- No es preciso más que una ficción en un momento concreto para que el austríaco ANZINGER dé forma a una figuración que se ve y se plasma como el reconocimiento entre grotesco y fabuloso de una relación concreta.
- No hay una secuencia ordenada, sólo una imaginación que traslada desde el pensamiento ya encendido unas escenas que han pasado del anverso al reverso, de la mímesis a una deformidad que las engrandece y significa.
- Son obras que no se proponen ofrecer una canto plástico melodioso ni esperan que el orden y la jerarquía las salven, al contrario, su meta es la transformación con la mayor crueldad y al mismo tiempo con la fuerza que les proporciona una sagacidad basada en la naturaleza de una estética asombrada.
Cavar una fosa supera, a menudo, las fuerzas de la naturaleza.
(Los Cantos de Maldoror)