Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe.
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30 de julio de 2009
JENNY SAVILLE (1970)
29 de julio de 2009
CLAUDIO BRAVO (1936)
El chileno Claudio Bravo es uno de ellos. Es el artista que realiza y acaba lo que la realidad no puede o no llega a producir, el que poseído de una fuerza creadora imparable y un virtuosismo invisible pero subsumido, expresa un universo estilístico que inunda y transforma nuestra mirada casi en un vuelo metafísico sobre la inmanencia plástica, sobre la verdad ilusoria de lo tangible y la naturaleza real de lo intangible.
Las obras de este artista nos trasladan a ámbitos donde sentimientos concomitantes (como placer y dolor) conciben espacios en los que tiene lugar la percepción pictórica en toda su dimensión. Y quizás no sea suficiente pero es bastante, más que bastante.
Humberto me dice que este Malecón fosilizado no transmite ninguna vivencia estética, ya sólo le mantiene un discurso huero que no se sostiene. Yo le contesto que ya Aristóteles, en su Retórica, afirmaba que la verdad únicamente halla expresión de un modo relativo. Tan relativo como que nuestro augusto dios es imaginativo, inteligente, retentivo, justo, fuerte, moderado, sabio, de voz hermosa, apariencia agradable y de buenos modales. Y gracias a estas virtudes objetivas no ha lugar para los disidentes. Y por si lo relativo fuese más que relativo, nos callamos cuando lo vimos acercarse.28 de julio de 2009
LEÓN KOSSOFF (1926)
El fuerte empaste y la densidad cromática hacen de lo exterior una confesión cuya visualización nos aterra porque tal enigma o tales secretos o fuerzas no deben ser conocidos, no han de traspasar el umbral de la carne. Pero este autor se ha atrevido a ello, por eso en estas obras podemos rastrear indicios de angustia, cólera, ansia, y de vidas cansadas y hartas de esperar ese hálito que siempre está desaparecido.
Y también confía en que el espectador participe en esa percepción plástica, en que penetre en esas máscaras visuales y se defina en ellas cual si compartiesen el exhalar las mismas lamentaciones.
27 de julio de 2009
EILEEN AGAR (1899-1991)
La riqueza cromática de sus obras, de tonos vivos y expresivos, se concibe como un microcosmos en el que hasta el desvarío alcanza un equilibrio gozoso, y aunque es una pintura de recorridos aparentemente fugaces y transitorios, los solidifica en aras a la conservación de ese fluido tan fértil que se propone como una función simbólico-representativa de una sociedad en lucha consigo misma y con sus sombras.
24 de julio de 2009
JANNIS KOUNELLIS (1936)
El griego Kounellis, encuadrado en el llamado "arte povera", sigue este aserto fielmente, identificando, seleccionando y utilizando distintas piezas y materiales, casi siempre en desuso, en montajes que son la condición de un enfoque conceptual basado en una interrelación plástica entre propósitos, búsquedas y azares.
El espacio es un foro en el que nos introducimos con el fin de que el acontecimiento tenga lugar y nosotros, espectadores, participemos de su significación planteándole la nuestra.
La emoción y el intelecto son estimulados y provocados por unas experiencias y ensayos que nos circundan y engloban como elementos activos de ellos mismos, nos abren los ojos y por medio de su conformación excitan y suscitan cuestiones culturales y visuales a dirimir y sentimientos a experimentar.
La concepción y los efectos están dados, únicamente queda en suspenso el valor que en cada instante los que nos hemos involucrado le damos.
Humberto y yo, en nuestra esquina del malecón, hablamos de la dificultad de expresar sentimientos agobiados por vientos airados. Imágenes de vida y muerte se nos escapan, huyen, y las de fertilidad y susbsistencia se quedan yermas. No hay forma de interpretar el hambre y la sed que nos acosan. Y eso que sí que no se puede resolver.
23 de julio de 2009
ANDREW WYETH (1917-2009)
El norteamericano Wyeth, con un bagaje pictórico a cuestas nacido de un sentido visionario del oficio, ha asumido y emprendido esa trayectoria y la ha encarado con una energía incansable porque la vivencia ya estaba coagulada, lista para configurarse en el ámbito de lo plástico.
Tonalidades sobrias y oscuras, espacios brumosos que se agrandan para dar dimensión a la crudeza de la soledad y retraimiento, cuerpos en movimiento o quietos pero abstraídos, desorientados ante lo que ven, esas superficies desnudas tanto en el exterior como en el interior.
El medido ajuste cromático nos introduce en una emoción silenciosa que no admite perturbaciones sino miradas densas, introspectivas, que trascienden lo puramente físico hasta inmaterializarlo en una contemplación que desde afuera se hace señal e incomunicación dentro.
El tiempo ha quedado en suspenso, se detiene con el fin de que lo que transcurra tenga la oportunidad de manifestarse en pensamientos que gravitan sobre sí mismos, cerrados en sus dudas, en sus indecisiones, deseando que la pintura sea su suceso, su acontecimiento.
Humberto y yo, al llegar a nuestra esquina del malecón, expresamos la convicción de que el azul de estas aguas está o se va quedando desnudo de tanto despojarle de su tinte. Lo vemos pálido, lánguido, sin energía, escondiendo su mudez, apagando su brillo. Habría que pintarlo de nuevo, nos dijimos, procurarle la vida que le falta, la libertad que necesita, el ron que reclama. Pero el mutismo que nos infecta no lo permitirá y entonces volveremos al negro aunque escupamos sobre él.
22 de julio de 2009
MICHELANGELO PISTOLETTO (1933)
En el caso del artista italiano Pistoletto, el enriquecimiento visual ha de ir acompañado forzosamente del discurso conceptual que está implícito y explícito en su trabajo, tanto que no sería tal sin el mismo.
Y en él aborda nuestra propia confusión en una sociedad convulsa que ignora su capacidad de mirarse y reconocerse en los espejos, en los objetos, en un medio que está enturbiado debido a nuestra incapacidad de fijar nuestra atención en lo esencial.
El uso de desperdicios, despojos, espejos que se mezclan como restos de un desbarajuste ideológico, como saldos de un batiburrillo cultural y existencial, es lo que nos depara esa necesidad de cristal para ver en él una ficción de retrato o simplemente destruirlo porque ya no nos sirve.
Este enfoque visual se inscribe en la voluntad de hacer surgir la realidad total como un ente a desentrañar y sentir y no como una dimensión que nos facilite vías de escape, refugios donde cobijar mentiras y soledades.
Somos mediadores a los que ya nos les queda tiempo para interceder, le digo a Humberto. Y recogemos retazos que somos incapaces de reunir en un orden simétrico. Hasta Plotino le ha dicho al Malecón que nos repudie porque en el espíritu neoplatónico no cabe el ron, sólo el vino sagrado. Y como no tenemos nada que hacer, seguimos bebiendo y apurando la humedad de la piel que nunca será nuestra.