- En las obras del francés CAYO se entrecruza todo lo que aparece y hasta lo que no aparece en el soporte. Son vestigios, huellas, fragmentos y pedazos de formas que combaten por abastecerse del color que las identifique.
- Las superficies ya no son tales, se enmascaran en topografías que gracias a su plasticidad se alimentan de visibilidad, de ficciones inacabadas y de ensoñaciones dinámicas que tienen grabados sus significados en cada uno de sus rasgos.
- No sólo están invitando a la mirada a un baile polícromo y revuelto, sino que además conjugan un vocabulario bullicioso que sintetiza las claves de observación y de pensamiento centradas en una formulación impotente ante tanto caudal sin orden.
Los dioses hacen dioses de un remiendo.
(J. Sabina/ P. Varona)
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