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22 de marzo de 2015

MATÍAS SANTA MARÍA / EL ESPÍRITU DE UN ENGAÑO NARCÓTICO


  •  ¿Se puede afirmar sin dudarlo que el arte únicamente vive a través de la percepción? Si es así me quedo con la aprehensión de estas imágenes, que son como los intestinos de una visión fuera de nuestra atmósfera, vagando cierta y segura por el fin, sea cual sea. 


  •  El chileno SANTA MARÍA es un mago del juego cromático, de la luz, del contraste, de un coro polifónico que abarca un cosmos en el que cabe todo, más grande, más pequeño, más significante, más significado, más poético, más ensimismado, y sin tristezas y deserciones.  


  •  Con lo cual llegamos a lo más enfatizado, a aquello que proclama al arte como la manifestación de impulsos y valores relevantes que no pueden expresarse de otro modo, ya que la obra es una fuerza independiente, autónoma, intransferible, singular, que renueva al que entra en contacto con ella. 

Ciegas formas sin cielo y sin camino.
Ciegos cuerpos sin luna.
No amáis. No padecéis. No sois delirio
de amor. No sois tortura.
(Carlos Bousoño) 

21 de marzo de 2015

KARL OTTO GÖTZ (1914) / POR SIEMPRE


  •  No hay tal violencia ni tal nihilismo en una obra como la del alemán GÖTZ, ni mucho menos la muerte de la personalidad humana. No es este el mensaje al que alude el arte contemporáneo o moderno en sus momentos más libre y puros, querido Mumford. 



  •  Este informalismo, tachismo o expresionismo tiene la cualidad de lo que no envejece ni envejecerá nunca, no esa espantosa rapidez con que lo hacen las novedades, las modas, en su sentido más actual y a las que alude Gabriel Marcel.  Pues ha sido una renovación artística que ha dado vida -y seguirá dándola- al desarrollo de sentimientos colectivos poderosos.

Hoy sólo queda un vacío que gira como la ausencia 
y la voz y el acorde de la desesperanza.
(Carlos Bousoño) 


15 de marzo de 2015

KARL HOFER (1878-1955) / ¿ES EL MEJOR MUNDO POSIBLE?


  •  Faltaba incluir en este blog a este gran artista de la Nueva Objetividad, HOFER, en cuya obra queda patente el horror y la violencia, que no se ven, pero se perciben, porque sus personajes son la antesala de la muerte, son las horas agónicas, los tiempos en que la resurrección se ha desviado de su curso al tomarse vacaciones.


  •  No hay mejor objetividad que "el papel constante desempeñado por la propensión del ser humano a simbolizar su experiencia, y en particular el rol dinámico del símbolo estético a la hora de revelar la naturaleza humana y modificarla ulteriormente" (Lewis Mumford). 


  •  Bien es verdad que en su pintura de sombras perfilando claridades, el hombre es algo que todavía no ha sido superado, tal como pretendía Nietzsche), sino una mera máscara derrotada, desolada y fatídica. No obstante, su creación quedará para siempre como una huella viva e inmutable de lo que no era nuestro destino sino nuestra condenación.   

Si es que pudiéramos ver a la muerte algo sabríamos.
Algo nuestro ojo vería en el verde de los árboles,
en las plumas de las aves, en el corazón del viento,
en la montaña, en el río, y más allá en el fondo del alma.
(Carlos Bousoño) 

11 de marzo de 2015

AUGUSTO MARÍN (1921-2011) / DESDE EL SUEÑO ETERNO


  •  El puertorriqueño MARÍN, al transformar, visualizar y dar forma, daba expresión en sus obras a unas fuerzas colosales entre lo crucificado y lo telúrico, entre lo irreal, lo creyente, lo ficticio y la rupturas expresionistas de una concepción plástica muy latinoamericana.  


  •  El ritmo interior de su pintura es la contemplación de unas criaturas alumbradas biológicamente por una luz que se apaga o que se enciende según se va extinguiendo la vida de esa realidad, que para él es la suma de un imaginario entre el cielo y la tierra. 


  •  Su estampación, que se mece entre diversas latitudes, se traduce en fuerza y energía, en una creación -teoría al canto- que se gesta en el momento en que el espectador la contempla, con lo que se conserva siempre actual.  

A vuestro cuerpo llamará la tumba.
Por eso triste veis la luna suave
y no hay ya luz para vosotros, ni albas,
ni céfiros, ni aves.
(Carlos Bousoño) 

8 de marzo de 2015

JOSELITO SABOGAL (1971) / VISIONES QUE ME ARRASTRAN


  •  Son obras que contienen sombras de unos orígenes olvidados que han tenido su historia y que no han perdido contacto con la percepción de una humanidad que camina bajo otros palios. No obstante, hay un significado relacionado con el sentido de cada una de ellas y que está en manos de quien las mira. 


  •  Seguramente el peruano SABOGAL se diría que su hacer estético radica no sólo en una sólida base sensorial, en una configuración estilística que la identifica, en una visión que sale de habitar en unas catacumbas, sino también en una fuente de honda emoción y conocimiento. 


  •  Aunque la experiencia de sí mismo, la confesión de sí mismo no es todavía verdadera creación (Goethe), en este caso la idea ha culminado en un cosmos gestado según el proceso va cubriendo las debidas fases de una transformación que ya es pura aleación, madura fantasmagoría de lo subconsciente, de lo antropocéntrico, de una plástica que conjuga ambos elementos hasta un logro visual que casi puede considerarse una encarnación mística y divinizada. 

Estaremos por siempre solitarios.
Tristes por siempre y sin retorno.
También como a la tierra irá llenándonos
lenta desolación, sombra, despojo.
(Carlos Bousoño)

5 de marzo de 2015

AMANDA GARCÍA RECELLADO (1974) / METAMORFOS


  •  Un autor, no recuerdo ahora quién, escribió que hay un surrealismo eterno, que se encuentra en Apuleyo, en los románticos alemanes o en todos los surrealistas contemporáneos propiamente dichos.


  •  Surrealismo que no va a extinguirse porque forma parte de nuestra condición humana y es la constante de una búsqueda, hasta de un estilo ya sea individual o colectivo. Y es que el espíritu lleva en sí mismo su propia morada y puede hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo (Mary Shelley).  


  •  La madrileña AMANDA, partiendo de esa premisa, configura, desde una espontaneidad imaginativa y vertiginosa, una conjugación de morfologías, espacios imposibles y unos valores cromáticos que acentúan convincentemente la panoplia de unos escenarios oníricos que gravitan, no como una pesadilla de monstruos en marcos de luz encendida, sino como una sucesión de destinos gozando de una libertad desenfrenada, continuamente transformándose para así exigir esa vida que frecuentemente queremos negarles. Pero la artista los ha rescatado y visualizado en aras de una memoria imprescriptible.  

Porque has de ver tierras estériles
y muertos sin remedio ni esperanzas.
(Carlos Bousoño)

2 de marzo de 2015

RAÚL ROMANILLOS / LA AUTENTICIDAD DE LOS ROSTROS DE HIERRO


  •  Cuando contemplo obras de este calibre me dan ganas de llevar la contraria a Charles Morgan y convencerme de que el valor fundamental del arte consiste en ofrecer al hombre un espejo en el que pueda ver lo que ha sido, lo que está en trance de ser y, a partir de ahí, por un acto de imaginación creadora, considerarse como parte de la naturaleza y, quizá, reconocer en sí mismo un dios.  


  •  Lo cierto y verdad  es que en estas esculturas del español ROMANILLOS ya no están aquellos objetos de belleza que, paradójicamente, ofrecían un signo de lo efímero por su falsedad, esa "vanitas" que nos recuerda la caducidad y la muerte. Al contrario, esta chatarra, símbolo de nuestra era, destinada al anonimato, la desaparición o la tumba, por mor del mediador que ha sondeado en ella, que ha extraído su pureza, se percibe la nueva naturaleza en la que se ha transformado, hasta constituir su propia realidad y autorretrato sin necesitar ninguna máscara.  

 Bien es verdad que el autor ha partido de un pensamiento puramente abstracto, mas la consecución final es empírica, gracias a la observación y a un sistema de tanteo. Ha operado, parafraseando a Eliot, como un gran creador que es inconsciente cuando corresponde y consciente en el momento oportuno. Sensibilidad e intelecto estrechamente fusionados.     

  • Después, se hace preciso destacar su agudeza y perspicacia en intuir la potencialidad y hasta metafísica de ese material arrumbado, olvidado y roto. Como le proporciona un rostro y una cabeza que, siendo el reverso de la estatuaria clásica, encarna un dinamismo de instinto y razón, de saber y emoción, cual si fuese un ser similar al nuestro, con el que dialogar sobre el horror y lo imperecedero, porque ahí residirá la diferencia entre él y nosotros: la infinitud.


Tengo el dolor de muchos cuerpos
que la tierra pisaron con trastorno
y un día se tendieron para siempre
a escuchar a otros muertos, en reposo.
(Carlos Bousoño)      

UMBRALES INCIERTOS