- El que haya aparecido ante mi vista la artista colombiana PENAGOS es el azar de la suerte o la suerte del azar, que al fin y al cabo todo se combina y se nutre de espacios que vamos ocupando cuando el silencio los va dejando vacíos.
- Y es que sus obras escultóricas nacen como juegos de sospechas de lo que podrían llegar a ser cuando en realidad ya son. Es ese momento el que se presenta y encuentra esas formas que ya no son proyectos sino consumaciones de volúmenes y extensiones que guardan similitud con un misterio que para ser efectivo debe seguir aplazado.
- Delante de nuestras miradas se posan seres diminutos que conforman cuerpos lúdicos, curiosos, en su inmovilidad o movimiento, de la transformación operada. Después contemplamos las huellas que el rostro inmutable, pétreo, ensimismado de una figura inexistente ha grabado en un lecho vertical. ¿O son las marcas de unos entes espectrales que han emitido esas señales? ¿Por qué no preguntárselo al espécimen de raíz enroscada?
- Celebrando que la autora no ha perdido ocasión de filtrar esos manantiales de los que brotan materiales que son paráfrasis de la imaginación bajo la sonda de la realidad, nosotros, como espectadores, ciframos esa manifestación creativa sin necesidad de añadirle lecturas. No son requeridas pues al fin y a la postre se despiertan solas.
- No me deis amigos pares,
- darme siempre amigos nones;
- para un árbol sin raíces
- ¡igual da que nazcan soles!
- (Alberto Vigil-Escalera).
- Esto último dedicado a mi cariñoso amigo, Alfonso García, nuevo director del diario en la red "Estrella Digital".
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