- No hay Feria que no deje su propia esencia para el discurso opíparo de los espectadores. La de la edición de Arco de este año ya ha forjado y consolidado la teoría de la mediocridad, espejo y respuesta de la ficción de un país que evacua entre estertores.
Toda una teoría que nos ha deleitado como nunca porque en el fondo de ese adocenamiento brillan las auras, a dios gracias, de los de siempre, ya casi todos muertos, pero que acabarán resucitando si tal es su insistencia, pues al fin y a la postre nos proporcionarían mayores obras y día de gloria.
- El resto acabará en un almacén para desgracia de chinches y ratas que ignorarán que están ante objetos y días de lo sublime, a los que no podrán meter mano porque son duros de roer y antipáticos de mascar.
No conozco las claves ni poseo las cumbres,
ni siquiera el secreto que ilumina la lumbre.
(Pancho Varona)
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