La riqueza cromática de sus obras, de tonos vivos y expresivos, se concibe como un microcosmos en el que hasta el desvarío alcanza un equilibrio gozoso, y aunque es una pintura de recorridos aparentemente fugaces y transitorios, los solidifica en aras a la conservación de ese fluido tan fértil que se propone como una función simbólico-representativa de una sociedad en lucha consigo misma y con sus sombras.
Las penas que a mí me matan
son tantas que se atropellan
y como de matar se trata......
El resto fue ya una bacanal de silencio.
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