Du Bellay escribió:

Señora vejez
No me ha dejado más que piedra en los riñones,
Gota en los pies y verrugas en las manos.


Destino biológico inapelable, la vejez, en un creador, es esa angustia por lo que todavía está por hacer, por dar a luz, por culminar la forma definitiva. Incrementa desesperadamente el ansia por dar fin a una obra que él mismo sabe que nunca se va a terminar.


Swift manifestaba que la vejez, además de decrepitud, es la soledad del exilio.


Y en el siglo XIX, Lamennais se preguntaba: ¿qué es un viejo? Un sepulcro andante.


Y en "Fin de partida", Beckett fustiga nuestra impotencia ante la degradación final.


Simone de Beauvoir confiesa; "la vejez es un destino, y cuando se apodera de nuestra propia vida nos deja estupefactos".


Y, por otro lado, el psicoanalista Martín Grotjhan señala que nuestro inconsciente ignora la vejez, mantiene la ilusión de una eterna juventud.


Al final, mi amigo Humberto y yo nos asomamos al malecón habanero en una noche de llanto y nos conjuramos para escapar de ese destino aciago, dejando que nuestros cuerpos se sumerjan en un mar que todavía baña de infinita belleza las arenas de nuestra piel.


3 comentarios:

  1. Realmente, el cuadro es un maravilloso reflejo de la decrepitud de la vejez.
    Lástima que el texto que le acompaña no se encuentre a la altura y, sobre todo, que no pueda considerarse del autor, al recoger exclusivamente citas de libros creados a tal efecto.
    Espero que en sucesivas ocasiones el titular del blog recupere la fácil pluma de la que ha hecho gala en otras anteriores.

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  2. Tiene razón mi amable interlocutor, pero es que las citas frecuentemente atesoran más sabiduría que mi humilde texto, independientemente de mi inclinación irremediable a servirme de ellas. Muchas gracias.

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  3. Muchas gracias por su respuesta. En lo sucesivo, espero poder seguir compartiendo con usted el cúmulo de sensaciones que dimanan de grandes obras pictóricas en unión con acertados comentarios críticos. Será un placer continuar esta nueva experiencia de puesta en común de nuevos creadores, a los que les puedo augurar un gran futuro.
    Mantengámos la línea de originalidad, sin acudir a aportaciones externas que, no puedo decir que no enriquezcan, pero nos apartan de la aportación individual.

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