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12 de enero de 2011

ARTHUR BOYD (1920-1999) / YO SOY EL QUE BUSCAS

  • A BOYD le han precedido en este blog otros grandes artistas australianos y todos nos han abierto formas de ver íntimamente vinculadas a una sociedad multiétnica, en perpetuo cambio y acogida migratoria, integrada bajo una geografía que impone lienzos mestizos de furia y sangre.
    • En esta obra, de hallazgos pictóricos retomados, vueltos a insertar y convalidados, se observa como los nexos, los maridajes se conforman sobre la base de una tragedia todavía inconclusa. Están ahí, en la representación de una influencia telúrica que nunca se apaga. Son esquemas desequilibrados que carecen de abreviaturas.

      • La asimetría de las escenas e imágenes, de las figuras y paisajes, configura el arrobamiento cromático, que es el vértice sobre el que se sostiene cada faceta, cada aspecto, indagando a través de él el límite definitivo.


        • Estamos, por tanto, ante una pintura de huellas y testimonios de una realidad primigenia, pero aderezada con caracteres vibrantes de fantasía atrapada por la liturgia de lo que jamás será una orografía estéril.

          • Se está preparando la riada de los muertos. De los vilmente muertos. Y hay que tener miedo, porque los muertos están unidos. (Alberto Vigil-Escalera).





1 comentario:

  1. Muy originales las obras de este artista. Nunca había visto obras de este estilo, y me gustan. Tienen mucho color. Los pasajes son distintos a los de España. Los árboles en lugar de hojas tienen cabezas humanas, por lo que se comprende que el autor posiblemente tuviera mucho aprecio, y muy encuentra a la naturaleza viva. Los trata como si fueran humanos, de ahí que una mujer esté charlando con un árbol que es lo más natural del mundo para el artista.

    Por otro lado también pinta paisajes crudos en donde las piedras son enormes y no hay un atisbo de vida.

    Arthur Boyd también le da color al amante celoso encañonando una escopeta. Siempre la naturaleza está presente tanto en la vida como en la muerte. Los colores no son colores agresivos y sí suaves que transmiten tranquilidad dentro de la agresividad de la escena.

    El fantasma quemado bamboleado por una gran ola, esa es la sensación que me da, sí transmite terror, pero no porque se esté quemando si no, por la caída tan brusca después de una gran tormenta. Evidentemente el agua apagará el fuego, eso sí, el ser quemado quedará ahogado. Aunque también puede ser la caída desde el “cielo” por ser pecador al “infierno, donde se quemará para pagar sus pecados”. Tal vez este cuadro pueda ser religiosos, el mal no tiene cabida y con ello sólo obtenemos destrucción, la destrucción del propio hombre contra el hombre.
    La última obra convierte la penumbra de la muerte en algo malvado, aunque el Ángel con el ramo de flores suaviza la muerte dando color el ramo de flores, y por ello lo natural de la muerte. Reunión de muertos conversando en la tranquilidad de sus oposentos.

    Saludos

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