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12 de agosto de 2011

ANDRÉ MINAUX (1923-1986) / HUIR DE LO AMORFO


  • He de reconocer que tomo de los especialistas únicamente aquello que me interesa, tal es el caso, ya repetido en este blog, de Herbert Read, el cual declaró que las imágenes de los artistas son ante todo formadoras, es decir, que le confieren una forma definida a lo que era amorfo; son cristalizaciones de intuiciones mentales fluidas; materializan lo inmaterial, lo inmaduro, las orientaciones meramente sentidas y localizadas de la experiencia sustancial.


    • Efectivamente, el francés MINAUX es el cultivador de una síntesis que por sí sola conforma un modo de vislumbrar, de acceder a esa experiencia que delimita al artista, lo que le hace ser de la forma plástica que al final es.



      • Nada de bellezas buscadas ni sentidas, nada de rasgos excelsos ni metonimias. La representación goza con su propio sentido de lo que aparece, con su significado alcanzado, con la rotundidad de una coloración que difumina o avejenta y a la que no hay que exigirle más. Pues sonoriza la pasión de lo que no precisa tanta contextura y revela dominios y tramas que remiten a la ilusión de mirar lo que no vemos.



      • Cuando hay claudicaciones hacia otros derroteros, la magia permanece y alienta al taumaturgo y entonces se baña en su caudal hasta la hora de cierre. Mañana será la aventura de otra espera.




9 de agosto de 2011

ARNALDO POMODORO (1926) / EL ORDEN DE LAS MUTILACIONES NO CABE EN MIS CUERPOS


  • Si buscamos el paradero de otros conglomerados de monolitos, no tenemos más que preguntárselo al italiano POMODORO, aunque él no creo que nos aclare que su intención era que esas efigies funcionasen como intrépidas reminiscencias de un ideario que pretendía ser omnisciente.
Sus superficies están horadadas, los tajos abren oquedades, interiores o dejan grabadas las heridas ordenadas, geométricas de civilizaciones supuestas o de culturas que se amparaban en esos ídolos para renovar sus teodiceas.



  • Dentro de la esfera la tierra oculta su naturaleza aunque no le sirve de nada, la pirámide comunica su tiempo nuevo y los baluartes las muecas de sus defensas conquistadas.



    • Es una obra cargada de connotaciones, fuentes, mitos y referencias, centrada, asimismo, en una plástica que conjuga el misterio y finalidad artística, lenguaje y sensibilidad panteísta de una humanidad que lo necesita para vivir.



      • La misma necesidad de unos artistas que nos sugieran continuamente nuevos símbolos de la realidad que reflejen estos cambios (Herbert Read).



    • Valles sin lindes, mares sin riberas,

    • cavernas, bosques densos y titánicos,

    • montañas que a los cielos desafían

    • y hunden la base en insondables lagos,

    • en lagos insondables siempre mudos

    • de misteriosos bordes escarpados,

    • gélidos lagos, cuyas muertas aguas

    • un Cielo copian tétrico y extraño.

    • (Edgar Allan Poe).













3 de agosto de 2011

EVA AEPPLI (1925) / LA INFELIZ RAZÓN DE NO CONVERTIRME EN NADA


  • Silencio de nieve por doquier, las campanas están tocando a rebato, mas es lo mismo, las plañideras y ceremoniosas criaturas se han plantado en el hogar de nuestro imaginario y conducen tan pronto nuestros rezos como proporcionan diana a nuestras andanzas.


    • Lo peor no es su hermética configuración y compostura sino la insondable forma de inmiscuirnos en ella. Cabe su hechura de símbolo durmiente pero en su seno se despereza una formulación antropológica que obliga a la razón plástica a descubrir su propio signo sin respuesta.




      • En cuanto la suiza AEPPLI, autora de estas piezas, dé por acabadas las mismas, los espectadores nos adentramos en la visión de una cosmogonía tan incrédula como fiel seguidora de una sumisión a la tragedia y al drama de una concepción épica, aunque bien desprovista de sintagmas grandilocuentes.



        • No hay motivo para asustarse. Y no lo hay porque es la propiedad de un fruto muy bien imaginado y articulado, donde la emoción infiere y no se originan pérdidas causadas.











25 de julio de 2011

MIKE SWANEY (1978) / EMULACIONES Y SÍNDROMES



  • Vamos a contar un cuento tan grande que no quepa en el espacio ni en el tiempo. Vamos a vivir de narrarlo tantas veces y en tantas ocasiones que no haya forma de recuperar su origen y comienzo. Vamos a hacerlo nuestro, cobijarlo entre nuestras sábanas y dejar que nos colme.




    • Si lo habitamos y permitimos la fluidez de su decoro, que sea como un collage que capte idiosincrasias de color sustituyendo habitaciones vacías. Si va a pertenecernos, que sea a caballo entre los ensueños y las elucubraciones. No queremos más si de los que se trata es de ir hacia menos.





      • El canadiense SWANEY, en su obra, aparece como un analítico que se pierde a lo largo de ella en su expresión, pues proyecta, siente, imagina y sueña. Tiene capacidad para que la fantasía de su trabajo sea nuestra compañía, informe nuestra percepción, la de espectador y la de inquisidor de nuevas imaginerías que nos remitan al acontecer de un ciudadano huérfano.






        • Juega con nuestras ensoñaciones de infancia, con nuestros repertorios de misterios por pintar y crear, construye desde las distintas dimensiones de la realidad, una para ti, otra para mí y otra para aquél. Juntas conciben la unidad esencial de lo que se representa como ensayos de la percepción hambrienta carente de adhesión. Necesitamos otra vez los duendes, los elfos y los gnomos para acabar con el insomnio.





          • Enigmas son y aquí


          • Viven para mi ayuda,


          • Amables a través


          • De cuanto me circunda



        • Sin cesar con la móvil


        • Trabazón de unos vínculos


        • Que a cada instante acaban


        • De cerrar su equilibrio.


        • (Jorge Guillén).











24 de julio de 2011

CHRISTIAN YAMAO / NO ESPERO AL INVIERNO


  • De las palabras de Bossuet a la obra y personalidad del argentino YAMAO:

  • "Soy pintor y escultor; tengo mi arte, mi proyecto o mi idea; tengo la elección o la preferencia que concedo a esta idea por un amor especial.

  • Tengo mi arte, mis reglas, mis principios, que reduzco en la medida de lo posible a un primer umbral único, y es por ello por lo que soy fecundo. Con esta regla elemental y este ingenio fecundo que constituye mi arte, concibo de mí un cuadro, una estatua, que en su sencillez es la forma, el original, el modelo inmaterial de lo que ejecutaré en la madera, en el mármol, en la tela donde colocaré todos mis colores.



    • Me gusta ese proyecto, esa idea, ese hijo de mi pensamiento fecundo y de mi arte inventivo. Y todo ello se mantiene junto e inseparablemente unido en mi espíritu, y todo ello en el fondo es este espíritu mismo y no posee otra sustancia; y todo ello es igual e inseparable".
      En resumen, el trabajo este artista es fruto de una concepción entre oriente y occidente, la encarnadura de una impronta que ruge como un incendio manga, que rebobina formas y conceptos, que aglutina y construye con fuerza e intensidad, sin olvidarse que la vivacidad cromática es la determinación que dilata los términos e intensidades de las visión. Dejemos, por tanto, que prosiga.



    • Soy, más, estoy. Respiro.

    • Lo profundo es el aire.

    • La realidad me inventa,

    • Soy su leyenda. ¡Salve!

    • (Jorge Guillén).






20 de julio de 2011

JOSE MARÍA CUNDIN (1938) / LA SUTILEZA Y SU CONTRARIO


  • Si es como dice María Zambrano, que la mano debería colaborar, sin duda, dibujando, en esta simbiosis del sentir y entender, el vasco, residente en Nueva Orleans, CUNDIN, lo defiende, sin necesidad de consignas, desde un sentido armonioso de un caos lumínico que brota sobre la luz, le da sabor y perfume, multiplica la onda que crece en la mirada y permanece con el latido a flor de piel.



    • Después está la otra vertiente, esa de eliminar la belleza y sustituirla por la expresión, que el artista concibe como horma de su zapato, que contiene un alma caricaturesca, vehículo de gramática parda pero confabuladora de designios pictóricos recitadores.



      • En conjunto, si hay un descubrimiento -me remito de nuevo a Zambrano- es que hay expresión de libertad y encuentro de una realidad prometida que al fin accede a hacerse presente, a dar la cara. Realidad que se descubre y sintetiza, se forma entre desvelos, tocando espacios, guiándose bajo los colores y dentro de ellos, examinando las raíces que se funden, y esperando, siempre esperando.




        • A veces, en épocas como ésta en que vivimos,

        • donde todo está desencajado y revuelto,

        • grandes especialista construyen férreos y blindados tarjeteros.

        • Siempre ocurre lo mismo en los días de gran confusión y desarreglo.

        • Y en un siglo tan caótico como el nuestro,

        • surge de pronto una mecánica perfecta de definiciones y clasificaciones.

        • Y se dice: todo está puntualizado y archivado.

        • (León Felipe).















18 de julio de 2011

GIANCARLO ALEJANDRO LEON WALLER (1979) /LA ANGUSTIA ES UN SERVICIO PÚBLICO




  • Que el hombre se dirija a la realidad para tratar de encontrar todo no es extraño. Pero es el artista quien no desatiende a los signos emanados de las propias entrañas para ir con ellas hacia el corazón de la misma. Esa es la razón de que Balthus dijese que pintar es llegar a la profundidad de las cosas.






    • El peruano GIANCARLO LEON WALLER se ha aventurado, irreprimible su ansia plástica, en ese rastreo en el que ha intuido lo que las imágenes, desde su santificación estética, han perseguido en aras de lo que es una continuación sin verso, como es la ruptura de convenciones canónicas sobre la belleza, el ideal, el clasicismo. Había que pugnar por corporeizar el reverso, la inversión de términos, tal como hicieron las vanguardias; por lo tanto, el dar forma y fisonomía a la angustia tiene sus antecedentes, no hay razón para dudarlo, pero también sus consecuentes, y su obra es uno de ellos.








      • Estas visiones apocalípticas pertenecen a tal fruto sin árbol, y si no nos cogen ya con el pie cambiado, sus terribles efectos dejan la huella de lo que sensorialmente hayamos tenido la voluntad de captar. En este caso, la desolación es una descarga plagada de luz viva y cruel, carente de caricias, y, en cambio, ahíta de unos empastes de cocina sangrienta manejada por turbas de íncubos y súcubos, criaturas, en definitiva, útiles para espesar pactos con la mirada y acondicionar entornos con desacuerdo.








        • El marco donde se sitúa la muestra permite a los espectadores no hundirse en una paráfrasis claustrofóbica porque en esas columnas clásicas encontrará reposo, apoyo y reflexión para resistir y hasta vengarse de lo turbio que implora ser más visto con el fin de atraer y fecundar. La cobra ha vuelto a picar.









          • Hoy abrí la ventana que mira al mar y al viento.



          • Y me pareció que había abierto



          • la trampa que estaba aquí en el suelo



          • para los días de las conspiraciones y del miedo.



          • (León Felipe).














UMBRALES INCIERTOS