28 de noviembre de 2014

RAFAEL MARTÍN (1935) / SIGO SIENDO CARNE


  •  Sí es cierto que el fervor de la obra de arte libera en cada uno de nosotros unas fantasías únicas y excepcionales. Y también que para el propio artista es un esfuerzo supremo, un jadeo de todo el ser, en el que la creación desgarra, cierne, asemeja y aprieta. 


  •  En el argentino MARTÍN la visualidad está consagrada a la apropiación de unas reflexiones y sensaciones con el fin de elevarlas a la altura de una emoción capaz de dominar el tiempo y el espacio, con el ser más allá y la metamorfosis más acá.


  • Sus esculturas son esfinges de ahora, que nos hablan del presente, que auguran el futuro, que gritan y miran al cielo. Son sueños de nunca acabar, de formas imperfectas que constituyen la perfección, que denotan un misterio y que con su contribución empezamos a conocer y sensibilizarnos con él. 

Sólo un instante de fulgor y en él
vivir la eternidad, mientras la sombra
arrastra brutalmente a los mayores.
Ojos abiertos frente al mar: la vida
era ya para siempre un reino inmenso.
(José Luis Rey)

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